A lo largo de la historia, la Ciudad Condal ha mantenido una estrecha relación con el Sarcoptes Scabiei, el ácaro causante de la sarna. Afincado en las calles y barrios de la metrópolis, su presencia endémica ha llevado a Roc Bernadí y Júlia Díaz, cabezas pensantes de Svetlana, así como fervientes devotas del lugar que habitan, a aprovechar la oportunidad de apropiarse del término “sarnalona” y presentar un alegato político, de tono satírico, que retrata la estampa actual de Barcelona. ¿A quién, si no a dos deslenguadas políticamente incorrectas, se le iba a ocurrir mejor estrategia musical? “No hay nada más marrano que un bicho que viaja a través de tu cuerpo excavando túneles en la piel. Es el paralelismo perfecto de lo que estamos viviendo: una plaga de expats y turistas en extensión, ajenos a la personalidad barcelonesa, que infectan la ciudad adueñándose de distritos enteros. Los negocios cierran, se transforman, y su gente también. Reivindicar el malestar que nos suscita a los de siempre iba a suceder tarde o temprano, especialmente al ver que acontece en zonas tradicionalmente obreras como el Poblenou, nuestro barrio. Tiene sentido que el mundo del arte se esté pronunciando cada vez más acerca de la situación. A fin de cuentas es tan solo una consecuencia de vivir en sociedad: igual que el ácaro, todo lo que sucede en ella te atraviesa”. A raíz del reel promocional en el que, simple y llanamente, vacilaban a extranjeros alrededor de la Sagrada Familia, el proyecto adquirió notoriedad. Desataron un debate mediante el cual, además de empatizar con habitantes de toda España, demostraron que el problema es estructural. Una crisis global que ambos han sintetizado en cuatro canciones.
“Barcelona es como la típica tía que quiere estar de moda, todo el rato en la cresta de la ola, sin darse cuenta de que no para de fracasar”
Adicionalmente, no deja de ser curioso que, entre broma y broma, confiesen ser intrusistas de la sarna; es decir, que nunca la hayan padecido. Por contra, llevan años sufriendo la contemporaneidad social. Desde ancianas que asisten a calçotadas vecinales, sedientas de un mísero momento de barrio, hasta restaurantes de cocina tradicional catalana en los que ni siquiera entienden la lengua, la lista de síntomas es interminable. “Recibir tantos estímulos de lo mismo crea la necesidad de hablar de aquello que te afecta. A veces, no obstante, con tanta crítica uno pierde un poco el norte. Barcelona es y será siempre nuestra ciudad; hemos nacido, crecido y vivimos aquí. ‘Carinyo’ y ‘Posa’t guapa’ protagonizan la cara B del EP, no por una razón arbitraria, sino porque con ellas pedimos perdón por toda la mierda que le estamos tirando. Reconocer que, a pesar del aspecto negativo, seguimos formando parte de ella es un acto de amor del que nace la voluntad de defenderla. Si ya no mostramos estima ni por nuestro propio hogar, ¿qué se supone que debemos hacer? ¿Irnos? ¡¿A dónde?!”.
Precisamente, al producir “Posa’t guapa” decidieron correr un doble riesgo: prescindir de la electrónica para cantar una balada cursi que despertara su faceta más política. “Estamos ante un claro retroceso. Ser político es necesario. Muchas veces también nos sentimos aferrados a un pasado que nunca nos ha pertenecido. Nuestras madres siempre dicen que la Barcelona de los setenta, la Barcelona de su infancia, era un páramo posfranquista, absolutamente gris, que vivía de espaldas al mar. Está claro que de los Juegos Olímpicos sacamos grandes beneficios, pero parece que las pérdidas han acabado superándolos. La culpa la tiene el modelo político adoptado en los últimos años. A tal efecto, ‘Sarnalona’ compara a Barcelona con la típica tía que quiere estar de moda, todo el rato en la cresta de la ola, sin darse cuenta de que no para de fracasar. Crearlo fue un ejercicio liberador. Nos permitimos arriesgar sabiendo que solo podían darse dos escenarios: meternos una santa hostia o tirar abajo barreras propias”.
Gracias a su plena entrega al riesgo, Svetlana han avanzado muy rápido en poco tiempo. Rememorando su primera incursión en los Premis Enderrock, donde desvirtualizaron “I <3 BCN”, reflexionan sobre los desafíos a los que se enfrentan proyectos disidentes como el suyo. “No sabemos si gustó o no, pero nuestra actuación no dejó indiferente a nadie. En un debut ir a machete es prioridad. Ser mariconas emergentes implica reafirmarnos constantemente en el intento de validar lo que hacemos”. Pese al éxito cosechado, aún a día de hoy Díaz y Bernadí siguen haciendo malabares entre vida profesional y carrera artística. Aseguran que la suerte y los privilegios que uno tenga juegan un papel importante. “De no ser por nuestro sinvivir apasionado, Svetlana no prosperaría”, añaden. Afortunadamente, dada esta dedicación perseverante han ido obteniendo recompensas. Destacan una en concreto, la más valiosa para el dúo: el respeto unánime del público. “Un amigo nos dijo que el triunfo de Svetlana se debe al cariño de la gente. Tratándose de un proyecto tan de nicho, concreto y definido, no se entiende que no tenga ni un hater”. A buen seguro, a lo largo de su nueva gira podrán comprobarlo. De hecho empezaron muy fuerte llenando la Paral·lel 62 el pasado 24 de mayo en su presentación oficial en Barcelona, y por eso no cabe duda de que volverán a posicionarse como una propuesta contracultural de referencia. Por ahora tienen muy claro qué esperar de ella. “Este verano será un verano de consolidación. Queremos que allá donde vayamos se oiga: ‘Guau’. Trabajaremos para erigir un sector alejado de la competencia desleal, en el que las oportunidades sean compartidas. Cambiar las reglas del juego, jugar con otras cartas”.
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