Cuando uno recuerda su vida, inevitablemente, la deforma, moldea, romantiza, y reconstruye, a través de sus deseos y temores, un poco como Lady Gaga narrando otra realidad sobre sus propias imágenes en el videoclip de “Marry The Night”. La vida para contarnos la vida. El recuerdo más ordinario, o el desamor más grande, se acaban convirtiendo en pequeños cuentos, fábulas y leyendas que aplican a nuestra persona pero relatan experiencias universales. Esto mismo es lo que hace Julieta en “23”. En ocho cortes revisita y reflexiona sobre su último año que ella misma define como frenético entre giras y el estudio. Nos juntamos con ella una mañana en el centro de Barcelona, ciudad que le sirve de escenario para su relato, para descubrir que ha sido de ella durante estos últimos meses en el que ha escrito su historia más personal. “Ha sido un año de reflexión y un punto muy inflexivo en mi vida, de replantearme muchas cosas y vivir una vida más adulta. Me inspiro mucho en el lugar en el que estoy, en Barcelona, en todo lo que me rodea, con mis amigos, con mis novios. Y el disco al final habla de la idealización que haces de algunas cosas, de los ‘para siempre’ que tienes cuando eres más pequeña, más adolescente... Un poco como rompes con esta idea inamovible con la rigidez de la realidad que te habías planteado”. Para ello dice apoyarse en el aspecto más visual del disco, desmontar los propios decorados de los videoclips, plantear un escenario manierista. “Y es también darte cuenta de que, al final, la vida es más espontánea, y aferrarte un poco más a la espontaneidad del cambio”.
"Lo más impactante será el árbol que plantaremos en los escenarios. Todo mi equipo flipa con ello”
Su idea es contar lo cotidiano desde un punto más romántico, un paso más allá. Relatarlo como si se tratara de una fábula, el propio cuento de Julieta. “Mi idea era hacer algo preciosista. El lenguaje de los cuentos me parecía muy interesante, porque te permite jugar con el realismo mágico, y los mecanismos de la teatralidad. Todo está inspirado en mi vida, pero puedo ir paso más allà. Para que te hagas una idea, todo este universo me lo inspiró un disco que escuchaba mucho de pequeña, ‘Anem Al Llit?’ (02) de Albert Pla. Además también me gustaba mucho la idea de traducir elementos de la cultura popular a un lenguaje más pop. Entendiendo pop como una estética más comercial, más universal. Me hace mucha ilusión coger elementos como los correfocs y hacerlos escenario de un videoclip de popstar. ¿Qué hay más cool que los destellos, las chispas, los fuegos y yo bailando por delante?”. Esta transformación llega a su punto más álgido en el cierre del disco con “Amigos para siempre”, su particular versión de Los Manolos. “Es mi canción con mis colegas, el típico tema que todo el mundo sabe y que siempre acabamos cantando en el karaoke del Almodobar. Para mí es una canción muy Barcelona que se transforma en un gran final pop”.
Aunque habla del proceso como algo muy reflexivo, este ocurrió durante su gira de más de cincuenta fechas en la que ya preparaba la siguiente con un show completamente diferente. No queda otra que preguntarse si ha tenido tiempo de dormir durante el último año. “La verdad es que es bastante aburrido dormir”. Ríe después de intentar recordar la última vez que se tomó un descanso. “Pero es verdad que he tenido un poco de problemas con el estudio. Al final la energía del show y del directo es muy diferente a la que se tiene en el estudio. Cuando estás de gira, estás muy nerviosa con todo. Es una adrenalina súper fuerte. Durante el verano, con la gira, intenté ir haciendo sesiones de estudio, pero no me acababa de gustar encerrarme para trabajar. No acababa de conectar con la música, con ciertos productores. Y cuando terminé la gira, necesitaba reconectar con esta parte que también es muy mía. Tenía que trabajar esta relación conmigo misma dentro del estudio, que no es una cosa que salga de un día para otro. Tuve la suerte de conocer a Pau Vehí. Conectamos mucho dentro del estudio y creo que, al final, tu relación con el productor es una cosa que va mucho más allá de hacer música. Es una relación muy íntima, muy emocional”.
