Chaos Magic
Discos / Jaakko Eino Kalevi

Chaos Magic

8 / 10
Fran González — 02-12-2023
Empresa — Domino
Género — synthpop

Son muchos los síntomas, rasgos y razones por los cuales nos vemos obligados a pensar que, tras tres discos de estudio firmados con nombre propio, no hay muchos artistas en la actualidad como el finlandés Jaakko Eino Kalevi. Sus ritmos decadentes, a caballo entre el color pastel y el humo de cigarro especiado, se reafirman ahora con su nueva y más reciente osadía sonora titulada “Chaos Magic” (Domino, 23): trece canciones con las que el artista logra trasladarnos a un remoto (y en ocasiones lisérgico) paisaje de melodías kitsch que recogen con somero acierto los tropos y vestigios del glamur hortera y el sonido ochentas y setentas.

Inspirándose en su tiempo como residente en Grecia y en el abismo que separa la Tierra del cielo, Kalevi conforma un cancionero que, a todas luces, pide desde su arranque que nos imaginemos en el interior de una discoteca con moqueta, luciendo camisas de solapa ancha y degustando un pretencioso cóctel en copa martinera. Sirva precisamente su homónimo e instrumental tema de apertura como antesala a nuestra llegada en plano secuencia a esta particular boîte, donde sus acaramelados y tórridos ritmos jazzísticos y casi tropicales acompañan nuestro paso firme entre el estupor de la masa y las miradas curiosas. Tan pronto como nos detenemos y llegamos al punto exacto de la pista de en el que deseábamos clavar nuestra bandera, las cadencias se tornan más juguetonas y sintéticas, obligándonos a sucumbir sin oposición a las florituras y a la inmediatez pop del estribillo de “Drifting Away” y las líneas alienígenas y helénicas de “Dino’s Deo” (¿Echabas de menos poder escuchar a los cancelados John Maus y Ariel Pink sin cargo de conciencia? Aquí tienes el sucedáneo que esperabas).

La nocturnidad y alevosía de “Chaos Magic” se confirma y comienza a conjugarse en colectivo con “Hell & Heaven”, la pista que Kalevi firma con la dupla fraternal Faux Real y con la que nos adentra en sus diatribas más teológicas sobre el bien y el mal, al tiempo que remite a una suerte de ABBA meets Sparks de forma deliciosa e imperial, dándole a continuación el relevo al segmento más darkwave del disco. Uno con el que el artista pinta entre pegadizas piezas de sinte (“Nightwalk”) y ecos de pop gótico (“Palace In My Head”, junto a Alma Jodorowsky) el pantone de una noche cerrada que incluso en sus horas más bajas es capaz de desatar nuestras pasiones ocultas a golpe de funk cibernético (“L’horizon”), himno techno (“Galactic Romance”, con Yu-Ching Huang entre relámpagos de Giorgio Moroder), y melancolía novelesca (“I Forget”).

Después de semejante trajín, en el que hemos sudado la gota gorda y desgastado nuestros zapatos de baile bajo la bola de espejos, acontece la pertinente retirada y vuelta a casa que el finlandés tiene a bien instrumentar con un cósmico corte de nada menos que trece minutos, acertadamente titulado “Let’s See How Things Go”. Un recurso brillante de estructura ascendente que nos pastorea entre cadencias progresivas, coros que rozan el mantra, atmósferas barrocas y melodías de saxo que terminan diluyéndose poco a poco por el sumidero de esa parranda que empalma con el día. Subestimado y haciendo gala de su tímido sentido de la ambición, seguramente no terminaremos viendo el nuevo disco de Jaakko Eino Kalevi en ninguna lista de destacados del año, pero es de recibo que conste que el finlandés nos ha hecho entrega de su obra más completa hasta la fecha y de un gustosísimo viaje a las profundidades, placeres y sinsabores de la fantasía que tiene la noche.

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