No existe algo así como una fórmula secreta para el éxito. Ningún manual te dirá cómo convertirte de la noche a la mañana en una de las figuras más consolidadas y respetadas del panorama urbano nacional. Ninguna receta podrá alimentarte con actitud, talante y esencia. Pero aún así, algunos artistas han encontrado la manera de pasarse el juego con un as en la manga. Ese es el caso de Cristina Vela, más conocida por sus haters, frien-emies y fans, como Juicy Bae. Con una actitud inquebrantable, la sevillana lleva desde 2017 demostrando con cada barra el motivo de su éxito. Su descaro y presencia inconfundible, la han convertido en una de las piezas angulares para entender la escena de nuestro país. Pero ha llegado el momento de entender quién es realmente Juicy Bae.
Nos llamamos a pocos días de su salida, justo después de su concierto en Barcelona, para descomponer todo lo que se encuentra en el trabajo más desnudo y auténtico de la artista. Segura y emocionada, después de una noche excepcional, confía más que nunca en un álbum. El secreto para ella siempre ha estado ahí, visible para aquellos que lo quisieran ver, y ahora lo ha conceptualizado en quince cortes. “Yo estudié moda, y me gusta mucho la idea de conceptualizar, de que todo tenga un doble sentido o un significado que va más allá de lo evidente, de que siempre hay algo más. Entonces, el secreto nace un poco de esto. Siempre sentí que yo no tengo tampoco una voz increíble, en plan Whitney Houston, ni una técnica espectacular, pero sí que siento que hay algo en mi identidad, muy de mi persona, de mi manera de cantar, de mi voz, y con mi acento con lo que la gente conecta. Siempre me he mostrado vulnerable y eso llega, se sabe que es real. Para mí, conseguir esto es el secreto del éxito. Yo vengo de un barrio de Sevilla del que no mucha gente sale haciendo música, y muchos me preguntan cómo lo he conseguido. El secreto está en esa cosilla que no puedes explicar, como cuando en el flamenco decimos que hay duende”.
"Quiero que la gente ya no solo me identifique con tener el corazón roto"
Para ella, en este je ne sais quoi se mezcla una actitud siempre firme, siempre dura. La voz y la cabeza siempre alta, sin dar ni un paso atrás, incomode a quien incomode. Como ella misma canta “Veinticinco años de beef por no encajar en su opinión”. Le pregunto por qué existe este rechazo siempre inicial hacia las figuras femeninas más potentes si luego son las que acaban llenando estadios y haciendo historia. “Yo siento que esto nos pasa a las mujeres en la vida, en la sociedad, en general. Hay una sensación de ‘Uuuh, cuidado, esta tía, qué miedo, por dónde va a salir’ y no sé qué. Pero a la vez es como ‘Mira qué poderosa, ¿sabes? La admiro pero me da miedo y me impone’. Es una cosa que me pasa mucho en la vida. Impongo a algunas personas, no a todas, pero a algunos hombres les impongo. De hecho, en mi vida amorosa me pasa mucho. Esto hace que muchos se echen atrás. Es lo que conlleva mi manera de ser y me parece bien, aunque a veces no lo entiendo. Se genera un amor-odio entre que una mujer te imponga y a la vez te encante que te imponga. Es una dualidad que me interesa. Habrá gente a la que le chirríe, pero cuando alguien está seguro de sí mismo, normalmente me ve y piensa menuda jefa”. Precisamente en este trabajo está acompañada de otras grandes mujeres que incomodan, imponen y hacen avanzar la industria como Samanta Hudson en el videoclip de “Bitch”, La Zowi, Villano Antillano, y AKRIILA como colaboradoras o Nicki Minaj como interpolación en la apertura. Esta seguridad en sí misma y dejar de pensar en lo que tengan que decir los demás la ha llevado a querer dar un paso más. “Para mí, la intención de este disco siempre fue experimentar”. Para ello cuenta en la producción con su fiel colaborador PMP, y suma a la que ella califica como su mejor descubrimiento en el estudio hasta la fecha, Alba Arias. “El primer álbum que hice me ha dado energía para buscar cosas nuevas para mí misma, para alimentar mi cerebro y mi creatividad. Ha sido un proyecto de buscar nuevos sonidos, mezclarlos, y hacer las cosas de un modo diferente. Y siento que así siempre salen las mejores cosas. También quería quitarme el autotune. Esto fue uno de los principales motivos por los que quería hacer este álbum, para dar un golpe en la mesa en plan ‘¡Puedo cantar sin autotune!’. Y de hecho, cada vez canto con menos autotune y por eso el planteamiento del directo también ha cambiado”.
Afirma que es la primera vez, en muchos años, que se ha sentido con el coraje de utilizar su voz, desprenderse de la máscara electrónica con la que se protegía, y aceptar su vulnerabilidad plenamente. Esto no solo ha afectado al trabajo de su voz, sino también a las bases. Para ello, ha decidido contar con músicos de estudio y trabajarlo todo “con un mayor control. He intentado hacerlo todo mucho más instrumentado, mucho más orgánico, mucho más elegante. Empezar con una melodía a la guitarra, o al piano que es el instrumento que más me emociona y con el que puedo chapurrear mientras saco alguna melodía. Vengo de un principio muy trap, y siento que tengo que quitarme totalmente de encima ese estigma de que no hago música de verdad. Las cosas que hago y los procesos de producción que sigo son cero trap. Antes no planeaba nada las cosas, cero, ni la puesta en escena. Ahora, bueno, desde hace dos años, mi objetivo es hacerle ver a la gente que realmente aquí se hace música a unos niveles de producción altos”.
El resultado es una mezcla entre melodías y pureza rap. Bajo el género urbano incluye variantes de reggeaton, pop-R&B, baladas minimalistas a piano, ágiles freestyles sobre dream cloud, punteos de guitarra y momentos hip hop de finales de los noventa en lo que ella llama “un disco pop a mi manera”. Y si su producción ha dado un paso al frente, sus letras no podían quedar atrás. “Yo era una persona mucho más tóxica y ahora, que ya no me siento tan así, no estoy por este tipo de relaciones. Esas dinámicas en las que me enganchaba antes no me interesan. Han sido años de no estar saltando de relación en relación, estar sola y conocerme a mi misma. Por eso huyo totalmente de ese tipo de cosas ahora. No quiero marrones ni problemas. Estoy cansada y creo que quería reflejar en las letras que estoy en otro punto de mi vida. Quiero que la gente ya no solo me identifique con tener el corazón roto, sino también con empoderarse y saber poner límites y valorarse. Por ejemplo, con temas como ‘69’. De pequeña a veces estaba en lugares en los que no me sentía cien por cien cómoda, pero ahora tengo mucha más seguridad sexualmente hablando y esa fuerza esa seguridad se transmite en temas como este”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.