"Compartimos susto barcelonés con muchos compañeros"
Entrevistas / Niños Mutantes

"Compartimos susto barcelonés con muchos compañeros"

Joan S. Luna — 11-10-2018
Fotografía — Archivo

Los andaluces Niños Mutantes se despiden de su gira actual con dos conciertos especiales. El primero será el 10 de noviembre en L’Hospitalet (Salamandra, Festival Acròbates), el segundo el 1 de diciembre en Madrid (La Riviera). Por ello aprovechamos por preguntarles sobre la vida en la carretera y las giras.

¿Tenéis calculados cuántos conciertos habéis dado hasta la fecha en territorio español?
Llevábamos una lista con todos los bolos. y dejamos de actualizarla hace años por aburrimiento... La respuesta es jodida pero puede superar los mil con facilidad. Si te refieres a la gira Diez y Diez&medio, son unos sesenta desde abril 2017.

¿En vuestros inicios, os costó mucho empezar a conectar con el público que iba a vuestros conciertos?
Pues una de las cosas que tiene ser pioneros en esto del “indie” es que vivimos la etapa en la que el público era a veces más moderno que la banda y estaba mal visto eso de disfrutar en un directo. En aquella época al tocar o cerrábamos los ojos o nos mirábamos los pies, era el indie de los noventa. Pero hubo un antes y un después de Las noches de insomnio. Desde el primer concierto de ese disco en Neu (Galileo) en Madrid conocimos otra relación con el público, eso de la gente cantando, emocionada, saltando....

"Intentamos que la química fluya desde el minuto uno al último, aunque no siempre se consigue".

¿Qué partes de España se os han resistido más a la hora de llenar en los conciertos?¿Se os ocurre el motivo?
Para todos los grupos es complicado tocar muy lejos de su casa. Los del norte sufren en el sur y los del sur sufrimos en el norte. Luego hay una zona amable para todos que es el centro y levante español. Hay una razón evidente en la distancia, pero a eso hay que añadirle los mecanismos de difusión (revistas, radios, televisiones locales, etcétera) que son difíciles de controlar y, cómo no, las diferencias culturales entre comunidades. Barcelona es siempre motivo de temblores. Parece que es una sensación generalizada hasta para bandas de allí. Es todo un misterio. El caso es que compartimos susto barcelonés con muchos compañeros.

A lo largo de todos estos años habéis compartido cartel con un montón de bandas. ¿Podríais citar algunas con las que hayais tenido una conexión especial?
Bueno, a estas alturas hemos compartido escenario con casi todo el espectro nacional de bandas desde la prehistoria en los noventa. Es conocido que nos llevamos muy bien con Sidonie, La Habitación Roja, León Benavente, Zahara, Amaral, Fernando Alfaro, Rufus, Dorian y un largo etcétera. La demostración de esto fue Mutaciones. También hay una historia poco conocida, nos llevábamos fatal con Sexy Sadie y ahora somos íntimos amigos. ¡Los camerinos unen mucho! Quizás la conexión más antigua y más querida, con anécdotas bastante geniales, es la que mantenemos con Julio de la Rosa, aunque ahora estemos más desconectados. En los últimos meses nos comemos los mocos con Viva Suecia y por motivos locales estamos muy unidos a Lori Meyers y Lagartija Nick, La verdad es que una de las cosas más bonitas que nos han pasado es hacer tantos amigos en otras bandas, gente con la que tenemos muchas cosas en común: modo de vida, gustos, preocupaciones, fiestas, desvaríos, recomendaciones de restaurantes de carretera o de pedales....

De todo lo que otros artistas dijeron hace un par de años de vuestras canciones en 20 años, 20 canciones, ¿qué es lo que más emocionó?
Todos nos dijeron que Niños Mutantes es una banda imprescindible y que nos quieren porque somos unos tíos estupendos. Aunque probablemente sea mentira, ambas cosas nos llegaron al corazón (risas). Fue enorme. Nos enteramos de tantas cosas, de formar parte de la vida sentimental de gente que admiramos. Pero quizás lo que más nos impactó fue la primera versión que escuchamos, porque fue precisamente la de Fernando Alfaro. Nosotros nacimos tras un concierto de Surfin’ Bichos, y ver que Fernando hacía una versión nuestra era una cuadratura del círculo que venía a darle sentido al camino recorrido. Nos emocionó muchísimo.

