¡Ahí os quedáis! Seis décadas de deserciones grupales
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¡Ahí os quedáis! Seis décadas de deserciones grupales

José Carlos Peña — 24-03-2020
Fotografía — Archivo

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Los 80

Vince Clarke (Depeche Mode)
La fama no está hecha para todo el mundo. El éxito del primer disco de los de Basildon pilló con el pie cambiado a Vince Clarke, que buscaba un enfoque más experimental en el estudio. Apenas duró año y medio en el grupo: se iría en noviembre del 81 para formar los efímeros Yazoo y dos años después, los mucho más longevos y comercialmente solventes Erasure. Hace pocos años trabajó en un disco puramente electrónico con Martin L. Gore, al que apenas había conocido en la era de Depeche, según confesó en entrevistas.


Roger Hodgson (Supertramp)
En los setenta la banda británica había alcanzado norme popularidad con su pulcra fórmula de AOR para amplios paladares, desde una asumida bicefalia creativa. Pero cuando más disfrutaban de su posición, el tándem formado por Rick Davies y Roger Hodgson partió peras en 1983 entre agrias discusiones. Hodgson abandonó Supertramp para emprender su carrera en solitario, mientras Davies continuaba al mando de lo que quedaba de la formación. Hodgson declaró entonces que se fue porque la única motivación que tenía el grupo era “el dinero” y quería pasar más tiempo con su familia.


David Lee Roth (Van Halen)
El cantante-estrella del grupo de hard rock comercial más popular del mundo dio la espantada tras la gira de 1984 (84), cuando su grupo disfrutaba de las mieles del éxito masivo, para emprender una carrera en solitario. Sus diferencias con el guitarrista Eddie Van Halen fueron insalvables. Roth había propuesto a su banda grabar un disco de versiones, pero la idea fue rechazada y el cantante sacó su primer disco ante el disgusto de sus compañeros. Como sucede en muchas ocasiones, la separación no resultará rentable para ninguna de las dos partes, que no repetirán la repercusión de Jump.


Wayne Hussey y Craig Adams (The Sisters of Mercy)
A mediados de los ochenta, The Sisters of Mercy eran el grupo “gótico” por excelencia -Bauhaus se acababan de separar- y habían publicado un debut memorable (First and Last and Always, 85), pero las tensiones entre el difícil Andrew Eldritch y sus tres compañeros estaban a punto de explotar. Tras terminar a duras penas una gira en formato trío (el guitarrista y cofundador Gary Marx ya se había largado) Hussey (guitarra y voz) conspiró junto al bajista Craig Adams para formar The Mission y hacerle abierta competencia a Eldritch en la liga de los grupos oscuros. Ambas formaciones tuvieron un considerable éxito hasta los primeros noventa.


Johnny Marr (The Smiths)
Verano de 1987. Abrumado por el ritmo inhumano y la negativa de Morrissey a contratar un manager que aliviara sus responsabilidades, el brillante compositor y guitarrista de veintitrés años vuela a Estados Unidos con su novia para olvidarse de todo. Los otros tres alucinan. La prensa musical mete cizaña y el cisma se hace irreconciliable cuando Marr descubre que Morrissey y compañía están probando a suplentes. Marr contraatacaría ofreciéndose como mercenario de lujo (The Pretenders, Talking Heads). Con disco póstumo en las tiendas, "Strangeways Here We Come"(87), se cierra la fulgurante trayectoria de los de Manchester. Con un epílogo: en 2008, una reunión secreta entre Marr y Morrissey para resucitar a la banda sin el defenestrado batería Mike Joyce (que les sacó un dineral en un sonado juicio por los royalties a finales de los noventa) no fructificó. Según las memorias de Marr, Morrissey desapareció tras aquel encuentro. Pero lo cierto es que el guitarrista ha sido siempre un culo muy inquieto: no aguantó mucho tiempo en Modest Mouse y The Cribs, las dos bandas en las que militó antes de activar su tardía carrera en solitario. Siempre ha alegado razones creativas para justificarlo.


Ian McCulloch (Echo & The Bunnymen)
Otro clásico: en 1988, en su pico comercial, el cantante de la elegante banda de Liverpool pensó que era el momento de prescindir de sus compañeros para iniciar su propia carrera. La cosa degeneró en farsa cuando el guitarrista Will Sergeant, el batería Pete de Freitas y el bajista Les Pattinson enrolaron otro vocalista, con el que grabaron un disco que sería despellejado, "Reverberation" (90). Fue la época negra en que McCulloch rebautizó a sus ex como “Echo & The Bogusmen”. Cantante y guitarrista firmarían las paces para trabajar en el 94 bajo el nombre Electrafixion. Tres años después, recuperarían su nombre original sin el batería Pete de Freitas, muerto en accidente de moto en 1989. Y aunque su relación no parece ideal (suelen grabar sin verse), continúan con más pena que gloria.


