"El movimiento feminista ha favorecido la creación de escenarios chulísimos"
Entrevistas / Sandra Monfort

"El movimiento feminista ha favorecido la creación de escenarios chulísimos"

Abel Olivares — 01-05-2024
Fotografía — Elena M Silvestre

Hace unos meses, Sandra Monfort volvió al ruedo conLa Mona (Hidden Track, 23), una dedicatoria en formato disco a todas las mujeres que se han visto relegadas a la figura del hombre; un cant valencià entre tradición y vanguardia.

Lo presentará en festivales como Espurnes (11 mayo, Llagostera), FiM de Vila-Seca-Tarragona (16 al 19 de mayo) y Primavera Sound (28 mayo, Parc del Fòrum).

El pasado noviembre, APECAT (Asociación de Productores y Editores Fonográficos y Videográficos Catalanes) realizó una serie de actividades en Barcelona con motivo del Fonograma, un evento organizado para reflexionar sobre la actualidad de la industria musical después de la digitalización. Sandra Monfort participó en una de las ponencias abordando el reto de producir música en lenguas minoritarias, tema que conoce bien. Unos días más tarde, Monfort se coronó como triunfadora destacada de los Premios Carles Santos a la música valenciana. Esto es lo que nos contó antes de ganar las categorías a Mejor Disco Pop, Mejor Disco y Mejor Canción. “Siendo un disco tan diferente al primero no sabía cómo lo recibiría la gente. ‘Niño Reptil Ángel’ (21) fue una especie de fondo marino sumido en la oscuridad que abrazaba la vulnerabilidad y creaba un espacio seguro para las flaquezas humanas. Con ‘La Mona’ salgo a la superficie aceptando la fragilidad del ser y alabando todas las virtudes que no nos han dejado mostrar a las mujeres. Cuando una mujer se muestra talentosa, segura de sí misma, se la suele forzar a que se cohíba. Entonces yo vengo y digo: ‘Debemos tener el derecho de poder expresarnos libremente sin vergüenza, sin silencios y sin culpa, pero sobre todo desde la alegría. Estar contentas y decírselo al mundo si nos apetece’. Que no queramos seguir más con el rol performático de chica humilde que se nos ha impuesto con el argumento de que ‘mostrarse chula es un poco feo’ es totalmente legítimo”. A juzgar por el título del disco, parece que las palabras de Sandra no son meras palabras huecas. Dichas motivaciones quedan plasmadas en él, ya que el término hace referencia a un curioso juego de cartas al que nieta y abuela jugaban cuando ella era xicoteta. La dinámica consistía en deshacerse de parejas; todas las cartas tenían una menos La Mona y quien se quedaba con ella perdía. “En algunos sitios la llaman ‘la solterona’ o ‘la puta de oros’. Representa el estigma de mujer apoderada de sí misma y de su economía, soltera e independiente. Me acuerdo que me chocaba mucho saber que, de acuerdo con el juego, no significaba nada bueno. Quise darle la vuelta a esa visión, resignificar el concepto. La carta de la que hablo muestra a una persona alzando una moneda de oro, con lo cual, transformarla en algo victorioso y de celebración era ideal. Para mí, esa moneda simboliza el éxito, no solo económico, sino desde la consciencia individual y colectiva. Me encuentro en un momento vital en el que tengo claro que quiero y que no. Mi capacidad de decisión es mayor que hace unos años. El movimiento feminista ha favorecido la creación de escenarios chulísimos, de expansión. Todas nos estamos hermanando y eso ya es una victoria”.

