Escritos fantasma
Entrevistas / Jamie Woon

Escritos fantasma

Joan Cabot — 16-12-2011
Fotografía — Archivo

A medio camino entre el r’n’b mainstream y las nuevas corrientes de la electrónica, el joven crooner británico Jamie Woon publica su álbum de debut, “Mirrorwriting”, avalado por Burial y cierto aura de gran promesa, cuatro años después de su primer single.

Hijo de la cantante de folk céltico y corista Mae McKenna, Jamie Woon tenía claro desde muy joven que quería dedicarse a la música. Estudió en la BRIT School Of Performing Arts graduándose un año después de Amy Winehouse y pasó por la Red Bull Music Academy. “Es bueno aprender, siempre”, comenta. “Te enseñan a manejarte con todo tipo de registros y estilos y que no se trata de copiarlos, sino de hacerlo a tu manera”, añade. Pero probablemente la prensa especializada no se hubiera fijado en él, o al menos de la misma manera, si no fuera porque un tal William Bevan produjo la cara B de su single de debut, una versión del clásico del folk británico “The Wayfaring Stranger”. Se trataba de la primera vez que el productor conocido como Burial firmaba con su nombre real y del inicio de una colaboración que se ha mantenido, cuatro años después, en el debut en largo de Woon, “Mirrorwriting”. “Evidentemente, Burial ha tenido una gran influencia en mí”, cuenta. “En su remezcla fue la primera vez que escuché mi voz con ese tipo de sonido acompañando. Me encantó esa ambientación oscura. Al final no ha producido más que tres canciones del disco, pero ha sido un apoyo constante”. Su asociación con Bevan también se lo ha puesto fácil a aquellos que han querido ver en “Mirrorwriting” una asociación clara con la actual escena dubstep, aunque tanto Woon como un servidor no lo tienen nada claro. “Supongo que es por mi relación con Burial, quien ha sido parte de ello. Si tuviera que ponerle una etiqueta, sería r’n’b. O quizás música pop, porque es un término bastante genérico, aunque cómo lo vayan a definir no es algo que me preocupe demasiado. Si algunos lo llaman dubstep me parece bien. En realidad, me han influenciado músicas muy diferentes, así que es normal que haya un poco de confusión al respecto”. En realidad, el álbum de debut de Jamie Woon muestra a un autor entre dos aguas: Woon es un artista pop cuya música encaja perfectamente en la tradición del r’n’b británico y a la vez un crooner electrónico cuyas producciones tienden a lo oscuro. “Quería un tipo de sonido que describiera de lo que van las canciones, y creo que la atmósfera del disco es realmente interesante”, explica él. “Esa atmósfera es importante para mí. He dedicado mucho tiempo a encontrar el ambiente justo para las canciones”. Aprender a crear por sí mismo esos ambientes ha sido lo que ha retrasado casi cuatro años la publicación de su primer álbum, tres años que Woon ha invertido en “sobre todo tocar en directo, especialmente en acústico, y también componer y trabajar en el disco. He estado aprendiendo a producir, quería hacerlo yo mismo”.
Es complejo hablar de las canciones. Hay algunas sobre las típicas relaciones, pero la gran mayoría no son más que un intento de comprenderme mejor”, resume él. Esa otra de las buenas cualidades de “Mirrorwriting”. Donde el r’n’b recurre habitualmente al lamento autocomplaciente, Woon gira el foco sobre sí mismo y hacia dentro, dando como resultado piezas que podrían recordarnos a un James Blake más obvio y pop. En cualquier caso, hay suficientes méritos en su debut para mantener el interés despierto en un artista cuyo mercado final está más cerca de la música comercial que de los cenáculos electrónicos. “En Inglaterra el disco está funcionando mejor que en Europa”, cuenta. Algo lógico teniendo en cuenta que aquí el estilo de Woon nunca ha calado de verdad, aunque quizás valga la pena hacer una excepción con “Mirrorwriting”.

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