Aunque tanto Inés como su hermana Cecilia abandonaron Los Fresones Rebeldes en 1998, tres años después de su formación, tuvo una importancia capital a la hora de definir el estilo de un grupo que, a su vez, dejaría una huella importantísima en la segunda ola del indie estatal y el pop en español de finales de los 90. Su característica voz ayudó a definir el pop naíf, colorista y luminoso de Los Fresones Rebeldes, mientras que de su mano como ilustradora saldrían las primeras portadas de la banda: con ellos grabaría varias maquetas, dos singles -el citado "Al Amanecer" en 1997 y "Tributo a Pepito Sex y Thy Surfin' Eyes" en 1998- y el mítico álbum "Es que no hay manera" (Subterfuge, 97).
Inés volvería a Los Fresones para una gira de reunión que tuvo lugar entre 2014 y 2016, y a lo largo de los años formaría parte de Los Popov, con quienes siguió firmando canciones brillantes, Los Soberanos y Los Colibríes, este último el proyecto en el que militaba en la actualidad.
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