Blu Wav
Discos / Grandaddy

Blu Wav

7 / 10
Raúl Julián — 16-02-2024
Empresa — Dangerbird Records
Género — Indie pop

Grandaddy dejaron poso a finales de los noventa y primeros dosmiles con discos como “Under The Western Freeway” (V2, 97) y, por supuesto, esa maravilla intachable y atemporal que fue (y sigue siendo) “The Sophtware Slump” (V2, 00). Tras la disolución de la banda, su líder y vocalista Jason Lytle dio inicio a una carrera en solitario que también tuvo momentos más que satisfactorios, del tipo deYours Truly, The Commuter (Anti-, 09) y “Dept. Of Disappearance” (Anti-, 12), con los que, de algún modo, alargó la estela creativa de Granddady.

En cualquier caso, el combo californiano regresó a la vida en 2017 con el inspirado “Last Place” (Columbia, 17) –con el que cosecharon menos repercusión de la que la referencia merecía por calidad–, y han tenido que pasar siete años adicionales para recibir nueva música de la banda, ahora empacada en el presente “Blu Wav” (24), su sexto álbum de estudio. Una entrega en la que el combo incide en aquellas preferencias por indie-pop con querencia folk, country e incluso bluegrass, de trazo ensoñador a lo largo de un conjunto de canciones sin duda bien parecido, aunque sito un peldaño por debajo de su predecesor.

Los de Modesto entregan un elepé compuesto en exclusiva por medios tiempos, envuelto todo él en una aureola de madurez, por momentos incluso de sugerida extenuación. Es consecuencia del ritmo pausado que acompaña a las nuevas canciones, tintando la obra de tonalidades tenues, casi otoñales, que permite la aparición de sanadores rayos de luz con lo que dotar de calidez a esas texturas nostálgicas que acompañan todo el minutaje. Sucede en destacadas como “On A Train Or Bus”, “Watercooler”, “Cabin In My Mind”, “Long As I'm Not The One” o ese adecuado tramo final en el que aparecen “Ducky, Boris And Dart” o “Nothin' To Lose”.

“Blue Wav” es un viaje sonoro por pasajes e instantes que se mantiene coherente y sin grandes sobresaltos. Quizá demasiado lineal para dar cabida a las trece piezas que lo componen y en el que se echa de menos algún ligero bandazo que estimule el trazado. Un disco, en cualquier caso, al que hay que acercarse con calma y dedicación, que va creciendo y tomando formas inéditas a cada pasada, tras contar con la firma siempre elegante y sugestiva de Grandaddy. Un título que apetece degustar, aunque obviamente no sea la mejor obra del grupo.

 

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