Para que luego digan que los recuentos de lo Mejor del Año no sirven para nada… Husmeando en el balance que del 2014 hace el australiano Ned Collette -por cierto, el 7 de febrero de visita en Madrid junto a Gemma Ray- descubro la música de Fredrik Kinbom, otro británico más emigrado a Berlín cuyo segundo álbum se publica hace unos meses tras un largo silencio de un lustro.
La conexión con el citado Ned Collette y su característica manera de acariciar las palabras se hace evidente desde los primeros compases de un álbum de pop cadencioso y remolón, que de haberse publicado hace quince años posiblemente cayera en el cajón de aquello que se dio en llamar “slowcore”. Otra referencia válida para acercarnos a sus canciones, los asturianos Elle Belga: como ellos la percusión se limita a un esquelético redoble de timbales que apuntala fantasmagóricas melodías de lap steel guitar. Y como sucedió cuando David Lynch reclutó a Chris Isaak para ilustrar sus imagenes, algo irreal surge entre tanta pureza…
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