Brix Smith (The Fall)
La irrepetible criatura musical de Mark E. Smith tiene probablemente el record mundial de deserciones (¡más de sesenta músicos!). El grupo entero llegó a amotinarse en una gira americana. Para el gruñón mancuniano, el caos nunca fue un problema. Todo lo contrario. “Si la gente no trabaja con las mismas personas de hace diez años, no entiendo por qué tengo que tocar siempre con los mismos”, afirma en "Renegade", una especie de memorias sin desperdicio. Tenía la teoría de que renovar la sangre a cualquier precio mantenía el nivel. La versión de sus músicos, espantados ante su carácter anárquico-despótico y sus excesos etílicos, no era exactamente la misma. De hecho, los cambios habían empezado incluso antes de grabar Live At The "Witch Trials" corrosivo debut de 1978. La carismática y joven norteamericana entró como guitarrista en 1983, influyendo en un sonido más pulido y pop (naturalmente, su marido desmentiría esto). Salió en 1989 (¡récord de estabilidad!), al mismo tiempo que se divorciaba del genial misántropo, y la enésima nueva etapa se abría para la formación.


Dee Dee Ramone (Ramones)
El bajista original de los neoyorquinos y autor de canciones inmortales como "Commando" lo dejó en 1989. Con una vida trágica marcada por las adicciones y las depresiones, dio un paso a un lado harto de tanta carretera y del mal rollo grupal, aunque no se despegaría del todo de la banda de su vida y tocaría en su último concierto en 1996. Tras grabar algunos discos en solitario completamente olvidados -incluyendo uno de rap-, murió en 2002 a causa de una sobredosis de heroína. Sus compañeros reclutarían a CJ Ramone hasta su disolución.

 

Los 90

Bill Wyman (The Rolling Stones)
El bajista de los Stones tiró la toalla en 1990, aunque la banda lo hizo público tres años después. Hoy es algo impensable. Las versiones sobre su abandono son contradictorias, pero seguramente pesó el abrumador predominio artístico del tándem Jagger-Richards, así como una carrera que empezaba a hacerse eterna. En su autobiografía Richards sostiene que Wyman tenía miedo a volar… El músico no fue sustituido oficialmente por otro bajista, aunque desde entonces Darryl Jones ocupara su lugar con sobrada dignidad y escaso reconocimiento. La banda tuvo el detalle de invitar a su excompañero a tocar un par de canciones en algunos conciertos de celebración de su cincuenta aniversario. A él le supo a poco, y viejos rencores afloraron en algunas entrevistas.


Boris Williams (The Cure)
El batería canónico de la banda de Robert Smith, con permiso del desastrado Lol Tolhurst, y por mucho que le duela al pobre Jason Cooper, que lleva un cuarto de siglo en el puesto y hasta ha adoptado el peinado con laca marca de la casa. Su impecable pegada y sobrios patrones contribuyeron decisivamente a las canciones de la era clásica del grupo, de "The Head On The Door" (85), a "Wish" (92). Es una realidad que el material posterior no está a la altura, ni de lejos. ¿Casualidad? Williams dejó el grupo en 1994 para tocar con su novia de entonces (Babacar se llamaba aquello), aunque participó en el grandes éxitos acústico y al parecer estuvo presente en algunas sesiones del disco de 2004 "The Cure", penúltimo de la formación.


John Frusciante (Red Hot Chili Peppers)
Un caso digno de estudio en facultades de psicología. El jovencísimo y brillante guitarrista se fue tras un concierto en Tokio en mayo del 92, que estuvo a punto de no dar. El éxito de Blood Sugar Sex Magik (91) no fue suficiente para compensar su adicción a la heroína y una relación tormentosa con sus ex. Comenzaba así una de las historias de amor y desamor más rocambolescas del rock. Volvería al redil en el 98, tras superar un infierno de adicciones y un incendio en su casa, para irse de nuevo una década más tarde a centrarse en su discreta carrera en solitario. Su vuelta acaba de anunciarse a bombo y platillo. ¿Intento desesperado de revitalizar a una banda con la creatividad exhausta? La víctima colateral ha sido esta vez el guitarrista Josh Klinghoffer, músico competente pero que no llega al virtuosismo carismático de Frusciante.


