Claquette
Discos / Todos Los Fuegos

Claquette

7 / 10
Kepa Arbizu — 07-09-2016
Empresa — Autoeditado
Género — Pop-Rock

Que el nombre de una banda haga, a priori, referencia al escritor argentino Julio Cortázar le trasfiere inmediatamente una responsabilidad por mostrar cierta habilidad con el componente lírico. Un envite que Todos los fuegos, al menos por lo demostrado en este EP “Claquette”, solventa con nota, construyendo un atractivo entorno literario que además encuentra un acertado encaje con su acompañamiento musical; constituyéndose así en elemento clave, o cuanto menos llamativo, dentro de su fórmula.

Haciendo un ejercicio de genealogía, el cuarteto bilbaíno llega a este momento como consecución de un camino que enlaza con otras propuestas pretéritas (Quaranteens, Hilo Rojo) y que de momento ha canalizado en la presentación de estas cuatro canciones. Unas composiciones que se sustentan sobre el común denominador de un pop-rock que prioriza las intensas guitarras y en el que predomina un tono épico, posible en parte por la adecuada voz de su cantante para estas lides, oscilante entre lo crudo, emocionante y melódico.

Dando por establecidas esas líneas maestras sonoras, a partir de ellas se puede hacer en el disco una diferenciación en dos mitades. La primera, formada por “Nadadores de plomo” y “El anarquista que cayó por la escalera”, materializa una representación más descarnada, con hechuras más grandiosas, esas que como concepto parecen tener desde Bunbury – prescindiendo aquí de su engolamiento- hasta Javier Corcobado pasando incluso por Elefantes. A ello hay que añadir una pulsión eléctrica notable que incrementa el impacto de los temas. Para completar sensaciones, “Sirenas y “Los demás”, la segunda de ellas en una suerte de transición entre ambos conceptos, apuestan por un ambiente más melódico, decreciendo algo los vatios de las guitarras y situándose en definitiva en un territorio más pop, en este caso uno que podría aglutinar desde los primeros El Último de la Fila hasta Egon Soda. Complementan así dos caras, o dos matices, de un sonido particular y visceral, que busca, con éxito sobre todo en su faceta más exaltada, un hilo directo y emocional con el oyente.

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