"Soy de emoción fácil, pero lo de la new wave británica es muy superior"
Entrevistas / Sigmund Wilder

"Soy de emoción fácil, pero lo de la new wave británica es muy superior"

Tanit Cortés Deulofeu — 04-04-2021
Fotografía — Xavi Torrent

Sigmund Wilder cambia de idioma en su nuevo disco, “Desorden” (Autoeditado, 21), pero sin alejarse de las señas de identidad que fue macerando en sus dos álbumes previos y en el EP “The Day David Bowie Died”. Así que ideas claras y canciones, ahora, en castellano.

Has cambiado de idioma en “Desorden”. Al margen de eso, ¿en qué diferencias personalmente el disco de tus dos trabajos anteriores?
La principal novedad reside en el equipo y en el rol que cada integrante ha jugado en el proceso creativo del disco. En “Desorden” he querido dar mucho peso a la banda. He creado un equipo humano que lleva en el ADN el sonido que tenía en mente para esta nueva etapa de Sigmund Wilder. Tanto Santos & Fluren, los productores del álbum, como cada uno de los músicos sentimos una pasión extraordinaria por los sonidos y las bandas de referencia del proyecto. Crecimos con Joy Division, The Cure, The Smiths y sus atmósferas tan sobrias como profundas. Una vez creado el line up perfecto y puestos en común los pilares del disco a nivel de sonoridad y espíritu ha sido muy fácil dar rienda a la creatividad de cada miembro del equipo.

¿Tenías pensado reinventarte, simplemente ha surgido o en realidad no ves tantas diferencias con tu sonido habitual?
El cambio en la metodología de trabajo ya indica una voluntad de evolucionar hacia otros sonidos. Hay varios ingredientes en las canciones que suponen una novedad. Hemos experimentado con texturas y ambientes más electrónicos e hipnóticos que aportan una gran sensación de profundidad en los temas. Uno de los grandes logros de la producción ha sido dotar a los temas de personalidades tan distintas entre sí sin perder en ningún momento la atmósfera general del disco y la personalidad de Sigmund Wilder.

"Es un disco sin apenas concesiones comerciales, con ocho canciones y ocho historias en las que sumergirse, reencontrarse y redescubrirse"

¿Por qué has decidido hacer esta transición del inglés al castellano? Tus referentes anglosajones los conocemos, ¿pero cuáles podías tener en castellano a la hora de dar el salto?
Llegó un momento en que me parecía absurdo subirme a un escenario a contar historias en inglés a personas con las que me comunico en castellano antes y después de la actuación. Para mí, el cuidado de las letras siempre ha sido de vital importancia a la hora de escribir las canciones y ver que las historias no trascendían debido a la barrera del idioma me resultaba muy frustrante. Esa sensación fue creciendo a medida que los últimos discos de Love Of Lesbian, León Benavente o Bunbury iban calando y ganando peso en mi universo sonoro interno. Mi inquietud por adentrarme en una “nueva” forma de expresar las cosas y contar las historias cruzó una línea sin retorno. Disfruté como nunca escribiendo las canciones de “Desorden” en castellano.

¿Cuál crees que es la mejor baza de “Desorden”?
Que es un disco honesto, hecho con todo el corazón y lleno de alma. Es un disco sin apenas concesiones comerciales, con ocho canciones y ocho historias en las que sumergirse, reencontrarse y redescubrirse. Creo que puede llevar a la reflexión sobre cosas muy básicas e importantes de la vida. Son ocho historias con las que cualquier persona puede identificarse.

¿Por qué “Desorden”? ¿Tiene que ver con la situación actual o parte de otra idea?
Originalmente no iba a llamarse así, pero en pleno proceso nos vimos inmersos en un desorden global sin precedentes. Si a eso le sumas que a nivel temático las canciones hablan de los desórdenes personales que todos vivimos en nuestra vida, me parecía un título altamente apropiado.

¿Qué has aprendido grabando este disco? De ti mismo en el proceso creativo/de la música/de las posibilidades que te puede dar cantar en castellano...
Que toda expresión artística tiene un valor psicoanalítico tremendo sobre el universo del autor. Cuando observas tu obra, en este caso las canciones, desde cierta perspectiva descubres muchas cosas de ti mismo. Puedes incluso descubrir que estás contando cosas que no eras consciente de estar contando. “Desorden” me ha enseñado que con determinación y visión las posibilidades son ilimitadas. En el terreno más personal, ha supuesto un reto de coherencia y valentía. Ha sido un proceso lleno de decisiones complicadas y de un trabajo exhaustivo y minucioso. No obstante, de las situaciones más complejas salen los mayores motivos de orgullo.

