La edad de la inocencia
Entrevistas / Charades

La edad de la inocencia

Enrique Peñas — 06-04-2010
Fotografía — Archivo

Después de la exponencial progresión que supuso “En ningún lugar”, “Revolución solar”, el tercer largo de Charades, debía apuntar bien alto para mantener el nivel. Para lograrlo, ahora como quinteto, se han valido de sus mejores armas: armonías vocales, melodías de primera y apuntes de psicodelia. La revolución, lejos de frenarse, da un paso más.

Tras el enorme salto que protagonizaron con En ningún lugar(08), Charades se enfrentaban a la complicada papeleta del tercer disco, con la dificultad añadida de la marcha de María Hernández (bajo), sustituida por Toño Castro al tiempo que Antía Moure se incorporaba al grupo como nuevo teclista (también voz y percusiones), de modo que el otrora cuarteto ha pasado a ser banda de cinco. Y lo cierto es que han resuelto la jugada de forma más que certera, superando el estatus de promesa para afianzarse como firme realidad de nuestro pop, sin necesidad de rupturas, sino manteniéndose firmes en un camino plagado de melodías, armonías vocales, coros, teclados y estribillos en el punto justo de ebullición.

(Guillermo Llansó, batería) “Ya en “En ningún lugar” había algunas atmósferas y arreglos más complejos, y teníamos en mente continuar por esa línea. Al empezar a componerlo nos encontrábamos en un momento difícil: se había ido la bajista, e Isa, Coki y yo estábamos con muy poca autoestima, pero de alguna manera también teníamos ganas y fe en nosotros mismos para seguir tocando. Cuando entraron Antía y Toño todo cambió a mejor: trajeron muchas ideas y aire fresco. A lo largo de este tiempo nos han sucedido multitud de cosas positivas y negativas, que sobre todo nos han dejado unas ganas enormes de trabajar cómo nos da la gana, de aprender y de ser cada vez más nosotros mismos, cosa que no es fácil”.

Fue “Revolución solar” la primera canción que compusieron para este nuevo álbum al que ha acabado dando título, y ese espíritu se convirtió en la fuerza motriz que prendió la mecha de un trabajo en el que han ganado un punto de nervio, del mismo modo que las letras han superado la barrera de la fragilidad para exhibir una energía más directa, como ocurre en “Medio cielo de revolución”, “Aguaceros” o “Grito tu nombre”. (Isabel Fernández, voz y guitarras) “Pues no lo había pensado, pero es verdad; quizá ya no es estar melancólico y perdido, sino romperlo todo y explotar”.

En la producción, repiten en Ultramarinos Costa Brava, a los mandos de Santi García, de quien dicen que (Isa) “es el único que improvisa en el estudio, con algunos arreglos o coros; nosotros vamos con todo cuadrado al milímetro. A nivel de producción esta vez hemos sido más austeros: le pedimos algo sencillo, que todo sonase tal cual lo habíamos grabado, y las voces con mucha reverb. Pensamos muchísimo en las canciones, en cada arreglo y cada melodía. Nada es gratuito. Por eso no improvisamos nada en el estudio; los arreglos, para saber que quedan bien, necesitan tiempo para tener perspectiva sobre ellos”.

El resultado arroja un pop radiante y a la vez rotundo, con una notable herencia psicodélica en la que The Beach Boys o Love pueden ser algunos de los ejemplos más notables, amén de una extensa nómina de grupos sesenteros, sin olvidar que Animal Collective también está entre sus favoritos. (Isa) “No es que la psicodelia fuera un fin en sí mismo, ni una premisa o un condicionante. Nos apetecía seguir probando y profundizar en las estructuras y las melodías. Es una evolución natural; este sonido es cómo nos expresamos ahora, y nos hace felices”. Esa sensación de felicidad domina en su música, incluso en los momentos más agridulces: un ejemplo es “Nerium Oleander” (nombre científico de la adelfa, planta tan extendida como venenosa) y otro, con un añadido de romanticismo excéntrico y en tono de fábula, “Harold & Maude”, tomando prestado el título de la comedia de Hal Ashbly.

(Isa) “Nos encanta la película. La historia que narra es la de un amor puro, inteligente, mágico y divertido. Nos gusta describir sensaciones y sentimientos que hemos experimentado. No nos inventamos personajes ni contamos ficción. ¡Yo no sé hacer eso! Neil Young decía: ‘Si canto mi verdad, ésta sacará la verdad de los demás’. Está bien ese punto de vista”. Y así, sin épica ni grandes batallas, los cinco integrantes de Charades hacen su particular revolución con este disco, consiguiendo que escribir canciones redondas parezca lo más sencillo de este mundo, y sobre todo sin perder la perspectiva de lo que son y lo que quieren ser. (Isa) “Nos sentimos muy ajenos a la manera de hacer general, a los estándares que impone la vida moderna actual. Por no hablar de todo eso que hoy en día se llama ‘indie nacional’, que llega a ser más inofensivo que muchas de las cosas del mainstream. En el grupo es esencial que mantengamos nuestros ideales y nuestra manera de vivir la música de la forma más inocente y pura que sea posible”.

Un comentario
  1. Practice your survival plan, less stsres when everyone knows what to expect. Probably won't have any control over external events and the stsres they'll bring, but at least your home/camp will be a refuge instead of a constant source of aggravation when untested plans don't work as designed.

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