La grabación, afirma, ha sido peculiar debido a la ausencia de limitación temporal, lo que daba lugar a sorpresas. “Siempre dejo un margen amplio a que ocurran cosas. Pablo Serrano, que ha grabado todas las baterías menos una, no había escuchado los temas. Improvisó sobre lo que pidió el cuerpo. Me gusta delegar y escuchar”.
Los años en la música parecen haberle dado una gran tranquilidad y perspectiva, que contrasta con sus preocupaciones tras publicar el primer disco de Le Traste. “Muchos no lo entendían, decían que era música rara y que no se parecía a nada. Pero cuando llevas veinte años no te preocupas de lo que piensen. Toca para disfrutar y hazlo lo mejor que puedas”.
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