Charlamos con Flanagan apenas unas horas antes de que se monte a un avión para volar hasta Barcelona. Allí estará presente en la proyección de “Wired For Chaos” (jueves 30 octubre, 21 horas), para presentarla al público del festival.
“Mi vida ha sido una auténtica montaña rusa. Con el tiempo aprendí a apreciar los buenos y malos momentos, incluso los más temerosos. La gente paga para tener miedo. Si mi vida fuese un parque de atracciones, nadie podría pagar el precio de esa entrada”, dice Harley Flanagan, el bajista y cantante de la influyente banda hardcore Cro-Mags y ríe ruidosamente antes que su mirada reflexiva vuelva a copar su gesto.
"La gente paga para tener miedo. Si mi vida fuese un parque de atracciones, nadie podría pagar el precio de esa entrada”
“Wired For Chaos”, dirigida por Rex Miller traza la línea temporal de la surrealista vida de Flanagan, un verdadero referente del underground hardcore metálico, quien recaló en las entrañas de la escena punk neoyorquina como baterista de The Stimulators a los once años de edad. De allí a atestiguar momentos históricos de la contracultura estadounidense –encuentros con Joe Strummer y Andy Warhol incluidos, solo para empezar a hablar–, todo le sucedió a un ritmo no apto para cardíacos. Cuando se le pregunta cómo se sintió al revisitar su vida de punta a punta, dice: “Fue muy interesante. Si bien ya había pasado por esto cuando escribí mi libro [se refiere a “Hard-core, Life On My Own”, de 2016], lo diferente fue que conté con la participación de mucha otra gente en la investigación. Además, cuando empecé a hacer la película, empecé a hablar con un terapeuta, lo cual fue interesante porque sabía que iba a tocar muchos temas muy intensos y muchas cosas difíciles de mi vida, de mis experiencias. Así que pensé que sería buena idea hablar con alguien durante el proceso, en lugar de chocar contra un muro en algún momento mientras me desahogaba. Para mí, toda la experiencia fue muy catártica, porque tuve que afrontar muchos problemas de mi vida en tiempo real. No vi la película hasta que estuvo terminada, no sabía qué esperar, y estaba bastante nervioso, pero creo que el director hizo un trabajo excelente. Los productores y archivistas me impresionaron con lo que lograron, con la historia que crearon”.
"Cuando has vivido la locura, o has crecido en el caos, el drama y la confusión, es difícil recuperar ese nivel de intensidad. Ahí surge el verdadero problema"
Habiendo escrito una autobiografía y teniendo su propio documental, daría la sensación de que Flanagan hace a menudo el esfuerzo de intentar ver su vida desde una perspectiva exterior, como tomando distancia de su propio fenómeno. “Fue extraño. Dicen que cuando mueres ves tu vida pasar ante tus ojos. Bueno, yo ahora lo hago con bastante frecuencia y en cierto modo, es liberador, porque ahora es como ‘Bien, ¿y ahora qué?’. Pues ahora estoy casi libre del pasado, y puedo crear lo que quiera desde cero. He aprendido mucho en este proceso y estoy empezando este viaje de nuevo con una visión clara”. Hete aquí una de las grandes preguntas de la humanidad “¿Y ahora qué?”. Flanagan la responde aliviado. “En estos momentos mi vida es mejor que nunca. No es fácil adaptarme a eso porque estoy tan acostumbrado al caos que me cuesta tener una vida cómoda y placentera. Cuando has vivido la locura, o has crecido en el caos, el drama y la confusión, es difícil recuperar ese nivel de intensidad. Ahí surge el verdadero problema. Pero por eso también fue muy saludable para mí empezar a hablar con un terapeuta especial, alguien que trabaja con veteranos de guerra. Fueron muchos años de TEPT [trastorno por estrés postraumático], pero pude encontrar ayuda”.
El documental muestra un Flanagan temerario, un torbellino de energía no siempre canalizada del mejor modo vagando por una Nueva York tan culturalmente efervescente como peligrosa, aunque el músico sostiene que hoy día puede ser peor. “Nosotros nos peleábamos con nuestros puños, hoy los chicos se disparan”. En un giro de total acierto del equipo que realizó el documental podemos ver a ese eterno joven conflictivo, desafiante y a ratos amenazante en total congruencia con su entorno, pero de algún modo siempre buscando algo de amor y compasión “Estoy totalmente de acuerdo, así es. De hecho, es gracioso porque Flea dijo lo mismo en la película. Esta se suele ver como una historia sobre violencia y todo eso, pero yo la veo como una historia sobre el amor y la falta de él, y su falta de lugar. Cuando no tienes infancia o creces en un entorno adulto, todo se acelera. Y como viví en la calle a una edad tan temprana, no tuve más opción que la agresión, fue la única forma de sobrevivir a mi realidad. Y no creo que esa sea la persona que habría elegido ser si no hubiera estado en un entorno en el que yo era el único escudo y la única espada que tenía para protegerme, pero uno tiene que aceptarlo para sobrevivir en él. Además, una vez que empecé a escribir música y a expresar mis experiencias, empecé a ganar popularidad. Así que de algún modo estoy siendo recompensado por la agresión que sufrí. Todo se convierte en un ciclo donde la agresión y la violencia se vuelven normales. Por eso veo a un terapeuta. Y ahora sé que todo eso no es normal”.

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