"Mi meta principal a día de hoy es llegar a tener un proyecto consolidado sin estar siempre a salto de mata"

La baraja española, un elemento que ha tenido siempre en su vida y que simboliza momentos de diversión, reunión e intimidad, guarda relación con algo muy importante: su pueblo. A una horita de Valencia, Monfort nació y creció en la localidad alicantina de Pedreguer, un municipio de casi ocho mil habitantes. Siendo conocedores de este hecho, se hizo inevitable preguntarle en qué había afectado eso a su arte, puesto que los artistas que, como ella, disfrutan descubriéndose fuera de la norma suelen enfrentar desavenencias con su entorno, especialmente si se trata de pueblos pequeños. “Pedreguer es un pueblo muy generoso. Entre todos nos cuidamos mucho. He sentido mucho apoyo incluso sabiendo que hay gente a la que no le debe gustar mi música. Está claro que si no viviera ahí, este disco en mi pueblo no lo hubiera escuchado ni el tato. Por contra, cada vez que he actuado me han venido a ver. Tampoco es muy complicado teniendo una madre como la mía que cumple el papel de radiopatio en el supermercado en el que trabaja; difunde todos mis vídeos y los clientes que la conocen la felicitan. El falso juicio al que han sido sometidos los pueblos desde el exterior ha hecho mucho daño. Pensar que somos más cerrados de mente ya cansa. Suficiente opresión nos imponemos nosotros mismos. La generación de nuestras madres está hasta el higo del discurso ‘La mujer sirve al hombre'. Al menos en Pedreguer, su voluntad ha sido la de poner fin al machismo llevando a cabo todo tipo de iniciativas comunes: un grupo de teatro, encuentros semanales… Charlan y hablan orgullosas de que sus hijas estemos abanderando, reivindicando y luchando por una causa que también las beneficia a ellas”. En relación a este punto, Monfort siente que, como músico y artista, tiene la responsabilidad de aprovechar el altavoz del que dispone para enriquecer la cultura haciendo eco de temáticas como la relación de la mujer con el patriarcado, el sexo, el deseo, la muerte o el dolor desde la disidencia. “Creo que el disco está impregnado de rebelión. De decir: ‘¡Apartaos, estamos aquí con todo nuestro poderío así que dejadnos brillar como unas zorras!’. Podemos ser unas garrulas asquerosas y no pasa nada. Si necesitamos eso para sanar pues permitámonoslo, xiques. Es muy necesario que este tipo de discursos se expongan en los núcleos de actividad. Que llegue a gente que ni se los plantearía. Lo bonito de la cultura es conocerse, juntarse, debatir e ir avanzando según nuestras necesidades. Yo doy vida a mi propia ideología y se supone que la gente que viene a escucharme está en paralelo con ella. Es un llamamiento a sentirnos mejor, más cómodas y seguras con el mundo”.

La coplera Concha Piquer, los compositores Bola de Nieve y Luiz Bonfá o el grupo cubano Los Zafiros forman parte de la lista de artistas que han inspirado el eje folklórico de “La Mona”, cuya naturaleza tradicional se contrapone al eje electro-dark vanguardista influenciado por Sevdaliza, Eartheater, Arca o Sega Bodega. “A partir de este batiburrillo de artistas, lo esencial era plasmar una imagen pictórica de la Comunidad Valenciana desde los lugares más íntimos, hasta la colectividad de nuestro hablar y su dulce timbre. Sin olvidar tampoco la ruta del bakalao y la discoteca como templo sagrado. Tengo el privilegio de formar parte de un imaginario precioso al que, además, puedo honrar admirando la herencia artística que dejaron los poetas Andrés Estellés y Carmelina Sánchez o el pintor Joaquín Sorolla. Homenajear el costumbrismo al máximo; sus cosas poéticas y sus cosas grotescas. Las cosas que identifican la meua terreta”. Asimismo, cantar en valenciano cobra mucho más sentido que nunca ahora que las derechas conservadoras han retomado las instituciones de la comunidad. “Es una decisión política y sentimental; sentiría que corrompo algo dentro de mí si no cantara en mi lengua materna. Me da la sensación de que algunos se habían apalancado y de repente esto es como un toque de atención. Debemos seguir construyendo”.

Pese a la bonanza que está llenando su carrera –que esperemos que no deje de aumentar– Monfort mira al futuro con la esperanza de poder vivir tranquila de su música, sin frustración económica. “Mi meta principal a día de hoy es llegar a tener un proyecto consolidado sin estar siempre a salto de mata o 'anant com cagalló per sèquia' como dicen en mi pueblo. Aunque siga en un momento muy precario, tengo fe en que podré conseguirlo”.

 

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