“Antes me urgía escupir la rabia”
Entrevistas / Putochinomaricón

“Antes me urgía escupir la rabia”

Isabel Santos Martínez — 08-05-2023
Fotografía — Archivo

Chenta Tsui, conocido como su alter ego, Putochinomaricón, acaba de sacar su mixtape "Afong" (mordió la mano el mano), el primero de los cuatro discos que presentará este 2023. Charlamos con él sobre su proyecto.

Vas a lanzar cuatro álbumes conectados entre sí este 2023, “SMHD (Segundos, Minutos, Horas y Días)”. ¿Cómo surge la idea?
Realmente surge a raíz del debate constante que hay ahora de lo que diferencia a un artista de un creador de contenido. A partir de ahí generé el concepto de “arte contenido”, que seguramente ya existía antes. Tiene dos significados: crear una especie de punto intermedio entre estos dos constructos y crear arte contenido. Está definido por los parámetros de las redes sociales, las demandas de los algoritmos, las plataformas de streaming, etc. Otra de las reflexiones que tuve a la hora de plantear el “SMHD” fue cuestionarme el cambio paradigmático de que ahora no escuchamos música, sino que la streameamos. Esto y los algoritmos hacen que entendamos la música, no tanto por géneros, sino por ciclos de viralidad y fechas de caducidad. Mi idea era empezar a catalogar mis obras desde cuatro escalas de tiempo: segundos, minutos, horas y días. Está inspirado en Rem Koolhaas, que lo hizo de manera similar en la arquitectura y el urbanismo. Lo categorizo con “S, M, L, XL”, me hizo muchísima gracia. Viene desde un lugar de denuncia, y satírica.

¿Cuánto tiempo llevas trabajando en este concepto?
Lleva formulándose mucho tiempo en mi cabeza, creo que desde que saqué mi primer álbum en 2018. En 2021 lo visioné de forma más clara, al moverme de Taiwán a España. Se nota mucho cambio de enfoque en mis obras, yo por lo menos lo noto. Por ejemplo, mis dos primeros álbumes (“Corazón de cerdo” y “Miseria urbana”) los escribí en España, al igual que “Afong”, mientras que el disco de “Jájá Eqúísdé”, fue en Taiwán. Se muestra de alguna forma que creaba música (en los dos primeros álbumes) desde un lugar de incomodidad estructural o institucional. Sin embargo, en Taiwán la incomodidad era opcional, construía desde un lugar más neutro. Cuando volví allí en 2020 empecé a divagar y pensar realmente en la parte de producción más teórica del proyecto. Antes me urgía escupir la rabia y me daba igual la teoría o la producción, quería que todo el mundo se enterara. El hecho de moverme a Taiwán me permite experimentar esto, y querer ver mi proyecto desde una escala más lejana, desde un plano más urbanístico.

"Lo que hago es coger mis desgracias, como todas las personas millennials, y convertirlo en humor, que es nuestro mecanismo de supervivencia"

¿Lo grabaste también en Taiwán?
Lo grabé en mi habitación (ríe). Por dos cosas, soy un poco vaga y porque me gusta reivindicar y hacer visibles los procesos creativos que hay detrás. Probé a grabar en un estudio y no me gustó, mi voz sonaba demasiado limpia. Me generaba rechazo. No funcionaba para mi idea y visión. Produje todo el mixtape en España, es gracioso porque siempre que estoy trato el tema identitario, y lo mezclé en Taiwán con mi ingeniero de sonido, Ignacio Redard.

Has hablado del contenido y el artista, de buscar la autenticidad y que somos todos un poco clones. ¿Crees que es difícil escapar de eso y encontrarla?
Creo que sí, yo también soy un clon disfrazado. Sé que a pesar de todo este ejercicio, he bebido mucho de la nostalgia. En mis obras hay una presencia inevitable de referencias al pasado. Realmente todo ha sido inventado. La intención está ahí, pero yo sé que es un largo camino. También está la parte de la deconstrucción y descolonización: cómo producimos música, el software, el sistema de afinación y los compases que utilizamos. Al final es occidental y estos parámetros ya limitan nuestro anhelo a querer romper de todo lo clonado. Yo acepto esa contradicción, de una forma u otra encuentro una forma de autocuidado en el anhelo de querer destrozarla. A pesar de que, seguramente no lo esté haciendo (ríe).

