Dislexia en la pista
Entrevistas / Watch Tv

Dislexia en la pista

Redacción — 15-02-2007
Fotografía — Archivo

Sus temas han ocupado recopilatorios de la talla de “Future Sound Of Jazz”, “Breaks & Bossa” o “Gilles Peterson’s Trust The DJ”. Ha remezclado a Quantic, Wagon Cookin’, Beady Bell o Break Reform. Ahora se lanza a por su ¿primer? álbum a golpe de funk sincopado y bailongo y mucho morro. Watch TV, el genio de las pistas, publica “Discolexia” (Hi Top Records).

Rubén García pisa firme en su puesta de largo. Este DJ y agitador de la música de baile electrónica y cadencia funk ya se había prodigado con unas cuantas referencias antes de lanzarse a por un álbum propio. “Los discos anteriores eran falsos recopilatorios integrados por canciones mías y colaboraciones. Este ‘Discolexia’ sería mi quinto disco. Antes he publicado ‘Evil Tunes vol.1’, ‘TV People’, ‘The Turntable Thief’ y los dos volúmenes de ‘After School Special’”. Su fijación por la "caja tonta" viene de tiempo atrás. “Hace mucho grabé una mixtape y no sabía que nombre ponerle. Dibujé una tele en la portada y puse en la pantalla de la misma ‘Watch TV’. Me gustó como sonaba, así que decidí utilizarlo un poco más”.

"El cine me influye mucho. En mi música siempre hay algo cinematográfico"

Ha pasado el tiempo y en esta ocasión se hace acompañar de una banda de carne y hueso a la que ha bautizado como The Primetimes, donde aportan su granito de arena el guitarrista Alberto Santos, que compagina su tarea con Motherglue y Gayumbos On Fire, y el saxofonista Alex Cid, también militante en Outro Jazz y El Antagonista. De ahí que el sonido sea más orgánico que de costumbre. También hay colaboradores como Jorge Lorán Martín-Fabiani, músico de Dwomo, y El Gran Lapof, capo del sello en el que está editado el álbum. “A David le conocí en AMA Records. Yo trabajaba cerca de la tienda cuando estaba en la calle Espíritu santo. Por aquel entonces yo ya había hecho ‘Evil Tunes’, que me lo distribuía AMA, y por consiguiente iba mucho por ahí y veía a David bastante. Al poco tiempo de conocerle saqué el disco de TV People con BOA, y uno o dos meses más tarde David me comentó que quería montar un sello discográfico y que yo fuese su primer lanzamiento. Así surgió ‘After School Special’”. “Discolexia” es un excelente cajón de sastre donde convergen la música disco, el funk y el jazz y descubre la tendencia a confundir estilos de su artífice. Incluye además una curiosa versión de la sintonía de “El Hombre y la Tierra”, la mítica serie documental de Félix Rodríguez de La Fuente, algo que no resulta tan extraño dado el bagaje referencial del que hace gala. “El cine me influye mucho. En mi música siempre hay algo cinematográfico -ahí están sus flirteos con el mundo del celuloide al encarar encargos de Isabel Coixet para “Mi vida sin mí” o de Chema de la Peña para “Shacky Carmine”-. Entre las películas que me han marcado podría citarte ‘Memento’, ‘El crepúsculo de los dioses’, las de Monty Python o ‘La Princesa Mononoke’ De televisión me encanta ‘Futurama’, de hecho soy casi capaz de hablar como Bender. Respecto a la literatura, leo sobre todo ciencia ficción. Mi escritor favorito es, de largo, Ray Bradbury. Me encanta ese punto infantil y trascendental de sus historias, como ahonda en la naturaleza humana y como es capaz de ser un autor popular escribiendo ficción. ‘Farenheit 451’, ‘Crónicas marcianas’, ‘El vino del estío’ y ‘El hombre ilustrado’ son mis favoritas. Leo bastante cómic, y me declaro fan absoluto de Alan Moore o de Hayao Miyazaki. Y no me avergüenzo en absoluto de haber leído ‘Harry Potter’”. Pero no queda ahí la cosa, pues su frenética actividad le ha llevado a hollar cabinas de discotecas de todo el mundo. “Bueno, yo soy más de club reducido que de gran discoteca. Aun así te diré que me gusta mucho Lux, en Lisboa. Y otra de los mismos dueños, que está en Gante, Bélgica. La Paloma en Barcelona es flipante y El Privilege de Ibiza da miedo de lo grande que es. En Estambul pinché en un restaurante que era más club que los clubes de aquí. Era impresionante. Estaba en un piso catorce con vistas al Topkapi, que aquel dia estaba iluminado por la Navidad. El público era toda la jet set de la ciudad, que en realidad te hacia sentir sucio y mal, sobre todo cuando veías la pobreza que había en otras zonas de la ciudad. Eso sí, cené como Dios”. Se ríe al recordar un concierto en el FIB en el que la organización les dejó tirados con todo el equipo en el parking porque “los artistas nacionales no tenían derecho a transporte interno”. O cuando en una actuación en el PopKomm alemán el ordenador se le reinició tres veces y nadie se daba cuenta de lo que estaban sufriendo en el escenario. “Actualmente estoy recién metido en un proyecto de musicar una pelicula. Es algo que promete y el acercamiento será muy distinto. Se trata de apoyar y reforzar las imagenes, no de crear musica sin más. La música al servicio de la imagen”.

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