Adrianne Lenker y Big Thief, la banda del siglo XXI
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Adrianne Lenker y Big Thief, la banda del siglo XXI

Sergio Ariza — 25-04-2023
Fotografía — Archivo

Los estadounidenses Big Thief cierran la gira europea de presentación de Dragon New Warm Mountain I Believe In You en la península. Por ese motivo hemos decidido publicar un especial sobre la que es una de nuestras bandas más queridas de la actualidad.

Big Thief estarán actuando en Barcelona (26 abril, Sala Razzmatazz), Valencia (27 abril, Sala Moon), Madrid (28 abril, La Riviera) y Lisboa (29 abril, Lisboa Ao Vivo).

Una pareja toca en el parque Washington Square de Nueva York, ella canta y toca la guitarra, él lleva una guitarra eléctrica sobre el hombro pero no toca, solo hace armonías cuando llega el estribillo. Hay un par de personas grabándoles, pero la sensación general es de indiferencia, nadie se para a echar dinero y un hombre sentado en un banco a escasos dos metros de distancia les da la espalda indiferente. Ella canta con una intensidad concentrada, metida en su propio mundo. Es un momento mágico que quedó grabado para la posteridad por uno de esos dos móviles y subido a YouTube al día siguiente, 26 de julio de 2014, bajo el título “dulce voz en Washington Square NY”.

Ahora ella, Adrianne Lenker, ve como Jeff Tweedy de Wilco hace versiones de sus canciones o recibe los elogios de la estrella de pop Carly Rae Jepsen, mientras que él, Buck Meeks, ha tocado con Bob Dylan, mientras que su grupo, Big Thief, canta para miles de personas en Glastonbury y llena varias salas a su paso por España. Pero la intensidad con la que siguen dedicados a la música es la misma que en ese momento de 2014 en el que eran unos completos desconocidos.

Es difícil imaginarse una vida más rocambolesca que la de Lenker. Nació mientras sus padres estaban integrados en una secta religiosa. Cuando salieron de allí pasaron temporadas viviendo en una furgoneta, a los ocho años ya había compuesto su primera canción y a los trece grabado su primer disco. Su padre la intentó convertir en una estrella del pop pero entonces descubrió a Elliott Smith y eso le cambió la vida. Se independizó a los diecisiete años y, a pesar de no haber ido al instituto por estar centrada en su carrera musical, consiguió una beca para el prestigioso Berklee College Of Music gracias a la fundamental ayuda de Susan Tedeschi.

En 2014 conocería a otro ex alumno de Berklee con el que comenzaría a tocar, Meek, y allí es donde comienza nuestra historia, ya que ella misma rechaza sus primeros trabajos como si fueran deberes de estudiante. Lo que está claro es que en 2014 su estilo ya está definido, como se puede comprobar en el que ella considera su disco de debut, “Hours Were The Birds”, publicado el 9 de enero de 2014. Un disco desnudo, solo ella con su voz y guitarra, que es melancólico y agridulce, si buscamos la comparación con Smith, podríamos decir que es su “Roman Candle”. Hay mucho potencial en sus canciones y el 1 de mayo publica dos EP’s simultáneos junto a Buck Meek, “a sides” y “b sides”, en el primero rescata la mejor canción de su anterior disco, “Indiana”, a la que se añade la voz de Meek y sus adornos con la guitarra eléctrica. Una fórmula que repiten en otra canción muy destacable, “Jonathan”, o en “I Still Hear You” con la que queda claro que el hecho de que Lenker lleve tatuados unos versos del “Suzanne” de Leonard Cohen no es ninguna casualidad. Con la furgoneta blanca de la portada se van de gira y lo convierten en su vida. Se casan al año siguiente.

