Cómo hemos cambiado
Entrevistas / Stereophonics

Cómo hemos cambiado

David Saavedra — 02-12-2003
Fotografía — Archivo

"You Gotta Go There To Come Back" (V2, 03) es un disco de crisis, una puesta al día de los males de la treintena y el acomodamiento en lo rancio de los superventas. Al otro lado del teléfono y con un poco de pereza, Kelly Jones intenta vendernos su moto.

No hace demasiado, Stereophonics se han pasado por nuestro país para presentar sobre los escenarios su cuarto largo. Un trabajo que, tras lo visto en "World Gets Around" (97), "Performance And Cocktails" (99) y "Just Enough Education To Perform" (01), parece seguir una clara involución en busca de un rock adocenado y retroclasicista, susceptible de ser alineado en las mismas estanterías que los aprendices de Rod Stewart, The Black Crowes o Lynyrd Skynyrd. Eso, junto a lo bien parado que suele quedar el discurso de la honestidad, podría ser la clave de que un público tan amplio -al menos en las Islas Británicas- siga abrazando su música. El líder de la banda se muestra escéptico: "Lo que ofrecemos es... bueno, podemos ser una banda de rock´n´roll, un grupo de canciones acústicas o sonar como Bowie.

"Gente cercana a mí que me ha dejado o ha muerto. Hay reflejo de eso en el disco"

No intentamos encajar dentro de categorías particulares". ¿Ni siquiera se ven como apóstoles de una presunta autenticidad rock -algo así como unos M-Clan a la británica- que pueda pillar a los sectores más, digamos, puristas del género? "Hay muchas bandas por ahí que son cool, muchas cosas diferentes en cada país que se concentran en su propio rollo aunque no salgan en televisión y esas cosas -replica-, pero creo que es un buen momento y están saliendo grandes bandas pese a fenómenos como Pop Idol, que buscan al famoso antes que al artista". Como parte de esa actitud reactiva o quizás para transmitir una mayor sensación de visceralidad, la banda intentó grabar el disco de forma rápida y espontánea, "un álbum que saliera del corazón, dedicado a la música y alma", según escribe el propio Jones en el libreto interior. "La idea era componer durante seis meses, en intervalos que tuvimos entre festivales y giras. Yo intentaba terminar una canción cada día y luego nos tiramos diez semanas grabando en Londres. La atmósfera que había en la sala nos llenó, así que fue todo muy inmediato". Según la banda, las sesiones en el estudio de Hook End Manor fueron bastante especiales. Contaron con amplias secciones de cuerda y viento, un coro de vocalistas entre las que destacaba la olvidada Sam Brown (¿recuerdan aquel hit titulado "Stop"?) y percusiones atribuidas a "todo aquel que estuviera en la habitación". El álbum reúne trece canciones de poso confesional y con aroma de ser escritas a vuela pluma en la carretera, aunque Jones no opina que sea éste último un factor especialmente inspirador. "Durante la elaboración de este disco, a lo largo de dos años, hemos experimentado muchas cosas -explica-, cosas que te fortalecen como persona y sobre las que reflexionas". Desde luego, hay algo (bastante) de nostalgia fatalista en este "You Gotta Go There To Come Back" (´tienes que haber estado allí para luego volver´), presentado con una portada que muestra al padre y al hermano mayor de Jones en una fotografía antigua. "Hay bastante de eso, especialmente en canciones como ´Getaway´", asiente el cantante de voz aguardentosa, "…cosas que necesitas recordar como forma de protegerte". Pasajes como "¿van todos mis viejos amigos/ a abandonarme y morir?" ("I Miss You" ), junto con un buen número de canciones-reproche a presuntas malas mujeres (ese clásico calimérico y victimista de la cultura rock), subrayan paranoias que también hacen pensar en lo que ya no existe en su vida desde que son famosos. "A medida que te haces mayor te vas dando cuenta de que las cosas cambian. Yo estoy muy contento de hacer lo que hago y muchos aspectos todavía permanecen, la verdad. En los últimos dos años me han sucedido algunas cosas bastante malas, gente cercana a mí que me ha dejado o ha muerto. Hay reflejo de eso en el disco, pero también hay otra cara que intenta transmitir un buen estado de ánimo. Creo que es un disco positivo". En cuanto a las buenas experiencias quizás habría que destacar su confirmación en el estrellato del rock, codeándose con U2 en su "Elevation Tour" o, más recientemente, con los Rolling Stones. "Fue realmente alucinante", recuerda el vocalista. "Con U2 aprendimos mucho durante toda su gira europea, y también con los Stones, aunque no tuvimos tanto contacto con ellos. Son gente muy cool y muy profesionales, y ha sido una buena escuela. Esperamos algún día llegar a conseguir lo mismo". Tras las malas críticas recibidas por su último disco (digámoslo ya: aburrido, mediocre y sin ningún aliciente) todo indica que el pronóstico de Jones se va a quedar en el terreno de la utopía. De lo contrario, sería un desastroso indicador del estado de las cosas en el actual mundo del show business.

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