SIENDO ELLOS MISMOS
Entrevistas / Snapcase

SIENDO ELLOS MISMOS

Joan S. Luna — 13-03-2000
Fotografía — Archivo

No me pregunten los motivos, porque quizás la culpa sea de la propia filosofía del género, pero el hardcore es posiblemente uno de los movimientos musicales que más difícil lo ha tenido de cara a llegar al gran público. Aunque no estamos hablando de melódico, sino de formaciones como Refused o estos Snapcase que, con su nuevo disco «Designs For Automotion» (Victory/K Industria Cultural, 00), merecen toda la atención que ustedes, amigos lectores ajenos al hardcore, jamás les habían brindado.

Daryl Taberski cumple como auténtico frontman. No únicamente porque su fuerza desbocada sobre los escenarios, y al frente de Snapcase, sirva para catalogarle como tal, sino que en su caso las cosas van más allá, puesto que ejerce como portavoz de la banda en cada uno de sus encuentros con la prensa. Quizás sea por su afabilidad, por su sencillez e incluso por lo claras que suele tener las cosas con respecto a la que se está convirtiendo por méritos propios en la gran formación hardcore del momento, tras la disolución de Refused. Aunque Taberski sabe cómo guiarnos, a los de la prensa me refiero. Es plenamente consciente de que, en esta ocasión, muchos medios que hasta ahora les ignoraban van a darles una primera oportunidad, una oportunidad ganada a pulso al intentar trascender las fronteras de un género. Sólo que el hardcore, como género, cuenta con unos límites tan insospechados que no resulta fácil rebasarlos. Quizás lo hayan intentado Will Haven –más por una cuestión de amistades que de sonido-, quedándose a medio camino entre el público hardcore y el rockero (Revelation Vs Music For Nations). Porque no se trata de que bandas como los ya citados Refused o de estos Snapcase que nos ocupan hayan huido de la catalogación genérica, sino que han sido capaces de llevar al género, al hardcore, más allá de lo habitual, consiguiendo alcanzar con su bomba expansiva a un público aún virgen para con este tipo de sonoridades. El caso es que «Designs For Automotion» se ha alzado ya como uno de los hitos menos underground –ese es otro campo, sí señor- del nuevo hardcore. Y si lo ha conseguido es gracias a las inquietudes de sus creadores, unos chicos de Buffalo que prefirieron, años atrás, desmembrar su banda a verse absorbidos por su propia desgana. Por suerte, Snapcase están de vuelta con un trabajo que supera infinitamente la parquedad de «Lookinglasself» (Victory, 93) y da una nueva vuelta de tuerca con respecto al ya perfecto «Progression Through Unlearning» (Victory, 97), el disco que les convirtió en leyenda del hardcore y que, de paso, les asestó un golpe que –por suerte no ha sido así- supusimos mortal. Taberski, como debe, nos comunica vía telefónica que anda muy excitado con el minutaje de su tercer largo. «Nunca nos creamos nuestras propias expectativas con respecto a lo que vamos a crear, pero está claro que si lo hubiésemos hecho no tendrían que ver con lo que hemos hecho. Estamos muy orgullosos con este disco, porque estamos convencidos de que presenta una nueva faceta del grupo menos agresiva, pero más interesante, a la vez que sigue manteniendo la fuerza de nuestro material antiguo, cuando éramos más primitivos». En eso estamos de acuerdo, él y yo vamos. Su opinión es la realmente interesante, solo que para eso estamos nosotros, para intentar valorar si está o no en lo cierto. Y esta vez lo está. «Designs For Automotion» abre nuevas vías para la banda, llevándoles hacia caminos que Refused por un lado y Fugazi por el otro conocen de un tiempo a esta parte. «Lo mejor de nuestro disco es que puedes encontrar influencias muy distintas. Existe una diversidad que nunca antes había existido en uno de nuestros discos. Los tipos de canciones son muy variados y toman caminos distintos, mientras que «Progression…» era un disco que empezaba y acababa de forma similar, pero eso tenía que ver con lo que éramos Snapcase en aquellos días. No hemos intentando cambiar de una forma deliberada, aunque sí sabíamos que no queríamos hacer un disco como el anterior. Y por supuesto jamás nos hemos planteado si éramos o no un grupo de hardcore. Si la gente dice que hacemos hardcore, no hay ningún problema con eso, además el público que nos sigue desde el principio y que nos ha apoyado en todo momento pertenece a esa escena. Tenemos un respeto por todo eso. Lo que ocurre es que somos conscientes de que ahora podemos llegar a otro tipo de público, a nuevos fans. Nunca nos vas a oír decir algo en contra de eso. Nosotros crecimos con el hardcore y hemos salido de ahí, de esa escena, pero al mismo tiempo queremos poder estar constantemente ofreciendo un trabajo interesante. Ahora estamos en una situación especial porque podemos interesar a la gente habituada al hardcore, pero por otro lado también somos un grupo que gusta a gran parte del público del metal moderno. Estamos en ese punto intermedio y creo que es bueno para nosotros porque nos permite llegar a más gente que otros grupos que son estrictamente hardcore».

