La comedia del amor
Entrevistas / Cinerama

La comedia del amor

Joan S. Luna — 01-02-1999
Fotografía — Archivo

¿Qué esperabasde ella? "Que fuera única", contesta él. Y siguesin aprender. David Lewis Gedge continúa enamorado del amor y escribiendosobre la pérdida de éste, enumerando las consecuencias depronunciar las dos palabras más peligrosas en cualquier idioma delmundo: "te quiero". Y además de una terapia en vistas aexorcizar los demonios de antiguas novias, el notable primer disco de Cinerama­"Va Va Voom" (Cooking Vinyl-Discmedi, 98)­ es tambiénuna excusa para que David Gedge se tome unas vacaciones del estrésque supone liderar una banda como The Wedding Present. Él mismo loexplica. "Quería hacer un disco que no sonara a hecho por ungrupo de guitarras, que fuese un mundo inventado lleno de gente maravillosacon extrañas historias así que tuve que formar otra bandadiferente. Quizá Cinerama sea yo sin The Wedding Present". Juntoa él, su actual compañera sentimental (Alison Murrell) a cargode los arreglos, media producción, algunas voces y todos los teclados.David aprovecha que ella está paseando al perro para confesarme que"Cinerama no es una democracia", aunque poco después seretracte: "pero respeto la opinión de Sally más que lade cualquier otra persona". Así que nunca solo, sino en compañíade otros. Porque aparte de su peculiar Linda McCartney, entre el repartoaparecen estupendos actores de carácter: Emma Pollock (The Delgados),partenaire de David en el precioso dueto "Ears", o Marty Willson-Piper(The Church). "Todos eran amigos míos o de Dare Mason, quiencoprodujo el álbum. Pero todos ellos están ahí poruna razón no había la intención comercial de ponergente famosa en el disco, sólo para vender algunos ejemplares más". El apellido de David será suficiente para atraer alos mismos que presenciaron, entre la sorpresa y el gozo, las numerosasreinvenciones que experimentara The Wedding Present: del anfetamínicoanorak-pop que instauró la mítica generación del C-86("George Best", 87; "Bizarro", 89),al muro de guitarras y la contundencia percusiva que añadiera laproducción de Steve Albini ("Seamonsters", 91) alsonido de la banda; y, desde allí, el retroceso a un brit-pop máso menos clásico acompañado, eso sí, de referenciasal lo-fi americano por entonces inauditas en otras formaciones británicas("Watusi", 94). En cualquier caso, al recordar la tibiaacogida prestada por el público a su obra más reciente ­el mini-lp "Miniplus" (96) y el álbum "Saturnalia"(96) -, no es gratuito pensar que la aventura de esta nueva pareja puedallegar a convertirse en un serio matrimonio. "No estoy seguro. Tengoque decidir si el siguiente disco que haga será de Cinerama o deThe Wedding Present. ¡Y es una elección muy difícil!".Y tan difícil. Se recuerdan con emoción los vaivenes eléctricosde su primer grupo, los matices de novedad que encerraba cada uno de susdiscos, pero el agridulce sabor de las melodías de Cinerama quedaaún más reciente en el paladar. Saben a Chanel NúmeroCinco, a rosas inyectadas de cloroformo ("ahora las olerá ycaerá en mis brazos", pensó él mientras la veíasonreír), al licor descendiendo una garganta que ahora modula losgraves al modo de neo-crooners como Stuart Staples, Neil Hannon o EdwynCollins. "No, la verdad es que no me identifico con ninguno de ellos.Creo que Divine Comedy es un excelente grupo de pop, pero encuentro lasvoces de Stuart Staples y Edwyn Collins bastante enojosas". Damas ycaballeros, no se engañen: más que cantar, el nuevo Gedgeactúa. Y la música de Cinerama no tiene nada de original,ni falta que le hace: como Pulp, My Life Story y Rialto, su repertorio esun compendio de pop con genuino sabor inglés (quizá sea laprimera vez que Gedge se haya aproximado de manera tan evidente al legadode su imperio, flirteando como ha estado siempre con el underground americano)y música púramente cinematográfica, esa influenciade universal estética que usa las cuerdas con fines descaradamentesentimentales. Y todos encantados. "La verdad es que me han influidotodos los compositores habituales: John Barry, Ennio Morricone, Isaac Hayes,etc.". Al último Gedge le crece la vena más mordiente cuando seenfrenta al folio en blanco. Demuestra que conoce al dedillo los pormenoresde esas relaciones que empiezan en días de vino y rosas, y terminancon la grabación de un ultimátum en el contestador del oponente("¿Cuál es tu problema? Te dije que se acabó,y no voy a volver", sentencia la voz de ella al comienzo de "Maniac").El disco es una guía de campo para psicópatas del corazón."Quería que el álbum estuviera unido líricamente,que tuviera un nexo argumental uniendo todas las canciones, y supongo queel tema principal es el rencor sentimental. Lo que estoy escribiendo ahoraes muy diferente". Señoras y señores, olviden lo apuntadoal comienzo de éste párrafo: David Lewis miente como buencrooner, y tanto el extremo romanticismo como la ironía forman partedel espectáculo. Ha trabajado como un profesional al escribir cancionescomo "Kerry Kerry" (que hiciera las veces de carta de presentación),"Hard, Fast and Beautiful" (ajuste de cuentas que deriva en enésimadeclaración de amor), y la primaveral "Barefoot in the Park".Ahora sólo falta que la coincidencia entre el título de éstaúltima y la espléndida obra de Neil Simon responda a simplesmaniobras de azar. Pregunto ¿casualidad o causalidad? Él optapor la segunda. "Estoy muy interesado en el teatro de Neil Simon, megusta especialmente "La Pareja Chiflada" Cuya películatiene, de hecho, un brillante tema central". De Neil Haftie, para másseñas.

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