Cancionero del Guadarrama

No son pocos los artistas que, procedentes de esa miscelánea que suele denominarse escena independiente, están apostando por incluir el folclore y la música tradicional como parte de su música. Una nómina de artistas diversa que va desde Los Hermanos Cubero a Rodrigo Cuevas, pasando por María Arnal o Lidia Damunt. Al listado se suma ahora el caso de Ignacio Ruiz (también periodista, escritor y capo del sello Mont Ventoux), que asienta su primer disco en solitario al margen de Nine Stories (y primero en el que cambia inglés por castellano) sobre ese tipo de preferencias. Lo publica utilizando sus dos apellidos como Ruiz Bartolomé.

El madrileño dedica la obra completa al Parque del Guadarrama, entorno natural e histórico alrededor del que teje doce temas que cabe entender como viaje múltiple: de lo histórico a la vivencia personal y el recuerdo. El autor entremezcla folclore con pop, y añade a la marmita jotas y hasta trazos de electrónica, cuidando en todo momento del aspecto definitivo de cada seleccionada. Una cualidad que, en realidad, siempre ha acompañado al trabajo de Bartolomé, y que también resulta palpable a lo largo de estos cuarenta minutos que conforman "Cancionero del Guadarrama". Un trazado en el que destacan la desgarradora “Cruz de los caídos”, “Jota de la Sierra”, la bella “La Cueva de la Mora”, “Seis millones de personas” o la dolorosa “Las leyendas de la mujer muerta” echando el cierre.

Un disco de apariencia sencilla (en lo que debe entenderse como virtud) pero fondo trabajado, que además cuenta con las colaboraciones de colegas de profesión como Elle Belga, Alondra Bentley, Ferla Megia o Amparito. Un álbum de referencias a la tierra y el pasado, de cadencia poética aun sin renunciar al apunte socio-político y crítico, que comienza sorprendiendo y termina calando. La presente referencia es otra reinvención –una ampliamente peculiar– de Ruiz Bartolomé, que por lo que se ve continúa dispuesto a dar salida a cuantas inquietudes creativas se le pongan por delante.