Cross The Verge
Discos / Joana Serrat

Cross The Verge

9 / 10
Don Disturbios — 10-03-2016
Empresa — El Segell
Género — Alt-Country / Americana

La evolución de la propuesta de Joana Serrat mantiene el pulso ascendente en su escalada. Cuando las cosas se hacen bien, sientes el viento de cara, los astros incluso se alinean y te hacen un regalito. Joana Serrat edita este disco con la ambición añadida de que el prestigioso sello londinense Loose Music se haya fijado en ella, licenciado su tercer trabajo para el resto de Europa (en nuestro país lo hace con el Segell del Primavera). De un plumazo pasa a compartir disquera con artistas afines a su propuesta como Israel Nash Gripka o Justin Townes Earle, y ya tiene gira británica montada para el mes de mayo. Pasos valientes que la llevan a fijar su punto de mira más allá de nuestras fronteras, donde el mercado para su country-folk ensoñador y etéreo puedes ser más receptivo, aunque mayor sea la competencia.

El reto está servido, pero lo afronta con la seguridad que le dan sus nuevas canciones. “Cross The Verge” es un disco muy serio. No tanto en el sentido del tono que mantiene, que también. Es sobre todo serio por poner sobre la mesa toda su capacidad para embriagarnos con esa voz dulce que actúa en perenne duermevela, suspendida sobre una elegante y acolchada cama de notas que generan el ambiente perfecto para la ensoñación. Notas con mucha reverb que ha ido a buscar mirando de nuevo a esa America del Norte que tanto la inspira. Sin embargo esta vez ha sido ella la que ha cruzado el charco para trabajar de nuevo con Howard Bilerman (Arcade Fire , Basia Bulat) y el guitarra Gavin Gardiner (The Wooden Sky).

“Cross The Verge” avanza bien. La mayoría de las veces se mueve lento y sinuoso (“Lonely Hearts Reverb”, “Flags”, “Lover”…); en otras le sale el carácter trotón del country (“Saskatoon”, “I Follow You Child”) o acelera adquiriendo un tono folk-pop que le sienta de maravilla ( “Cloudy Heart”). También hay momentos para permitirse una “murder ballad” a lo Nick Cave (Black Lake”) y en general es perfecto para dejar que actúe como un relajante bálsamo de los que sana el espíritu.

La misma sensación que te pueden producir el “Out of Tune” (2003) de Mojave 3 (Neil Halstead colabora en “Cloudy Heart”) o el “How I Quit Smoking” de Lambchop. Así que no cabe más que darle las gracias por regalarnos un disco de esos que enamora poco a poco, en los que no es necesario poner ningún anzuelo en forma de single rotundo a lo “Green Grass”, aunque eso no signifique que no lo echemos de menos. Ahora tocaba otra cosa. Tocaba crecer y lo ha hecho.

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