La ley del desierto, la ley del mar
Entrevistas / Wet Cactus

La ley del desierto, la ley del mar

Carlos Caneda — 11-11-2015
Fotografía — Archivo Wet Cactus

Resulta sorprendente la oleada de grupos de stoner rock que han aparecido durante las últimas temporadas en Cantabria. Entre los últimos en incorporarse a esta corriente se encuentran Wet Cactus, un joven cuarteto de Suances que tras hacerse un nombre gracias a unos directos demoledores acaban de publicar su disco de debut.

Wet Cactus” es el EP homónimo con el que el pasado septiembre la banda se estrenó de la mano de los sellos Producciones Tudancas y Odio Sonoro; contiene cinco canciones que funcionan como un muestrario de la trayectoria del grupo desde que se juntaron en 2013. Dani (bajo y voz), Jaime (batería), Ernesto (guitarra) y Óscar (guitarra) lo definen como “un disco que te estalla en la cara. Tiene un sonido muy denso, con ritmos muy envolventes. Y, dentro de que es stoner, hay un poco de todo: Black Sabbath y Kyuss, pero también un poco de rock psicodélico, algo de progresivo…”. Sin embargo, no se sienten demasiado cercanos a la mayoría de bandas stoner que funcionan en su entorno más inmediato. Jaime dice que “de los grupos de Cantabria, el único con el que he tenido trato es con Dani de Granada Goblin. Y lo único nacional que hemos escuchado y que nos recuerde a lo nuestro es Acid Mess, que son coleguillas, o The Attack of the Brain Eaters”.

Por el contrario, afirman sentirse más próximos a grupos anglosajones; y es que, al fin y al cabo, lo que hacen es acercar el imaginario de las bandas norteamericanas a un entorno que poco tiene que ver con aquello. “El desierto está dentro del término stoner rock, pero no tenemos nada que ver con eso. Nuestro desierto es la playa. El cactus húmedo del nombre es una mezcla del desierto y de lo húmedo, porque somos del norte y además surfeamos y estamos todo el día mojados”. Así es como entra en la conversación el mundo del surf, una constante en la trayectoria del grupo. “En realidad ahora solo lo practican Óscar y Dani, pero todos nos conocemos por el entorno del surf de la playa de Los Locos”. ¿Y por qué creen que en la actualidad tantas bandas cántabras están vinculadas al surf? “El surf siempre ha ido de la mano del rock&roll. No sé, supongo que sea por el estilo de vida, que es completamente diferente a otros deportes. Se pueden compaginar perfectamente”.

stoner rock

Sobre si se encuentran más a gusto componiendo en el local o tocando sobre el escenario, no muestran ninguna duda: “el disco lo tienes que escuchar porque suena guay, pero sobre todo para verlo después en directo, porque ahí pega muchísimo más fuerte, suena más gordo todavía”. De hecho, antes de la aparición de este EP el nombre del grupo era conocido por la fama de sus conciertos. Y esto no ha venido solo por una cuestión de decibelios, sino también por una actitud que les permite afrontar con gran libertad cada actuación. “Si en un concierto lo llevas todo muy cerrado, al final estás pendiente de mirar la lista de canciones y lo ves todo estructurado, no sientes que estás con unos amigos y quieres pasártelo bien. Preferimos empezar la actuación con una jam. Ahí empezamos a sentir que los cuatro vamos juntos, y después ya puedes salir todo engorilado a tocar el resto del repertorio. La cosa es soltarse y tocar con ganas, como si fuera un ensayo, pero con público. Si, total, fallos luego va a haber de todas formas (risas)”. Este modus operandi que da tanta importancia a la improvisación tiene parte de opción estilística (“es un poco de rock progresivo”), pero también viene impuesto por las circunstancias. “Ha habido un par de conciertos en los que no hemos podido ensayar antes, así que casi ensayas y tocas a la vez. Claro que es mucho más cómodo tenerlo todo preparado… aunque ser tan cuadriculado es menos natural”.

Mucho de esto viene dado por la precariedad de medios y la dificultad para compatibilizar horarios con que se encuentra el grupo. A este respecto, afirman que no buscan grandes apoyos por parte de las instituciones, aunque sí que dejan este recado: “ensayábamos en un local del ayuntamiento de Suances, pero nos echaron y ahora lo usan para guardar desbrozadoras. No era gran cosa, 8 m2, pero lo acondicionamos y además no había casas cerca, así que no molestábamos a nadie. Nos echaron, y dijeron que nos buscarían otro… pero hasta hoy. Ahora tenemos un local en Torrelavega, pero nosotros hacemos vida en Suances y así no podemos ensayar al mismo ritmo”.

A pesar de las dificultades, el grupo se esfuerza porque la máquina no se pare. “Después de grabar el disco ya hemos compuestos otras cinco o seis canciones, y cada vez nos van saliendo composiciones más complicadas, más locas. En cuanto podamos nos pondremos a preparar un disco largo, aunque no podremos empezar hasta la primavera del año que viene”.

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