Gusto por lo diferente
Conciertos / Buika

Gusto por lo diferente

8 / 10
Iker Bergara — 16-05-2016
Empresa — Kursaal Eszena
Fecha — 13 mayo, 2016
Sala — Kursaal
Fotografía — Oscar Alonso

Tengo que reconocerlo, se me está complicando esto de la crítica. Es muy difícil compilar en un puñado de párrafos todo lo que dio de sí el espectáculo de Buika del pasado viernes en Donostia. Y digo espectáculo porque entiendo que la propuesta de la artista mallorquina sobre el escenario del Kursaal fue algo más que un simple concierto. Utilizando su privilegiada voz como vehículo principal pero a su vez la prosa, el lenguaje corporal y en ocasiones el humor, Buika (artista y persona) se desnudó ante un público entregado que no dudó en viajar con ella hasta lo más profundo de su ser. Quizá esto último os suene excesivamente cursi y rimbombante pero pienso sinceramente que así fue. Y los que estuvimos allí lo sabemos.

Siguiendo en modo cursi, si de algo me sirvió el espectáculo del viernes, es para darme cuenta de la capacidad brutal que tiene la música de conectar a las personas entre sí. En esta tarea ayudó mucho el grupo de músicos que acompañó a la artista. Pese a tener un premeditado papel de secundarios, me dejaron maravillado. A mí y a gran parte del público. “Pedazo, pedazo de banda”, llegó a gritar un espontáneo en un momento dado. Que eran muy buenos músicos lo demostraron con creces en cada uno de los estilos musicales que su “jefa” literalmente les obligaba a interpretar según le iba apeteciendo. Pero es que además y, aunque parezca superficial, con sus barbas, gorros y demás complementos tenían un rollazo que te cagas, tal y como anoté en mi lista de ideas sueltas sobre el recital.

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Por su parte, Buika, además de una voz cruda y desgarradora, también tiene ese “rollito” tan necesario en un artista. Y por esa razón lleva tanto tiempo subiéndose a escenarios de todo el mundo presentando cada uno de sus trabajos. En este último año defiende “Vivir sin miedo”, un disco en el que ha restado protagonismo al jazz y el flamenco en pro de otros estilos como el reggae, el R&B o la electrónica. Curiosamente, la velada del viernes comenzó muy jazzy, aunque es verdad que pronto se abrió la veda a ese arcoíris de estilos del que hace gala el disco. En la recta final fue el turno para el R&B y los sonidos más rumbosos. Y entre medias, hubo un impasse para su canción más conocida, “Mi niña Lola”. Como suele pasar, el público aplaudió cuando la cantante anunció que era el turno del hit.

Y cuando todos estábamos tan a gusto, llegó la hora de terminar, más porque estaba así programado previamente que porque público o artista lo quisiesen. Buika guardó para los bises una de sus canciones más representativas Jodida pero contenta. Así terminó yo también mi crónica. Jodido, porque me ha costado más de la cuenta, es tarde y ya es hora de irse a la cama. Contento, porque pienso que gracias a ella pude asistir a algo diferente a las decenas de conciertos a los que acudo a lo largo del año.

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