Veinte corazones, ganadores
Libros / Efthimis Filippou

Veinte corazones, ganadores

7 / 10
Joan S. Luna — 11-06-2018
Empresa — Libros Walden

Posiblemente, la carrera del cineasta Giorgos Lanthimos posiblemente no sería la misma sin los estrechos lazos que le unen creativamente al periodista y escritor Efthimis Filippou. Y es que juntos han dado forma a los guiones de tres de los más celebrados filmes de Lanthimos: “Canino” (09), “Langosta” (15) y “El sacrificio de un ciervo sagrado” (17). Pero esta vez, gracias a Libros Walden, nos enfrentamos a Filippou sin las imagenes de su amigo y compatriota. Sus palabras vuelan por las páginas de un libro y no las sueltan unos particulares personajes que nunca acabamos de entender del todo. La experiencia, se lo anticipo, tiene sus pros y sus contras. Porque los argumentos del griego funcionan mejor cuando se trasladan a la gran pantalla que cuando tenemos que dejar volar por nosotros mismos nuestra imaginación. Curioso, dirán, pero así es como lo veo.

Porque las historias de Filippou son puro surrealismo –algo que muchos de ustedes ya sabrán a estas alturas, claro está-. Son una suerte de locura filosófica entre lo existencialista y lo psicótico, todo ello cargado de mala leche y acritud. Sus historias le llevan a uno a imaginar que extraña mutación nacería si Michel Houellebecq escribiera como Eugène Ionesco. Suena extraño, lo reconozco, pero por ahí van los tiros.

“Veinte corazones, ganadores” es el primer libro de Filippou que se publica fuera de Grecia, aunque en el fondo se trata de tres obras en una. Por un lado nos encontramos con la novela corta “Alguien está hablando solo mientras sostiene un vaso de leche”, una charla entre un par de amigos que, sin lugar a dudas, harían buenas migas con Vladimir y Estragon (los protagonistas de “Esperando a Godot” de Samuel Beckett). No menos estrambóticos son los personajes principales –Dimitris y Giorgos- que se cartean durante años en “Sangre”, la segunda novela corta que recoge este volumen que se completa con “Escenas”. “Escenas” son más de cien escenas –las del título- que funcionan como aquel cuento del dinosaurio de Augusto Monterroso. Todas ellas son apenas apuntes que podrían dar inicio a nuevas novelas, algunas serían una locura, otras un drama, pero ninguna sería corriente. Y son precisamente estas páginas nutridas de personajes que viven inicios de historias brevísimos las que suponen lo mejor de un libro al que debe uno acercarse con la información necesaria para no quedarse con dos palmos de narices frente a las ciento sesenta y tantas páginas que le dan forma.

“Veinte corazones, ganadores” es una obra que solamente quienes tengan ganas de investigar más en el universo de Filippou aguantarán sin pestañear ni carraspear. El resto, pues ya dependerá de su nivel de tolerancia que se tenga para con el surrealismo más desbocado. Un servidor se ha quedado a medias gracias, aunque ha pasado algún que otro buen momento con, sobre todo, esas “Escenas” con las que resulta más sencillo dejar imaginar personajes y situaciones interesantes.

A propósito, la traducción corre a cargo del músico griego afincado en Barcelona Evripidis Sabatis (Evripidis & His Tragedies).

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