Fumarola

Después de haber parido un disco tan único como “Tus poderes” (20), no estaba nada claro que Roldán pudieran igualar tan excelso nivel de inspiración y originalidad. Sin embargo, con su nuevo retoño, no sólo han mantenido el pulso creativo de su antecesor, sino que lo han elevado un nivel más arriba, en lo que ya podemos considerar como uno de los hitos discográficos de lo que llevamos de año. Para justificar tamaña sentencia, no hay más que sumergirse en la exótico arcadia retrofuturista que han ensamblado para “Fumarola”, en la cual Abel Hernández (El Hijo) ha sido una pieza más del grupo, gracias a su capacidad para darle una vuelta más desde la producción al peculiar universo sonoro de Roldán. Uno que, para la ocasión, se mueve entre extremos como These New Puritans y Björk, entre el Lucio Battisti experimental y Stereolab, entre Jean-Jacques Perrey y Haruomi Hosono, entre los Talking Heads de la era Eno y la tropicalia más refrescante.

El hipnótico carnaval de máscaras diseñado para la ocasión lleva a otra dimensión el costumbrismo surrealista desarrollado por Juan Carlos Roldán. Canciones como “Marisma” o “Discusión imaginaria” plasman con vehemencia los placeres escondidos tras la dicción neutral vocal de dibujos animados perfilada en todo momento.

El conjunto de hermanas pequeñas aquí reunido se mueve con absoluta libertad creativa dentro de un hábitat natural de excepción. El mismo para el cual han mostrado las diferentes metamorfosis que un grupo como Roldán es capaz de llevar a cabo por el momento.

Con tan sólidos mimbres, el resultado no podría ser más delicioso. Como descubrir de golpe y porrazo una gama de sabores desconocidos. Hechizo permanente de un álbum llamado a soportar la ITV del tiempo y resplandecer como una de las muestras más audaces que nos ha proporcionado la heterodoxia pop nacional en lo que llevamos de siglo. Poca broma.