“En Santander nos mueve más el odio que el amor”
Entrevistas / Ludovico Y Los Acéfalos

“En Santander nos mueve más el odio que el amor”

Carlos Caneda — 20-07-2016
Fotografía — Patricia García Amado

Ludovico y Los Acéfalos no solo es la banda con el nombre más delirante de cuantas funcionan en Cantabria, sino que con su hip hop instrumentado destacan como una de las propuestas más frescas del panorama local. Y aunque ahora hayan abreviado su nombre hasta dejarlo en las siglas LyLA, su rigor y su compromiso musical no han menguado.

Hace unas pocas semanas LyLA estrenaban “MusikeneMY” (2016), un EP grabado en directo en Musikene, el Conservatorio Superior de Música del País Vasco. Cuenta Dani (voz) que “Andrés, el teclista del grupo, está ahora mismo estudiando allí. Un día nos mandó un email que decía “tengo reservada durante tres días un aula con vistas al mar en Donosti, ¿qué hacemos?”. Según nos cuenta, ese mensaje funcionó como un revulsivo que reactivó la banda en un momento en que distintas circunstancias les habían obligado a rebajar su ritmo de trabajo. El resultado han sido tres canciones en directo, registradas en vídeo por Laura Hojas y Álvaro de la Hoz, en los que la banda presenta de nuevo un caudal de rimas encauzado entre exquisitas jams instrumentales de jazz, como las que ya mostraron en “Decapitaciones” (2013) y “Dioniso vs Scarface” (2014). Aunque para Dani “los tres temas son muy dispares. “Chándal rosa” es una interpretación a nuestra manera del jazz etíope de Mulatu Astatke o Akalé Wubé. De hecho, la línea del bajo es del tema “Yegelle Tezeta” de Mulatu. El segundo, “Núm3r05”, es más hip hop: boom bap, y ya está… en los vientos hemos simulado el sampleo de unos fraseos de Charles Mingus, del disco “Black Saint and the sinner lady”. Y “Santandah” es drum’n’bass, y la influencia fundamental es Erick Trufazz, un trompetista suizo que tiene varios discos de jazz hop. El hip hop con banda es un estilo que está emergiendo pero que todavía no está muy estandarizado. La dinámica de “Santandah” intenta ajustarse a la topografía de la ciudad. Comienza suave, como si el viandante caminara en plano. Luego asciende, pues llega la cuesta, alcanza un clímax en el que descansa y vuelve a bajar con intensidad la cuesta. Podría ser el recorrido desde Cuatro caminos, subir por Camilo Alonso Vega, descasar llaneando en General Dávila y bajar hasta el Sardinero”.

En la esencia de la banda aparece el equilibrio entre la sofisticación del sonido del jazz y la tradición del rap como música popular. Y entonces es cuando toca preguntar, ¿cuál es la aportación de la voz al conjunto de la banda? “Como letrista soy bastante de desarrollar temas. No tengo muchas canciones que sean “listas de la compra”, en plan “calles, chicas, el cielo que cae”, esa forma de rapear que es como consumir frase a frase, sin que haya un relato más o menos coherente, solo imágenes que vas consumiendo. Pero por ejemplo en “Chándal rosa” pensé en romper con eso, y es como una pedrada de rapero en plan “te lanzo mi subjetividad a la cara y con ella te quedas”. Pero “Num3r05” y “Santandah” sí que son temas desarrollados”.

Dani es un MC de verbo refinado que esquiva bastantes de los tópicos de sexismo, violencia o consumismo que a menudo se asocian al género. De hecho, en entregas anteriores del grupo, títulos como “La lógica neoliberal”, “Derecho a todo” o “La huelga definitiva” mostraban un claro mensaje político. Pero ¿consideran que LyLA es una banda política más allá de estos textos? “La respuesta es no. Tenemos un discurso que aporto yo como letrista, pero lo escribo yo y son mis pedradas”. Jorge (guitarra) apunta que “cada uno en el grupo tiene sus ideas, pero en general todos pensamos en la misma línea”. Dani añade que “últimamente intento que el elemento político esté presente, pero no tan explícito: me agobié con que todo el mundo esperara letras políticas, no me gusta estar encasillado”.

Todo esto constituye una propuesta un tanto atípica dentro del panorama santanderino, donde no es habitual escuchar rap facturado de esta manera ni letras tan explícitas como estas. ¿Se ven integrados en la escena musical de la ciudad? Según Jorge, “a lo mejor no interesamos tanto a gente que no tiene tanta cultura de soul, jazz o funk, que les interesa el hip hop más por la música electrónica o el trap”. Dani opina que “igual por no hacer un ritmo estrictamente hip hop, por cierta resistencia a caer en algunos lugares comunes… puede que seamos molestos para algunos. Pero otros nos han dicho que les gusta lo que hacemos. De todas formas, en Santander nos mueve más el odio que el amor. Molaría que hubiera apoyo mutuo, más escena, porque hay mucha frialdad… Ahora mismo no hay un garito en el que se encuentre la gente, ni hay un sello que promueva la música en Cantabria, hay poco asociacionismo, poca fuerza colectiva. Hay puntos fragmentados haciendo su historia sin atender a lo que hacen los vecinos. Y es una cosa que me da pena, porque por esto se hace hip hop pero no se ve”.

Por otro lado, sí que aprecian que existe una brecha generacional que les separa del público más joven de la región. Para Dani, “hoy en día la música se escucha por internet, así que está deslocalizada. Puede haber un nota en Japón y otro en Lleida, y eso te llega a ti a Santander. Yo curro en institutos y ahí los chavales escuchan hip hop de toda la Península Ibérica, y de Santander solo conocen a un chaval de su edad que cuelga vídeos en youtube, pero no saben nada de Jahmal y los secuaces ni de Chinatown. Hay un underground del underground, con chavales de 17 años que cuelgan vídeos guarros en youtube pero tienen 27000 visitas, porque quieren escuchar a los de su edad y tienen el discurso que a ellos les mola”.

Hasta ahora, toda la música que LyLA han publicado ha aparecido colgada en internet, en sus cuentas de Bandcamp o en Youtube. ¿Hay intención de lanzar algunas de estas canciones en formato físico? “No hemos sacado nada en físico, porque no tenemos la fuerza suficiente para hacerlo. Bastante nos cuesta robarle canciones a la vida como para darle luego la salida o el soporte que nos molaría darle. Soñamos con ello, de hecho “MusikeneMY” queríamos que fuera un vinilo. Bastante nos gustaría, sería un sueño húmedo mío, nuestro… pero ya veremos”.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.