Es en ese momento cuando toman dos decisiones muy importantes, primero Lenker decide comprarse su primera guitarra eléctrica, la elección una Stratocaster, pero el cambio con su querida Martin Cutaway acústica con la que ha compuesto todas sus canciones es demasiado brusco, así que sigue los consejos de Meek y habla con el amigo de este, Aaron Huff, que trabaja en Collings, una marca de guitarras hechas a mano, en la que le hacen a encargo una SoCo semi-hueca que se convertirá en su guitarra principal, igual que la Collings I-30 LC es la principal de Meek. Eso sí, Lenker no se ha rendido con las Stratocasters y este mismo año se ha hecho con una del 66. Como ella misma dice "sólo llevo tocando la eléctrica desde los veintitrés años, es decir, desde hace siete. Siento que mis días de rock’n’roll todavía están por delante. Ahora estoy preparada para la Strato".

La segunda decisión que tomaron será todavía más importante, ese mismo año forman Big Thief con Max Oleartchik al bajo y Jason Burger a la batería, y en 2016 graban su primer disco, “Masterpiece”, con James Krivchenia como ingeniero en la grabación. Las promesas de sus primeros trabajos se hacen realidad con un disco de notable alto en el que aparecen las primeras canciones gigantescas de su carrera, como la brillante “Paul”, la canción que cantaban en la escena que abría este artículo, o la canción titular, con la banda convirtiéndose en una especie de Neil Young & Crazy Horse pasado por filtro indie. Las composiciones de Lenker están en la línea de los grandes compositores que admiran, Elliott Smith (cuya sombra vuelve a sobrevolar en "Velvet Ring"), Neil Young , Townes Van Zandt o John Prine, todo tocado por una banda con una alquimia muy especial.

Nada más finalizar la grabación Krivchenia sustituye a Burger en la banda y la química mejora, en 2017 entran a grabar su segundo trabajo, “Capacity”, una obra continuista pero con mejores canciones, joyas como “Shark Smile”, su mejor canción hasta ese momento, la titular, con la guitarra de Meek recordando una vez más a Young, la emocionante “Watering”, “Mythological Beauty”, cantada desde el punto de vista de la madre de Lenker, o “Mary”, una dramática balada de piano que pone en primer plano la cautivadora voz de Lenker.

En 2018 la banda se toma un descanso y el matrimonio de Lenker y Meek se disuelve amigablemente. Ese año la cantante saca su trabajo en solitario “abysskiss”, un tranquilo compendio de su creatividad melódica, tanto en el apartado vocal como en su maravillosa forma de tocar la guitarra con el 'fingerpickin'. Entre sus canciones destacan la aterciopelada “cradle”, con unas elegantes segundas voces, grabadas también por ella misma, y “symbol”, suave como una sonrisa.

Y llegó 2019 y Big Thief lo convirtieron en su año, sacando dos discos enormes. El primero fue “U.F.O.F.”, el más cercano al intimismo de los trabajos en solitario de Lenker aunque, a pesar de su aire preeminentemente acústico, cuenta con unas interpretaciones increíbles a cargo de la banda y unos arreglos muy cuidados. También era su mejor colección de canciones hasta esa fecha, la titular, “Contact”, la inmejorable “Cattails”, “Orange”, “Century”, “Strange”...

“Two Hands” era la otra cara de la moneda, el disco más eléctrico y caótico, con la banda grabando en directo, voz y música, y dejando las imperfecciones dentro, es su obra más cercana al espíritu de los discos de Neil Young & Crazy Horse como bien se prueba en ese monumento hecho canción llamado “Not”, en el que ponen tanta intensidad que parece que al final vayan a extinguirse envueltos en llamas, con una Lenker totalmente entregada a su solo, sobre todo en directo. Eso sí, no es la única gran canción de un disco en el que también aparecen “Forgotten Eyes”, “Shoulders” o la primera colaboración entre Lenker y Buck en la composición, “Replaced”.