También has comentado la viralidad de las canciones. En las 7 de la mixtape se podría decir que hay 21, ya que hay 3 en cada tema. ¿Por qué has tomado esa decisión?
Originalmente iba a ser un “álbum de podcast”, un término que me inventé y que, de nuevo, seguramente ya existía antes. La idea era que fuera un track, como un podcast, sin ser subida como canciones. Estaba reflexionando en ese momento en torno al tema del mixtape y su relevancia en el 2023. ¿Puede existir un mixtape en una plataforma de streaming? Lo han intentado un montón de artistas hip-hop y rap. Realmente, ¿qué diferencias hay entre un mixtape y un álbum cuando se sube? Por eso iba a ser un “álbum de podcast”, pero me dijeron, con toda la razón del mundo, que iba a ser un “camino suicida”. El proyecto ya era demasiado experimental. Tenía que ordenarlo de alguna manera y que siguiera siendo fiel al concepto, compatibilizándolo mejor para que respondiera al lenguaje de la plataforma de streaming. Al final hice un ejercicio para ver cómo separarlo, pero siento que hay muchas canciones están juntas, como podría ser “síndrome del impostor/no merece la pena/para no dar pena”. Son tres canciones, pero son miles de canciones en una canción. Esta idea de “collage” es muy TikTok, representado de manera horizontal, del minuto cero al tres. En la aplicación se hace de manera vertical cuando estamos scrolling, ¿no? Es la misma idea y por eso e hay algunas canciones juntas y otras divididas aposta, realmente.

¿Harás algo similar en los tres álbumes siguientes?
Me gustaría repetirlo. Pero el siguiente álbum, “Pasadas de moda”, tiene un acercamiento completamente distinto, más ligado a los segundos. Quería que fuera más digerible y convencional. De manera irónica, satírica, etc. Las canciones están separadas de manera normativa.

El mixtape, “Afong (mordió la mano el mano)”, tiene muchos conceptos asociados entre los que resuena migrante, al titularlo en honor a Afong May. ¿Cuál es su historia y cómo descubriste su figura? ¿Por qué decidiste que fuera ese el título?
Afong Moy, para muchas teóricas, fue la primera mujer china que emigró a Estados Unidos. Fue importada, desgraciadamente, con los hermanos Carne, que eran comerciantes. Ese no era ni su nombre. En el listado de pasajeros del barco, por la barrera idiomática, figuraba su nombre como Auphmoy/Afong May. Me hizo mucha gracia ese slash (barra) y, por eso, está tan presente en todo el tracklist. Mis primeros tres adelantos se llaman “Auphmoy”, haciendo referencia a la idea de cómo esta persona, no certificada, fue instrumentalizada. Fue expuesta en los museos de EE.UU representada como la “dama china”. Se montó un escenario extremadamente orientalista y ella hacía su performance con muchos objetos chinos alrededor suya. Nadie sabe qué pasó con ella después, desapareció al acabar las exposiciones. Recomiendo leer el libro de Nancy Davis para indagar más sobre ella. Siento que en esta instrumentalización, se pueden trazar paralelismos a cómo se trata a las personas no hegemónicas en la industria, y el cómo nos miran e instrumentalizan para ocupar cupos. Se nota mucho en series, por ejemplo con el reboot de "Gossip Girl" en HBO. Me da mucha pena que se haya desperdiciado una oportunidad. Hay personas racionalizadas y ningún storyline que especificase el conflicto racial. Simplemente ha habido una instrumentalización. Yo ocupé muchos espacios y poco a poco empecé a no hacerlo. Lo notaba y me incomodaba. De alguna forma, querían hacerme saber que estaba allí por mi identidad y no por mi música. Quería hablar sobre eso, siento que desde Afong Moy hasta ahora han evolucionado muchas cosas, obviamente. Aunque sigue habiendo muchos paralelismos entre su experiencia y la de muchas personas no hegemónicas, racializadas, mujeres, disidentes sexuales... Mi intención es justamente “morder la mano del amo”, quería proyectar esta ficción. Afong Moy se hartó y mordió la mano de los hermanos Carne. Por eso digo que es una mixtape, los sonidos son muy complejos y el tema que se trata es muy de nicho y minoritario. Sé que es difícil, mi intención no era crear contenido ni arte, sino arte contenido.