Intentando ser más rigurosos a la hora de hablar de esos cambios o de esas influencias tan dispares, deberíamos subrayar que gran parte de ese nuevo sonido Snapcase se lo deben al trabajo de sus dos guitarristas (Jon Salemi y Frank Vicario, para más datos), a las nuevas formas de sus riffs, a sus quiebros, a unos músicos que han optado por combinar intensidad con fiereza. «Ese ha sido un trabajo general en el que nos hemos sumergido todos los miembros del grupo. Nos hemos preocupado mucho en conseguir que las guitarras fuesen más melódicas. Queríamos hacer un disco que sonase distinto a todo lo anterior. Estábamos algo hartos de trabajar siempre en una forma parecida y hemos aprovechado esta nueva oportunidad para intentar hacer de Snapcase un grupo con canciones mucho más variadas. Por otro lado, también es importante que haya entrado un nuevo miembro en el grupo (en este caso el bajista Dustin Perry), nos ha permitido ver las cosas desde un punto de vista distinto. Ha estado mucho tiempo con nosotros preparando este disco, pero creo que su participación a nivel musical en Snapcase se notará más dentro de un tiempo, cuando ya esté totalmente integrado en el grupo». Y ya que hablamos de participación en el sonido de la banda, se supone que Steve Evetts, su productor aquí y en «Progression…», también ha colaborado lo suyo, no en vano gran parte del nuevo escuadrón hardcore confía en su savoir faire: Hatebreed, Earth Crisis, All Out War… «Steve supo entender desde el primer momento las ideas que teníamos, no solamente porque ya hubiésemos trabajado con él antes, sino también porque captó muy rápido nuestras nuevas ideas. Su experiencia con muchas otras bandas e incluso con nosotros le han convertido en un productor que puede captar todo ese sentimiento mucho más rápido que otros productores más famosos».

Cambiando de tercio, debemos constatar, aunque sea a modo de curiosidad, que Snapcase han formado parte de compilaciones varias entre las que destacan los tributos a Misfits y, más recientemente, a Bad Brains. «Bad Brains siempre han sido una de mis bandas favoritas de todos los tiempos. No era solamente su música, sino también su actitud. El chico que estaba coordinando ese tributo nos había estado siguiendo desde hacía mucho tiempo y le gustaba especialmente nuestra versión en el tributo a Misfits, por eso contó con nosotros desde el principio». Y ya que estamos metidos en las versiones de temas ajenos, por qué no recordarle a Taberski que también han pasado por sus manos los propios Police. «Trabajamos en muchas versiones y la de Police era una de ellas. Nuestro principal objetivo era conseguir que esas versiones sonasen muy distintas a las originales, que tuvieran un sonido distinto… y en ese sentido te aseguro que estamos muy contentos con el resultado que hemos obtenido en esta en concreto». El tema en cuestión («Truth Hits Everybody», búsquenla en «Outlandos D’Amour») formaba parte de un split single compartido junto a Boy Sets Fire y editado por Equal Vision. «Decidimos editar ese Ep antes de acabar el álbum para ver que tal iban las cosas. Grabamos muchos temas y teníamos la idea de poder adelantar alguno. Por aquel entonces coincidimos con varias bandas en el estudio y una de ellas eran Boy Sets Fire, les conocemos desde hace mucho tiempo y aunque no fueron la primera banda a la que se lo propusimos, estuvieron encantados de poder editar ese disco con nosotros. De todas formas, no era

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SIENDO ELLOS MISMOS
Entrevistas / Cecilia Ann

SIENDO ELLOS MISMOS

Redacción — 13-03-2000
Fotografía — Archivo

Desoyendo los rumores nuevaoleros que asolan ese campo de minas que es el pop nacional, los granadinos Cecilia Ann entregan un disco chispeante, cristalino y poco convencional, macerado lentamente con el aliño de los grandes clásicos del pop. ¿Un suicidio en tiempos de estribillo azucarado, proclamas vacuas y precariedad instrumental?... Puede que sí, pero ¿alguien va a negar su valía?