Bernard Butler (Suede)
Todo un drama en su momento: Suede se había convertido en sucesora de las grandes sensaciones en la era de saldos del brit-pop, y su segundo álbum Dog Man Star (94) había aparecido en todas las listas de lo mejor del año. Lo cual no impidió a Butler, confeso heredero de Johnny Marr, divorciarse de su pareja creativa, Brett Anderson, a causa de tensiones personales insalvables. Formaría después el efímero dúo McAlmont & Butler. En Suede Le sustituiría un superdotado chaval de diecisiete años, Richard Oakes, pero la magia de aquellos dos primeros discos se perdió. Últimamente Butler se ha dedicado a acompañar y producir a músicos de culto como Ben Watt o Mark Eitzel (y alguna apuesta más comercial como Duffy), desde un discreto segundo plano.


David Barbe (Sugar)
O cómo quemarse en la carretera. El trío liderado por Bob Mould se consumió en tres años de frenética actividad. Giras demenciales y muchas noches sin pegar ojo que su bajista no pudo asimilar. El final llegó tras la problemática grabación de un segundo álbum en el que Barbe había ejercido de técnico (frente a Mould, productor), una decisión que años después ambos calificarían de desastrosa. En noviembre del 94, a mitad de la gira americana, Barbe le dijo a Mould que no podía más: necesitaba centrarse en su vida familiar y su incipiente carrera como productor. Mould decidió matar prematuramente a Sugar, ante el enfado del batería Malcolm Travis, incapaz entonces de comprender cómo se ponía fin a una banda tan engrasada en su pico comercial y con tan poco recorrido. Y es que los ritmos no siempre van acompasados.


Alan Wilder (Depeche Mode)
El cuarto hombre de los discos clásicos de los de Basildon, se bajó del carro meses después de concluir la devastadora gira de "Songs of Faith and Devotion" (93) en 1995. El grupo atravesaba un momento crítico (en agosto de ese año, Dave Gahan, metido en una autodestructiva espiral de drogas, intentó suicidarse). Wilder diría años más tarde: “Si me sentía igual dentro de seis meses, es que ya no quería estar en el grupo”, verbalizando la fórmula infalible para reconocer cuándo se ha acabado. Dicho y hecho, el músico, que estaba convencido de que su aportación nunca fue reconocida en su justa dimensión (y no tenía una buena relación con el hierático Andy Fletcher, al que acusó de no aportar nada y cobrar lo mismo), renunció a los estadios y pasó a un discreto segundo plano. Depeche continuó como trío hasta hoy.


John Deacon (Queen)
Muy afectado por la muerte de Freddie Mercury en noviembre del 91, el bajista del cuarteto británico no veía recorrido más allá, y desde el año 97, tras alguna grabación anecdótica con sus compañeros, se retiró totalmente de la música. No obstante, Brian May y Roger Taylor le pondrían al tanto de todos sus movimientos, incluyendo el reciente biopic, al que Deacon habría dado el visto bueno. Esto no impide que haya sido ferozmente crítico con alguna idea extravagante, como la versión con Robbie Williams de We Will Rock You.


Noel Gallagher, Bonehead y Guigsy (Oasis)
Un concierto desastroso en Los Angeles estuvo a punto de acabar a las primeras de cambio con los de Manchester. Sucedió en septiembre del 94, en pleno subidón posterior al debut. La culpa la tuvo la irresponsable ingesta de drogas. Liam acabó de arruinar la noche al atizar a su hermano con una pandereta. Asqueado, el hermano mayor se largó a San Francisco decidido a dejar el grupo. La gente de Creation logró convencerle para que volviera y acabara el tour. El resto es historia conocida: en 1999 Bonehead (guitarra) y Guigsy (bajo) tiraron la toalla, sin que quedara claro si la cosa fue amistosa o no. Quince años después del incidente norteamericano y sin nadie de la formación original salvo los hermanos, Noel volvió a irse, esta vez definitivamente, tras la enésima discusión con Liam. Nadie se tomó en serio la amenaza de éste: seguir sin su hermano mayor.


Bill Berry (R.E.M.)
Como se repite en los deseos navideños, la salud es la base. Y en no pocas ocasiones, el factor decisivo en la toma de decisiones radicales. El excelente batería de la banda de Athens, paradigma del college rock norteamericano en los ochenta que mutó en ubicuo grupo de masas en los primeros noventa, lo dejó (de buen rollo) en 1997. La causa fue el aneurisma cerebral que sufrió en pleno concierto en Suiza en 1995. Desde entonces, hace vida familiar en su granja y apenas ha aparecido en público. Ni siquiera cuando sus ex presentan las reediciones de sus discos míticos, como el reciente "Monster" (94). También es verdad que ni Peter Buck (miembro de Filthy Friends) se presta a ello.

