Hace casi un año, por mediación del sello madrileño Lovemonk, tres norteamericanos locos por el soft rock de los setenta y el blue-eyed soul deciden meterse diez días en un estudio de Tarifa para ver qué sale. La primera intención es simplemente pasarlo en grande durante la grabación y, si la cosa es decente, editar un disco bajo el nombre de Incarnations. Esos tres locos son el californiano Bart Davenport y los neoyorquinos Daniel Collas y Quinn Luke (ambos en The Phenomenal Handclap Band), y el resultado es, más que un experimento con gracia, uno señor disco de nueve canciones que suena extraordinariamente compacto a pesar de la premura con la que fue grabado. Con 10cc en la cabeza y mil un guiños del soft rock más reivindicable (The Carpenters, Ambrosia), Incarnations han conseguido la proeza de transformar en algo cool un estilo ninguneado por norma durante años que ahora, por fin, parece estar calando hondo dentro de la crítica sesuda y del indie más sectario. Bienvenido sea esta revival si trae canciones enormes como “The Selfish Guy” y “Make You Mine”.
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