¿Cómo ha sido trabajar con Santos & Fluren en Blind Records? Siendo un proyecto bajo tu propio nombre, ¿te resulta complicado dejar que otra gente opine en el estudio sobre tu música?
Al contrario. Ante dos astros de la profesión como ellos, humildad y la mente completamente abierta. Ha sido una gran oportunidad para aprender y crecer tanto en lo artístico como en lo personal. Teníamos muy claro dónde apuntaba la producción del disco, así que dejarse llevar ha sido muy fácil. No es sólo el caso de Santos & Fluren. Ha sucedido lo mismo con Mikel Irazoki (bajo y co-productor en dos de los temas), con Marcos Ceprián (guitarras) y con Xavi Molero (batería). En el estudio todos hemos aportado nuestra creatividad a las canciones. La clave ha sido fijar correctamente el punto de mira, establecer la hoja de ruta y configurar el equipo humano. A partir de ahí, cuando sabes que el capitán del barco tiene claro cómo llegar al destino, te relajas y disfrutas del viaje.

¿Habéis tenido dificultades con la situación del Covid-19?
La grabación del disco se llevó a cabo en febrero del año pasado, a puertas de la irrupción del Covid. El confinamiento de la primera ola nos pilló a mitad del proceso de producción. Así que nos las tuvimos que apañar para terminar el disco, mezclar los temas y masterizarlos mediante el teletrabajo. Santos & Fluren acabaron grabando coros y trabajando algunas programaciones en casa. Mikel Irazoki trabajó en paralelo los arreglos de un par de temas en su casa en Navarra. En un grupo de Whatsapp llamado “Producción Sigmund Wilder” compartíamos a diario los avances en cada uno de los temas. Pasaron las semanas y terminamos el disco sin volver a vernos las caras. Cuando posteriormente pudimos reencontrarnos ya lo hicimos con el máster en nuestras manos. Tuvo un punto muy épico esa fase final.

"Soy de emoción fácil cuando conecto con algo, pero lo de la new wave británica es muy superior a lo que me aporta cualquier otro género"

¿Qué canción del nuevo disco dirías que representa, por excelencia, a Sigmund Wilder?
“Sin ti fue invierno”, el single. Es el tema que mejor representa la sonoridad del nuevo Sigmund Wilder. Es probablemente el tema que más deja en evidencia la maestría y la magia de Marcos Ceprián a la guitarra. Marcos tiene un rol clave en la era “Desorden”. Dudo que pueda haber un guitarrista más idóneo y con un talento tan hecho a medida para ocupar esta plaza en Sigmund Wilder. Hay otro factor curioso en el tema. La letra es el festival de la ambigüedad. La forma en que está construida a nivel de estructura, vocabulario y tiempos verbales hace que la historia tenga infinitas interpretaciones. Es un mensaje muy abierto y muy dado a que cada persona que escuche la canción se la haga suya y eso es muy marca de la casa.

En todas tus plataformas te presentas como “alma poseída por los sonidos del post-punk y la new wave británica”, ¿te posee realmente la música o tienes control sobre lo que quieres crear? ¿Tu relación con la música es de simbiosis o de descontrol?
Escucho todo tipo de música (excepto reggaeton, trap y estas cosas). Soy de emoción fácil cuando conecto con algo, pero lo de la new wave británica es muy superior a lo que me aporta cualquier otro género. Me identifico con ella a todos los niveles. En mi caso es claramente una relación de simbiosis. Cuando asumes el reto de crear tu propia música, descubres la gran verdad que hay tras ese dicho de que la música te devuelve lo que tú le das. Mi nivel de entrega en todo lo relacionado con Sigmund Wilder es del 120% y esa recompensa surge desde el momento en que disfrutas cada paso del proceso.

Han pasado cinco años desde que murió David Bowie y le rendiste homenaje en tu anterior disco. ¿Qué es lo que más echas de menos de él tras todo este tiempo?
A Bowie tuvimos mucho tiempo para echarlo de menos incluso en vida. Abandonó de forma prematura su última gira en 2004 (doce años antes de morir), así que la añoranza viene de lejos. Echo mucho de menos sus directos. Tuve el honor de verle sobre un escenario en varias ocasiones. La maestría con que gestionó artísticamente (con sus altos y sus bajos) una carrera de casi cincuenta años es algo que no volveremos a ver. A la industria ya no le interesan las carreras longevas. Si nadie apuesta por ello y lo fomenta, será imposible que surjan artistas con su versatilidad, su capacidad de desarrollarse en tantas disciplinas y de adentrarse con paso firme en tantos géneros musicales. Bowie tenía un don único para saber rodearse de las personas adecuadas en cada momento y cada uno de sus discos es prueba de ello. Bowie solo ha habido uno y así será por los siglos de los siglos.


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