"Es un mixtape que no quiero tocar en directo, creo que haría el ridículo si lo intentase. Es un álbum tan complejo, o sea, no sé cómo mi ingeniero no me ha matado todavía"

En el disco colaboran dos poetisas, Berna Wang (“síndrome del impostor/no merece la pena/para no dar pena”) y Paloma Chen (“Amore (abro hilo-te odio)/chinito de amol”). ¿Os conocías previamente? ¿Cómo surgió?
Sí, las conocía de hace muchísimo tiempo. Las admiro a las dos. Berna Wang es “historia de España”, literalmente. Fue testigo de las primeras migraciones de las personas Tailandesas a España. Me da pena que por desinterés estas cosas no estén cartografiadas o archivadas. Las admiro muchísimo, son talentosísimas y tiene muchísimo valor todo lo que están haciendo. Estoy enamoradísima de los poemas de Paloma, o sea, “la amo a muerte”. Son seres de luz. Quería que formasen parte de este proyecto, me sorprendió que quisieran colaborar en algo tan experimental. Para mí es arriesgado, tiene cierta linealidad y continuidad si lo miramos con lupa, pero realmente muchas personas que lo escuchen van a rechazar rotundamente este mixtape. Yo lo decidí voluntariamente y siendo consciente. Es mi forma, de nuevo, de volver a morder la mano, ¿no? (ríe).

Tu música está ligada al activismo y la representación. ¿Cómo sienta hacer eso? ¿Te libera?
Creo que soy demasiado pop en ese sentido para para que una canción me libere. Al final acabo teorizando y me desvinculo muy rápido de mi trabajo. Siempre me he visto muy “Warholiano” en ese sentido, como una Andy Warhol sin la misoginia. A mí me encanta. En su diario decía que le gustaba ser una artista oficinista, tener sus horas que cumplir y al acabar desentenderse completamente. Me parece humorístico esa frialdad de acercarse a tu música desde una forma tan impersonal, pero a la vez tan personal. Yo lo que hago es coger mis desgracias, como todas las personas millennials, y convertirlo en humor, que es nuestro mecanismo de supervivencia. Hay muchas cosas, obviamente, que tenemos que hablar con la terapeuta. El hecho de hacerlo te libera y te desvincula del problema, aunque sea temporalmente.

Mencionas el mundo digital de los Sims en “mamá he matado a un sim”. ¿Cuál es el significado real de la canción?
Me hace mucha gracia comparar las dinámicas y estructuras de poder. A pesar de que parezca que es sobre matar a un Sim porque me aburro, estoy hablando de cómo en algún momento de mi carrera pensé que iba a tener poder por ocupar ciertos espacios. Realmente el poder es ficción, ¿no? En la letra digo: “me volví en Vylette y Fern ya es su juguete roto”, refiriéndome a la película de Jawbreaker, en esta un grupo de amigas populares mata, sin querer, a su mejor amiga. Una chica impopular lo ve desde la distancia y para callarla la transforman en popular: Fern se convierte en Vylette. El poder es ilusorio. Funciona superficialmente cuando se nos pega una plataforma o se nos da visibilidad. Realmente es un ejercicio de paternalismo, no se está ni repartiendo ni aboliendo el poder. Se aprovechan de esto, para ser más poderosas. Nosotras no tenemos más poder, más allá que matar a un Sim en nuestra habitación. Me gusta trazar estas relaciones absurdas, con algo que realmente me hiere. Pero siempre escribo desde un lugar bastante lejano, a pesar de que trate sobre cosas que realmente me duelen.