Por si fuera poco, en 2020, con la pandemia cancelando la gira de Big Thief, Lenker repitió la jugada y sacó otros dos discos en solitario, “songs” e “instrumentals”. Ambos estaban bañados en el dolor de su ruptura con Indigo Sparke, como se puede comprobar en el hermoso sencillo de presentación de “songs”, “anything”, o en esa preciosidad instrumental que se va por encima de los veinte minutos llamada “music for indigo”, en la que puede sacar a relucir que sus primeras influencias musicales fueron Pat Metheny o Michael Hedges.

Por su parte, Meek aprovechó el parón de la pandemia para darse el lujo de tocar con Bob Dylan en un proyecto muy especial, su película de 2021 “Shadow Kingdom: The Early Songs Of Bob Dylan” (que este año aparecerá como disco), en la que el bardo de Minnesota, con ayuda de una banda con Meek de guitarrista, reinventa varios de sus clásicos como “Most Likely You Go Your Way and I'll Go Mine”, “Just Like Tom Thumb's Blues” o “It's All Over Now Baby Blue”.

Y, finalmente, el 11 de febrero del 2022 se volvían a reunir con Dragon New Warm Mountain I Believe In You, un disco doble desbordante que puede considerarse su obra maestra, con un inicio demoledor en el que aparecen seguidas la delicada “Change”, la intrincada “Time Escaping”, el gozo country de “Spud Infinity” y la preciosa melodía de “Certainty”, luego también aparece “Little Things”, que explica a la perfección la relación maravillosa entre los dos guitarristas de la banda, con Lenker llevando el onírico ritmo con su doce cuerdas y Meek coloreando aquí y allá con su Collings I-30 pasada por un Leslie.

El primer disco se cierra con el trip hop agobiante de “Blurred View” mientras que el segundo se abre con el country luminoso de “Red Moon”, algo así como el equivalente musical, al revés, del plano de transición de “2001: Una Odisea del Espacio” en el que un hueso de la prehistoria se convierte en una nave espacial. Es increíble que una banda acostumbrada a hacernos llorar sea capaz de entregar una canción a la que es imposible resistirse y que acabará pintando una sonrisa en el rostro del más amargado (hasta el señor Scrooge se ablandaría ante ese grito espontáneo de Lenker, "That's My Grandma!").

Es gozoso volver a escuchar a Lenker y a Meek cantar juntos, con la cantante totalmente entregada y Matt Davidson, un colaborador habitual, saliéndose con el fiddle. Con casi los mismos elementos, el fiddle de Davidson en papel protagonista, la banda nos rompe el corazón con la siguiente canción, “Dried Roses”, en la que se pasea la vieja huella de Iris DeMent. Con “No Reason” suenan a banda folk pop de los sesenta, solo de flauta incluido, pero vuelven a descolocar a todo el mundo con “Wake Me Up To Drive”, otra canción a un millón de años de luz de la anterior. Mientras que “12000 Lines” es otro de los puntos fuertes del disco, una canción devastadora que nos hace ver que Lenker, además de uno para Neil Young, también tiene otro altar para Joni Mitchell. Claro que la alargada sombra del gigante canadiense, junto a Crazy Horse, vuelve a aparecer en “Love Love Love”, con Meek metiendo esas notas angulares que parecen romperse contra la melodía de Lenker. Y luego está esa preciosidad llamada “Simulation Swarm” en la que la influencia de Hedges y Mitchell se mezclan sin problema.

El cierre llega con “Blue Lightning”, un tema optimista que Lenker remata con ese “Yeah, I wanna live forever til I die”, con el que suenan como una especie de los The Band de “Music From The Big Pink” actualizados para el Siglo XXI, con una banda brillante alcanzando, finalmente, su pico. La música se para y se puede escuchar una voz que pregunta “¿Qué hacemos ahora?”. Y es que ¿qué se hace después de grabar una obra maestra? Pues se sale de gira y se confirma en el escenario lo que ya dejaba ver el disco, que Big Thief es la mejor banda de la actualidad.

 

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