Dicho fondo ya había tomado el año pasado participaciones mayoritarias en el festival Sziget de Budapest y en la promotora catalana elrow, e incluso ha creado una división dedicada exclusivamente al sector musical llamada Superstruct Entertainment. Al igual que en estos casos, la compra del Sónar no implica un cambio de manos -el equipo directivo del festival sigue estando al frente- pero obviamente supone la existencia de alguien a quien rendir cuentas, un alguien interesado únicamente en los beneficios económicos.
La noticia llega tan solo semana y media después de que The Yucapia Companies, un fondo de inversión capitaneado por el multimillonario californiano Ronald Burkle, comprara acciones del Primavera Sound (aunque en este caso minoritarias). Está claro que la burbuja de festivales española tiene ojos puestos encima, y habrá que ver como afecta la entrada de este tipo de gigantes empresariales en dos de los festivales de referencia a nivel estatal y europeo. Ambos están viviendo un momento dulce: el Primavera superaba su propio récord de espectadores con más de 210.000 asistentes, mientras que el Sónar cumplía 25 años el mes pasado con más de 120.000 personas como testigos.
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