Contact
Discos / Pharmakon

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7 / 10
Fernando Acero — 10-05-2017
Empresa — Sacred Bones
Género — Experimental

¿A qué suena la ansiedad? Quizá la pregunta es un tanto esotérica, pero creo conveniente cuestionárselo de vez en cuando. En el mundo de la música, un grandísimo porcentaje de lo que se compone tiene que ver con cuestiones amorosas, y luego queda una nimia cantidad de creaciones que van sobre todo lo demás. La valoración puede pecar de reduccionista, pero lo cierto es que en pocas ocasiones se da el espacio suficiente para hablar de emociones y sensaciones de mayor crudeza, especialmente cuando ésta se lleva a extremos insoportables. Y es en esa clasificación en la que con toda seguridad merecería entrar Margaret Chardier, más conocida por el seudónimo de Pharmakon.

Su acercamiento al fenómeno sonoro se asemeja en muchos aspectos a aquello sobre lo que cantó James Hetfield en 1989: los desgastados límites de la cordura. La escucha inicial es áspera, salvaje, primitiva e incluso desagradable y asquerosa para todo aquel ajeno a lo que comúnmente denominamos como harsh noise. El uso intencionado del sonido para generar atmósferas desesperantes y de una agonía indescriptible es lo que principalmente dota de sentido a la obra de la neoyorquina, fuertemente influida por los principios de la música industrial y extrema. Y “Contact” no es en absoluto una excepción en ese sentido.

Basada en la negación de los principios de orden jerárquico en nuestra semiosfera, anclándose en el nihilismo y en la supresión absoluta del sentido de la existencia, Chardier construye una discursiva sonora destructiva y demoledora, tan asfixiante como refleja la propia portada. Temas como “Nakedness Of Need”, repleta de aullidos desgañitados manipulados electrónicamente, dan cuenta de una narrativa destructiva y abrasiva que se extiende hasta los límites de lo racionalmente soportable, dejando brevísimos interludios de ruidismo como una tregua prácticamente inexistente a su castigo incompasivo, culminando con la todopoderosa “No Natural Order” en un aparente guiño a la versión más titánica y tiránica de Diamanda Galás, mostrando una evolución más industrializada y enfocada que en trabajos anteriores. No es en ningún caso un plato de fácil digestión: las pesadillas que pueblan los cortes de Pharmakon son de un sufrimiento intenso y enloquecedor; la recompensa que hay detrás de todo ello está al alcance de unos pocos.

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