Free
Discos / Iggy Pop

Free

7 / 10
Nacho Serrano — 06-09-2019
Empresa — Caroline
Género — Rock Experimental

Con los Ashton ya descansando en paz, y James Williamson entretenido grabando con David Hasselhoff (gogléenlo y verán que no es coña), James Osterberg se sumerge en un viaje jazzístico empapado de nocturnidad milesdavisiana. “Waiting for the dawn again, the dark is like a challenger”, recita el Stooge en uno de los cortes del disco, una suerte de banda sonora de sus pensamientos. O quizá sea más adecuado llamarlo “diario musical”: muchas de las canciones están diseñadas en formato spoken-word, con la abisal voz de Iggy Pop sumergiéndonos en una serie de relatos confesionales, sin cantar una sola línea.

Dice el triunfador del último Mad Cool que tras las giras de "Post Pop Depression", se sintió seguro de haberse librado del problema de inseguridad crónica que había atormentado su vida y su carrera durante “demasiado” tiempo. “Todo lo que vale la pena perseguir; todo lo que necesitas, no es necesariamente la felicidad o el amor, sino la sensación de ser libre. Así que este álbum simplemente me ocurrió a mí y dejé que así fuera. Sentí que quería ponerme en la sombra, dar la espalda y alejarme. Quería ser libre». Y para eso, no hay nada mejor que un baño de free-form jazz.

Afortunadamente, "Free" también incluye canciones “al uso” que evitan el exceso de experimentalismo anti-pop que parecía verse venir con el adelanto del single que da título a la obra. Y ojo, que ahí hay hallazgos considerables. La ebullición a fuego lento de 'Loves missing' podría estar entre lo mejor de Post Pop Depression, 'James Bond' y su adictiva línea de bajo funcionarán de maravilla en directo, 'Sonali' parece co-escrita con el crepuscular Bowie de "Black Star" (eso es mucho decir, sí), y también hay un interesante tema que sirve de anclaje entre el pop y el spoken que se titula 'Dirty Sanchez', ya saben, esa práctica sexual coprófila que consiste en hacer un bigote de mierda sobre la boca de la pareja (por eso también se llama “Stinky Hitler”).

Musicalmente muy atractivo, y con ingeniosísimas letras nacidas de esa introspección resacosa que da haberlo visto todo en este negocio (y en esta vida, que el hombre gasta ya setenta y dos palos), Free es otra imponente muestra de cómo envejecer en esto del rock con elegancia. Una pena: con un par de buenos temas cantados más, estaríamos hablando de obra maestra.

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