Frente a aquello de “el show debe continuar”, ¿alguna vez habéis tenido que actuar en un momento personal muy malo para alguno de vosotros? ¿Se hace duro o el calor de la gente ayuda a superarlo?
Sí, todos hemos tocado en momentos muy chungos o estresantes (muertes cercanas, niños a punto de nacer, malas rachas personales), pero efectivamente hacemos todo lo posible porque la gira siga por encima de todo y por conseguir que cada concierto sea especial. Los problemas deben quedar en casa antes de montar en la furgoneta. El escenario suele ayudar a sobrellevar esos momentos. El problema no es tanto subir a tocar así, es más bien la sensación de estar lejos de dónde tendrías que estar en ese momento. Pero el escenario ayuda como nada evadirte, lo que pasa es que no sueles tocar bien cuando tienes nubes tan gordas encima. Suele faltar energía que absorbe el marrón en cuestión. Aunque a veces hay catarsis emocionales muy profundas, experiencias místicas intensas en que salen conciertos increíbles en medio de tormentas personales, y son días que siempre recuerdas.

Ahora llega el momento más incómodo. ¿Cuál creéis que es la mayor metedura de pata que habéis hecho sobre el escenario a lo largo de estos años?
No hay duda: la única vez hicimos un playback. Fue en el Estadio de Los Cármenes, en una celebración del Granada Club de Fútbol. Lamentable. Aún me avergüenzo. Encima el CD empezó a saltar y ya no sabíamos que hacer. Encima, con las camisetas del Granada puestas. A veces, también, tenemos discusiones sobre el propio escenario (pocas veces), pero eso no puede pasar. Tarjeta roja.

¿Qué canción creéis que nunca vais a dejar de tocar en vuestros conciertos?¿Hay alguna en concreto que haya sonado en todos?
Creo que desde el primer día que tocamos Errante, nunca ha faltado en repertorio. Nos matan si no la tocamos. Somos sus siervos.

Espero que seáis fans de la película This Is Spinal Tap. ¿Habéis vivido algún incidente como los de la película?
Spinal Tap se queda corta. Nos ha pasado de todo, y cuando digo todo es todo. El otro día en Bogotá en vez de escuchar la voz de Juan Alberto por el in ear (los monitores por auricular) entró una emisora evangélica a toda tralla, hablando de una epístola de San Pablo. Así una hora.

Siempre se dice que girar no da demasiado tiempo para descubrir sitios nuevos más allá de las salas. ¿Hay algún lugar o ciudad que hayáis descubierto gracias a las giras y que os robase el corazón?
Precisamente hemos vuelto enamorados de Bogotá, nos ha encantado. Y creo que todos amamos Galicia como a nuestra madre. Las giras por España dejan poco tiempo al ocio y el turismo cultural, pero hemos tenido la suerte de hacer este año doble gira americana y en estas giras, en las que hay muchos días y mucha promoción, queda más tiempo libre y nos ha permitido descubrir ciudades maravillosas como Medellín, Guadalajara, la ciudad vieja de Panamá o la propia Ciudad de México. Un placer tremendo.

¿Cuál es el momento de mayor química entre vosotros cuatro cuando estáis sobre el escenario? ¿Al empezar un tema, al acabarlo, al despediros...?
Al abrazarnos y hacer bailes rituales antes de empezar y al acabar, cuando entramos de nuevo juntos al camerino, y nos vemos las caras y, así, sabemos si el viaje ha ido bien o mal, y cuando ha ido bien es un momento fantástico.
Intentamos que la química fluya desde el minuto uno al último, aunque no siempre se consigue. Es verdad que a veces comienzas una canción muy bien y acabas regular e incluso fatal, porque puede producirse un momento de desconcentración generalizado. Y también al revés, comenzar fatal y acabar de muerte. Los ensayos y la acumulación de conciertos, sirven para limar todo esto.

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