Los enemigos
Libros / Kiko Amat

Los enemigos

7 / 10
Tomeu Canyelles — 23-05-2022
Empresa — Anagrama

En un mundo cada vez más polarizado, en la que las redes sociales han sacado a la luz fobias y filias, genialidades y miserias compartidas con perfectos desconocidos (“Antes de las redes todos me caíais mucho mejor”, aseguraba un tal Joan S. Luna), el odio se ha convertido en un ruido de fondo, constante y molesto, capaz de alimentar múltiples formas de enemistades. Lejos de claudicar ante su presencia, Kiko Amat se nutre de ello: el saberse rodeado de antagonistas, adversarios de distinto pelaje que acaban con nuestra paciencia y despiertan instintos atávicos irracionales, ha servido para ordenar sus ideas y ofrecer como resultado final “Los enemigos: O cómo sobrevivir al odio y aprovechar la enemistad”.

Amat invoca algunos de sus demonios internos para ejemplificar, siempre con ingenio, los distintos niveles de enemistad, desglosándolos –destrozándolos– a lo largo de diferentes categorías. Su método taxonómico, subjetivo y más o menos ordenado, alterna anécdotas autobiográficas con referencias literarias; las alusiones recurrentes a Plutarco ponen de manifiesto la vigencia de muchos de los planteamientos del célebre ensayista griego.

"Los enemigos" es un perfecto ejemplo de ensayo apasionante que podría haber dado mucho más de sí: su profundidad termina siendo lastrada por la naturaleza sintética de la colección a la que pertenece. Aún así, sus ciento y pico páginas aportan una visión pragmática de la enemistad que se antoja como un remedio necesario para no sucumbir a la mala vibra: Amat rehúye de actitudes hipócritas –las del odioso bienqueda– y refleja a la perfección cómo los enemigos avivan nuestro instinto de competitividad y, de forma diametralmente opuesta al amor, nos provocan un sentimiento que "nos tensa, nos alimenta, nos despierta". Puede que los Backyard Babies tuvieran razón con aquello de que “Making enemies is good” y, por ello, el autor nos aconseja que consigamos un buen enemigo: “Se lo aconsejo. Un enemigo hará su vida mejor”.

La sorna que desprende este pequeño manual “para comprender la enemistad, la obsesión con lo antipódico, las acciones por despecho y el odio que suele acompañarlas” garantiza una lectura ágil y que, tal y cómo cantaba Phil Anselmo en “Mouth Of War”, nos enseña que el odio también puede –y debe– ser productivo.

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