Su objetivo era volver a una versión más “indie” de si misma, pero manteniendo las bases pop siguiendo las pautas de Kylie Minogue, Britney Spears o Lady Gaga. “Decidí que quería hacer algo más profundo, más conectado con mis principios. Al final tengo muchas caras, y no quería renunciar a nada. Pero al mismo tiempo quería agarrar las bases del pop que me han acompañado toda mi vida. Una combinación entre la parte más atmosférica con la terrenal”. El resultado es un álbum mucho más ambiental sin renunciar a patrones rítmicos propios de la música urbana, ya sea una bachata o un reggaeton. Gana también fuerza la electrónica a la hora de trabajar bajos, cuerdas y percusión. Rescata las guitarras acústicas, y hasta un coro de niñas que elevan su música a un estado dreamy. “Al final me gusta describir este disco como pop romántico con toques de electrónica muy europea. Porque al final también he querido ir un poco más a Europa. Por eso he trabajado con el mezclador de gente como Mura Masa o Pinkpantheress”.
De todos modos, aunque mire hacia el exterior, muchos elementos la anclan con fortaleza a sus raíces. Por un lado el coro de niñas. “He estado muy melancólica durante este año. Quería reflexionar sobre mi infancia, mi adolescencia, quién he sido y quién soy ahora. Quería darle voz a todo esto por eso me gusta que en el disco haya distintas voces. La manera de querer que tenía antes, muy genuina, muy hermosa, muy sensible ya no volverá a pasar. Y eso es bonito. Jamás podré querer como la primera vez. Por eso me gustaba que el coro de niñas, este contraste, estuviera desde el principio. Además, justo es el coro de la escuela en la que yo estudié en Barcelona, y en el que yo cantaba cuando era pequeña. Fue muy bonito grabar con ellas”.
Del mismo modo, subraya, también destacan las voces de sus amigas, a quienes convenció para irse un día con ella al estudio. Estas acaban apareciendo tanto de manera directa, en los coros de algunas canciones, como de manera indirecta, siendo el motivo de temas como Bruna, su mejor amiga. “Fueron un punto clave a la hora de escribir el disco. Si te soy honesta, en estos últimos años, me ha llenado tanto, o más, mi amor por las amigas, que el amor romántico. El vínculo que tengo con ellas es muy curioso, porque es muy, muy íntimo. Nos cuidamos muchísimo, se lo debo todo. Estamos presentes en todo, nos acompañamos y lo hablamos todo, todo el rato. Es una relación muy familiar porque también nos conocemos desde hace mucho tiempo. El disco al final es un replanteamiento de lo que es el amor para mí, más allá del amor romántico y qué tipo de amor tengo en cuenta en mi vida. Mis amigas son lo que más amo en el mundo y necesito hablar de ellas y compartirlo todo con ellas”. Me comenta que “Bruna” fue una de las primeras canciones del disco, y como la llevó a pensar cómo puede haber un amor romántico y platónico también entre amigas. Pero después de darle forma y digerirlo todo, su mente vuelve a estar en el directo. “Voy con un show completamente nuevo. Soy muy ambiciosa en todos los sentidos, aunque sé que aún hay limitaciones de presu. Si no montaría un show como los de Coachella. He trabajado con escenógrafos que han trabajado con La Fura dels Baus. Quiero traer realmente este mundo mágico de cuento, al escenario. De momento puedo decir que estará estructurado por capítulos, y que entre ellos se contarán cosas, y podremos ver todas mis voces sobre el escenario. Pero lo más impactante será el árbol que plantaremos en los escenarios. Todo mi equipo flipa con ello”.
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