Tengo una casa
Entrevistas / Kiki D´aki

Tengo una casa

Jesús Rocamora — 18-04-2006
Fotografía — Archivo

Después de liderar los proyectos Las Chinas y Kikí d´Akí, María José Serrano se despidió del mundo de la música a finales de los ochenta para entregarse a su segunda pasión, la astrología. Quince años después, “Mi colección” (2003) se convirtió en una agradable sorpresa, a medio camino entre el rescate y el descubrimiento. Ahora regresa con “Villa Flir” (Siesta) y con su inseparable Sergio López de Haro. Son como niños.

En un universo regido por la Ley de la Relatividad, en el que no hay un único tiempo y un único espacio sino que dependen de la posición del sujeto que observa, lo más destacable de Kikí d´Akí es que siempre llegan tarde. Llegaron tarde a la Movida madrileña, llegaron tarde a Siesta y llegan tarde a esta entrevista con motivo de un disco, “Villa Flir”, atemporal y fuera de las coordenadas habituales en las que se mueve el pop en castellano. “Siempre hemos estado fuera de todo –recuerda mirando al techo María José Serrano, aunque los que le rodean le llaman Jose¬–. Tanto Las Chinas como Kikí d’Akí han ido a su aire. Tampoco yo me englobo en La Movida: nunca tuve éxito, así que en este caso no puede hablarse de revival. Volver a grabar no fue algo decidido. Esas cosas no se pueden planear”. A su lado se sienta su inseparable Sergio López de Haro, hoy principal compositor del dúo y responsable en gran medida de la personalidad que transmite el grupo: ha compuesto las canciones, ha escrito las letras e incluso ha pintado la portada de un “Villa Flir” florido y soleado, casi conceptual, un álbum que cree en la capacidad infantil de dejarse sorprender pasados los cuarenta.

"Antes era surrealista, la industria estaba dominada por unos personajes indeseables. Ahora al menos hay circuitos indies y nos va mucho mejor"

“Y cuanto más se planea, peor. Teníamos claro que la cosa tenía que gustarnos. Si alguna parte de la cadena falla, no lo hacemos. ¿Para qué? Ya hay demasiados discos en el mercado”, completa Sergio. Hoy se habla de crisis en la industria, pero el principal obstáculo con el que se encontró Kikí d´Akí en el periodo 1982-1987 fue la falta de apoyo de las discográficas, “simplemente no teníamos con quién grabar”, según relata Jose. Su regreso en 2003 con “Mi colección” (ya en Siesta), un disco que principalmente buscaba sacar a luz temas de diferentes épocas, se podía haber quedado en curiosidad para la sección de discos de las revistas especializadas si no fuera porque ahora tenemos entre manos “Villa Flir”. Ellos no quieren ni oír hablar de que éste es un mal momento para la música. “Antes era surrealista, la industria estaba dominada por unos personajes indeseables. Ahora al menos hay circuitos indies y nos va mucho mejor. Por lo menos, no nos roban… Siesta nos da libertad para grabar lo que queramos y con quienes queramos. Es como si nos hubiera tocado la lotería”, apunta Sergio. Contextualizado el lugar de la banda dentro del cosmos, entremos en materia: “Villa Flir”. ¿Qué es eso? (Jose) “Es una casita, nuestro Shangri-La. Tiene su historia: en realidad se llamaba Villa Flor, pero se le calló la ´o´”. (Sergio) “Es un poco la idea de no reparar lo inevitable. Y también es el final de un viaje: el que empieza en la ciudad, con la canción ‘Metrópolis’, dura y llena de chirridos como es la vida en la ciudad, y termina en nuestra casa de campo, en el paraíso”. Esta sensación de estar ante algo inesperado, decididamente naïf y encantador, marcan las letras de Sergio, que Jose se calza como si fueran guantes de colores. (Sergio) “Es algo que me gusta cuidar mucho. Las letras es lo que separa a un grupo bueno de uno malo. Las mías son románticas pero me gusta ponerles un punto de ironía, de humor, y, sobre todo, que sean sencillas. No son duras sino reflexivas, invitan a los sentimientos. No quiero epatar a nadie, ni insultar. Será la edad”. (Jose) “Compartimos muchas cosas y ahora me doy cuenta hasta qué punto sus letras son parte de mí. Aunque si no me gusta, no la canto. Así puedo jactarme de no haber grabado una sola mala canción. Eso es un orgullo”. Los referentes de Jose a la hora de interpretar son más bien clásicas, y se declara especialmente influida por Françoise Hardy, otra solista fascinada por la astrología. En cuanto al sonido del disco, además de la guitarra y los arreglos de Sergio, “Villa Flir” cuenta con un tercer invitado, también con gusto por las casas de colores: Guille Milkyway. (Sergio) “Él ha acabado de darle el sonido final a las canciones. Es un genio y trabajar con él ha sido un placer. El disco es tan suyo como nuestro”. (Jose) “Sí, tiene varios padres”. Y a pesar de podamos afirmar que las cosas les van bien a nuestra pareja en lo musical, ellos prefieren no aventurar el futuro de Kikí d´Akí. (Jose) “Dejarlo todo por la música en nuestro caso sería un suicidio”. (Sergio) “No me lo planteo. Esto es una aventura: no escribo con la idea de sacar nada, es más bien como una necesidad. Los proyectos vienen después de hacerlo”. Vale, pero en caso de que haya un próximo disco, ¿escucharemos alguna vez a Jose cantar sus propias letras? “No creo. Soy una vaga redomada”. Lo dicho: como niños.

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