Entre los estilos que se insertan en las canciones hay bastantes tipo, desde el house, soul al hyperpop. ¿En qué género musical sientes mayor comodidad?
Creo que soy un intento de cantautora que fracasó y acabó haciendo esto. Diría que me asocio más con el glitch. Leí el manifiesto de Feminismo Glitch de Legacy Russell, una teórica y artista. Me gustaba relacionar la disidencia de cómo entiende los cuerpos y las diferencias con el glitch. Su alucinante manifiesto me marcó muchísimo. A raíz de eso, me siento muy cómode cuando estoy glitcheándome y al trazar cartografías sonoras desde el glitch. Me fascina mucho. Es un lugar en el que me siento acogida, la verdad. Creo que más que un género es un sonido, realmente no estoy segure.

Mencionas a Ted Mosby (Como conocí a vuestra madre) en tu canción “Amore (abro hilo-te odio)/chinito de amol”, ¿le odias?
(Ríe). Wow, es que hay una parte de mí que dice “tenemos que ver las series entendiendo la historia y el momento en el que salieron”. La primera vez que la vi me enamoré de ese personaje, tenía un crush con Ted Mosby. Me encantaba "Como conocí a vuestra madre". Lo volví a revisitar cuando estaba creando el mixtape y dije “madre mía”. O sea, es que literalmente cuando coge la trompeta azul, Dios mío, ¡qué miedo! Y luego cuando le dice a Robin que le quiere después de conocerle un día. Eso es abuso (ríe). Me hacía mucha gracia y eso no quita que ame esa serie. Pero sí, no hay nada peor en este mundo que Ted Mosby (ríe).

¿Se podrá disfrutar el álbum en directo?
Es un mixtape que no quiero tocar en directo, creo que haría el ridículo si lo intentase. Es un álbum tan complejo, o sea, no sé cómo mi ingeniero no me ha matado todavía. No sabría por dónde empezar para replicarlo en directo. De hecho, mi sueño es poder tocar un día con una orquesta, un “one time thing”. Reversionarla o transcribirla para una orquesta. Es uno de mis grandes sueños, pero creo que es uno de esos álbumes que tiene que quedarse en la plataforma de streaming y no salir de ahí (ríe).

El mixtape está asociado con los minutos de SMHD. “Pasadas de moda”, ¿en cuál será?
Estoy pensándolo todavía, en un principio quería que fuera dentro de la sección de segundos. Pasadas de moda, ya está en fase casi terminado, lo escribí en un mes. A diferencia de este mixtape, que estuve trabajando en ello un año. Quería asociar la idea de cómo Spotify, y me imagino que otras plataformas streaming, consideran una reproducción escuchar 30 segundos. Quería que todas las canciones durarán 30 segundos o menos. También economizar los recursos de una forma satírica, utilizando las herramientas de inteligencia artificial para escribirlas. Me pareció muy simple. Para poder categorizarlo dentro de segundos a lo mejor no tiene por qué durar 30 segundos, pueden ser simplemente canciones que hayan sido producidas en una escala de tiempo inferior. Teniendo en cuenta, de nuevo, los ciclos de viralidad y fechas de caducidad. Escribí “Pasadas de moda” teniéndolo en cuenta, sabiendo que en esta obra no iba a invertir mucho tiempo. De hecho lo grabé mal. Utilicé el mismo micrófono que usé para mi primer álbum. Por los “LOL” y la nostalgia. Creo que va a acabar siendo segundos. No estoy segure, la verdad.

 

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