Japrocksampler. Cómo el rock le voló la cabeza al Japón de posguerra
Libros / Julian Cope

Japrocksampler. Cómo el rock le voló la cabeza al Japón de posguerra

8 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 07-08-2021
Empresa — Contra

Apabulla. Impresiona. Aturulla. El conocimiento que Julian Cope demuestra en este libro sobre la escena rock japonesa tras la Segunda Guerra Mundial es tan impresionante que deja sin aliento. Asombra también comprobar que Cope, uno de los talentos más heterodoxos y díscolos del pop británico de las últimas décadas, mantiene (aunque el texto original es de 2007) tan nítida lucidez a la hora de analizar, relacionar y contextualizar músicas, tras la cantidad de setas y toda la amplia gama de sustancias alucinógenas que se debe haber metido entre pecho y espalda durante décadas. En realidad, este “Japrocksampler” prolonga el método ya empleado en su anterior “Krautrocksampler” (Head Heritage, 95), pero enfocado a todo lo que se cocía en Japón entre finales de los cincuenta y mitad de los años setenta, sobre todo en su escena menos adocenada y comercial. 

Su gran mérito es no solo la erudición, la fidelidad a su criterio (discutible, como todos) y el ácido sentido del humor que destila, sino también una capacidad de contextualización social encomiable: nos cuenta cómo el sentimiento de insularidad –compartido con Gran Bretaña y, en parte, con Dinamarca, aunque esta sea una península– condicionó su forma de filtrar los preceptos del rock and roll, cómo su milagro económico de posguerra favoreció el auge de una clase media pujante, y cómo determinados tabúes (las drogas, radicalmente proscritas) también matizaban su enfoque del rock. Por el camino desfilan los pioneros de su música concreta y experimental (ojo al papel de una joven Yoko Ono), el encanto instrumental del eleki, la era de los convencionales group sounds, la eclosión del efímero new rock y los delirios progresivos de grupos como la Flower Travellin’ Band de Yuya Uchida (lo más parecido que hubo allí a un Kim Fowley), Speed, Glue & Shinki o los inclasificables Les Rallizes Denudés, estigmatizados después de que su bajista participara en el secuestro de un avión desviado a Corea del Norte en nombre de la Liga Roja japonesa en 1970. 

Tanto name dropping podría espantar al neófito –entre quienes me cuento–, pero su lectura es tan apasionante que al final no queda más remedio que consultar su lista de cincuenta álbumes recomendados, en su tramo final, y buscar todas estas músicas sin igual, tan hijas casi todas de la genialidad y de la locura. Un ensayo mayúsculo.

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