Antes de nada, confesar que Cecilia Ann siempre han sido una de mis pequeñas debilidades. Su llegada al mundo de los vivos coincidió en espacio y en tiempo con una serie de momentos vitales que me niego -nunca podría- a olvidar. Pero si "Un Segundo" (Elefant, 98) me gustaba, su nuevo trabajo "Suenacuento" (Elefant, 2000) me parece uno de esos discos capaz de disipar cualquier duda acerca de las muchas potencias de un grupo, convertidas ahora en actualidades de calidad contrastada. Un disco que amplía el abanico de referencias de su predecesor: a Teenage Fanclub y Beatles se suman The Beach Boys y The Divine Comedy. Densidad y aliento pop a partes iguales para un trabajo pulido y preciosista con el que el quinteto (todos presentes: Estrella, Francis, Sergio, Arturo y Pablo) está más que satisfecho. "Un grupo de pop ha de cambiar de un disco a otro. Cuando te estancas, cuando te mimetizas en un sonido llega un momento en que desapareces" . Y aunque suena a contradicción, Cecilia Ann han conseguido hacer un álbum completamente distinto al anterior sonando más clásicos que nunca. "Seguimos haciendo pop, pero no somos innovadores. Creo que la misma escena lo pide. Llegó un momento en que teníamos montadas las canciones y eran realmente una continuación de ‘Un Segundo’. No renegamos de ese disco para nada, pero estamos intentando sorprender mientras establecemos nuestra propia dirección. Nosotros estamos buscándonos nuestro propio sitio. Lo de innovar y estar al margen de etiquetas es imposible" . Tranquilos. Lo que es innovar, aquí no lo hace casi nadie. Las hordas de pop piruletero vienen reclamando su lugar mientras roban estribillos a los grupos de la movida. A ellos sí se les permite, al menos de momento. Por eso sería injusto hacer el vacío a un grupo que prefiere estar al margen de dicha coyuntura. Ellos se mantienen expectantes, conscientes - "ya nos han dicho que este disco es un suicidio" - y en su sitio. "No vamos a cambiar nuestro sonido porque ahora se hagan estas cosas. El grupo empezó en la efervescencia total del movimiento indie. Estábamos abocados a seguir unas reglas, una corriente estética y en los primeros años sufrimos eso. Ahora lo que intentamos es hacer lo que verdaderamente nos apetece" . Y de momento lo que les apetece es adornar la mayoría de sus canciones con cuerdas y vientos, invocar el espíritu de Arthur Lee y Brian Wilson en arreglos que endurecen las primeras escuchas pero que en algunos casos ( "Solemio", "El Niño Feliz") acaban rindiendo al más crudo de los detractores, grabar su tema más rockero hasta la fecha ( "Local Heroe 82") e incluso dejar entrever su devoción hacia New Order ( "Funcionarama"). Una apuesta producto de sus convicciones, transmutadas en ambiciones que han visto pasar miles de mojones kilométricos por las carreteras de nuestro país en busca del festival y del antro; del público devoto y de la audiencia zafia; de la sala a reventar y de los cuatro gatos despistados. Devoción y ambición. Carretera y manta. "Todo va en función de las satisfacciones y de los empujones que te vayan dando. Un grupo no puede moverse si de vez en cuando no le empujan. Pero la forma de pensar a la hora de hacer música debe ser ‘hacerlo o no hacerlo’, ‘estar o no estar’... aquí no valen las medias tintas" . No si se quieren hacer las cosas bien, desde luego. Aunque la mayoría de las veces el celo profesional no esté justamente reconocido. "Nos comportamos como profesionales. Como dice Pau –de La Habitación Roja, supongo- ‘nos comportamos como profesionales pero cobramos como si fuéramos amateurs’. Ahora nos hemos juntado cinco personas que no dejamos de darle vueltas a la música y a los asuntos del grupo" . Incluso a veces, ese celo, esa confianza en el trabajo puede servir como escudo tras el que parapetar los defectos o desaciertos. Y eso tampoco es recomendable. "Estamos orgullosos del trabajo que hemos hecho. Creo que hemos enmendado fallos del primer disco. Ahora estamos optimistas por la reacción de la gente que ya ha escuchado el disco, que ha valorado positivamente los cambios en el grupo. Aunque nosotros ya lo veíamos venir porque hemos estado conviviendo con las canciones desde hace más de un año. Pero estamos preparados para el ‘no me gusta’, buscamos el compromiso del que oye la canción. Hemos hecho este disco para que no cree indiferencia, para buscarle las cosquillas al oyente" . Prueba superada, pues.

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