Puede que para muchos Krust sólo les suene como un DJ (nos visitó en el BAM).
Puede que para muchos Krust sólo les suene como un DJ (nos visitó en el BAM), sin embargo, sus manos han sido una de las más activas dentro de la historia del drum’n’bass, ya sea bajo diferentes seudónimos (su verdadero nombre es Kirk Thompson) a lo largo de múltiples doce pulgadas, o como la mano derecha de Roni Size dentro del colectivo Reprazent, en él, ya mítico, «New Forms». Ahora, por fin se ha atrevido con su primer larga duración, y el resultado es gratamente sorprendente. En especial, por la manera en que reescribe el drum’n’bass, recreando oscuros paisajes sonoros («High Plans», »Spoils Of War»), aplicando la sugerente voz de Morgan en cortes tan poderosos como «Excuses», que llegan a palidecer sin embargo, ante el electrizante recitado del poeta y actor Saul Williams en «Coded Language». Violencia que contrasta con la delicadeza de «Soldiers», lograda gracias a la vocalista y a los impecables arreglos de cuerda. Arreglos que toman cuerpo definitivamente en la magistral «One Moment», en la que el de Bristol se inspira en la música contemporánea y en los maestros del score: Morricone y Herrman. Ejemplos todo del afán de Krust por adentrarse por caminos arriesgados y mucho menos trillados, que lo aleja definitivamente de las etiquetas más simplistas aplicadas a un género tan marcado como el drum’n’bass.
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