 

Los 2000

Jay Bennett (Wilco)
Las mezclas de "Yankee Hotel Foxtrot" (02), el álbum con el que el grupo de Jeff Tweedy asombró por su giro vanguardista desde el alt country, provocaron la salida de una de las cabezas pensantes. Bennett se había empeñado en cuestionar el trabajo del geniecillo del sonido Jim O´Rourke. Estas discrepancias y la misma radicalidad del álbum provocaron una crisis total (incluyendo cambio de discográfica), que contra todo pronóstico, desembocaría en la era más exitosa y estable de Wilco. En realidad, las discusiones entre Tweedy y Bennett, que murió trágicamente de una sobredosis de calmantes en 2009 cuando acababa de demandar a sus ex, venían de muy atrás. Tras su fallecimiento, Tweedy reconoció sus méritos.


Zack de la Rocha (Rage Against The Machine)
En lo personal las cosas no habían sido precisamente un camino de rosas para la banda norteamericana que enarbolaba la bandera del rock contestatario en los noventa: discusiones y desavenencias artísticas corroboraban aquello de que “en casa de herrero, cuchillo de palo”, y la tensión explotó en 2000, cuando el vocalista dejó el grupo, en busca de una mayor amplitud de miras. La banda aguantó un disco antes de disolverse y formar los efímeros Audioslave con el tristemente fallecido Chris Cornell. En 2007, volvieron puntualmente a reunirse y acaban de darle la puntilla al súper grupo Prophets of Rage con una gira anunciada a bombo y platillo para 2020, Coachella incluido.


Graham Coxon (Blur)
El brillante guitarrista, parte integral del sonido de los británicos, tenía serios problemas con la bebida. Enfrentado a sus compañeros, dejó el grupo en 2002. Ya contaba con tres discos en solitario, aunque a años luz del impacto comercial de Blur. En realidad, Damon Albarn y compañía le habían señalado la puerta, porque no contaban con él para el que sería, casualidades de la vida, su disco más irrelevante, "Think Tank "(03). Coxon volvió al redil en 2008, tras superar las diferencias con Albarn y su adicción al alcohol. Y ahora hasta hace estupendas bandas sonoras de series de culto ("The End of The Fucking World"), donde vuelca su sapiencia musical.


Isobel Campbell (Belle and Sebastian)
La armonía de catequesis de Belle and Sebastian pareció saltar por los aires cuando la cellista y cantante abandonó abruptamente la gira americana (y a sus compañeros de banda) en 2002, con disco recién grabado ("Dear Catastrophe Waitress"). Sus compañeros insistirían en que todo fue muy civilizado, aunque las prisas se hicieron un poco raras. Campbell iniciaría una notable carrera en directo, alejándose del pop meloso de sus ex hacia terrenos más recios, con socios creativos insospechados como Mark Lanegan. El grupo escocés perdió los coros, voces celestiales y buen hacer de Campbell, sin reemplazarla.


Blixa Bargeld (Nick Cave and The Bad Seeds)
Pieza esencial en el sonido crudo y sin concesiones de la primera etapa de Nick Cave y miembro fundador de The Bad Seeds en el 84, el guitarrista berlinés cogió la puerta en 2003, sin aspavientos. Alegó que tras veinte años con Nick y compañía, quería dedicarse a tiempo completo a su banda experimental Einstürzende Neubaten. La leyenda dice que lo explicó así: “No me metí en el rock and roll para tocar rock and roll”, dardo envenenado al enfoque cada vez más clásico de sus ex. Podría haber sido una calamidad para el australiano (quien, de joven, había definido a Bargeld como “un héroe”), pero Cave encontró en Warren Ellis a su perfecta mano derecha. En 2008, eclipsado por Ellis, el excelente guitarrista Mick Harvey también se marchó.


Peter Hook (New Order)
Un caso tan desgarrador como confuso. Tras la gira de 2006, el bajista, pieza fundamental en el sonido de la mítica banda, aseguró en una entrevista que el grupo ya no existía. Sus ex replicaron con un comunicado desmintiéndole, dando por hecha su marcha (la relación entre el bajista y el vocalista y amigo de la infancia Bernard Sumner había quedado muy tocada tras la grabación de "Waiting For The Siren´s Call", 05). New Order retomó la actividad en 2011 reclutando a un triste imitador (Tom Chapman) y publicó un nuevo disco recuperando a la teclista Gillian Gilbert (que se había ido para cuidar a una de las hijas que tiene con el batería Stephen Morris). Hooky empezó a explotar descarnadamente el legado de Joy Division y New Order con The Light. Sólo recientemente ambas partes han llegado a un acuerdo sobre el nombre del grupo, turbio asunto que había llevado al bass hero a demandar a sus ex.

 

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