“No estoy seguro realmente... Fuimos al estudio con la actitud de hacer el mejor álbum de Spiritual Beggars que pudiésemos, y el hecho de que a la gente le guste es asombroso”. Doce cortes, amén de dos más para ediciones limitadas y niponas, cuya resolución y dinamismo, redondean un trabajo íntegro, para el que han empleado un año frente a los tres que requiso el anterior “Mantra III”. “Creo que “Ad Astra” es el disco más enfocado de Spiritual Beggars, es el álbum más completo. Hemos crecido al escribir las canciones y hemos encontrado un estilo muy nuestro”. Pluses importantes además para ellos, son que tanto la actitud como las impresiones tras la escucha, discurren en la línea de ese espejo en el que se miran. “Para nosotros es muy importante capturar ese sentimiento de directo en el estudio, es algo muy difícil de conseguir, pero estoy muy satisfecho con el resultado de la grabación. Lo que significa meternos en una habitación con la guitarra, el bajo y la batería, poner unos cuantos micrófonos y empezar a grabar. Utilizamos tanto la tecnología como los equipos antiguos, en función de lo que ofrezca el mejor sonido para lo que queremos hacer. Empleamos el ordenador sobre todo para la edición”. Los duetos guitarreros entre Michael y el Hammond del recién incorporado teclista, Per Wilberg, son una de las muchas apoteosis contenidas en esa caja de sorpresas inagotables que es “Ad Astra”. “Per ha abierto muchas puertas musicalmente. Tenemos una vibración parecida a los primeros Deep Purple y Uriah Heep. Creo que nuestro sonido es ahora mucho más intenso. Queremos que sea algo relevante, propio del 2000”. Sobre como evoluciona de forma coherente y personal un grupo amarrado a las tendencias de hace casi tres décadas, Michael deja que sean las notas quienes hablen por sí mismas. “Procuramos mezclar. Somos muy abiertos en cuanto a nuestras influencias y queremos sonar frescos. Este va a ser el primer disco de Spiritual Beggars que va tener un alto nivel de promoción. Hemos filmado un vídeo que tiene muy buena pinta y además vamos a girar por Europa con Iron Maiden, lo que es genial obviamente”. Marcados por el estigma del stoner rock, el cuarteto sueco no parece sentirse demasiado cómodo con una etiqueta que les colocan, mucho más a menudo de lo que a ellos les gustaría. “Creo que la gente que nos escuche descubrirá que somos muy diferentes. No nos consideramos un grupo stoner, de hecho ya teníamos dos Lp’s antes de todo el rollo stoner”. Por no casarse, no contraen nupcias ni con esa espiritualidad de la que hacen gala. “Somos de Suecia, no somos filósofos. Nuestra religión es el rock’n’roll. Realmente no es algo en lo que profundicemos demasiado”.
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