Hay quien opina que, a la hora de escribir sobre grupos que te encantan, uno pierde la objetividad. Será así en algunos casos, no voy a negarlo, pero prefiero pensar que lo que supone realmente es que le exigimos más a las bandas que nos gustan. Por tanto, en este tercer movimiento en larga duración, tenía mucho que exigirles al dúo que conforman Aleix Turon Vilagran y Joan Delgado Massot. La razón principal es que "Cala Vento" (16) y "Fruto Panorama" (17) están entre mis discos nacionales favoritos recientes. Por muchos motivos, similares en ambos casos, pero sobre todo resumibles en un concepto tan etéreo y al mismo tiempo universal como es el de “sus buenas canciones”.
Cada uno de sus pasos nos ha descubierto unas cuantas para el recuerdo, sin distanciarse demasiado de su propio canon aunque evitando sonar, pese a ello, reiterativos. En "Balanceo" hay, una vez más, muchas. Decir que son más maduras podría sonar tópico, pero lo son; decir que suenan más duras, también, pero es una realidad indiscutible. Cala Vento vuelven a ser Cala Vento solo que los referentes van difuminándose poco a poco (el espíritu de Artur Estrada todavía se nos aparece en "Bienvenidos a la tierra") dejando lugar cada vez más a un sonido y a unas voces muy identificables. Desconozco qué metas se había planteado el dúo catalán, pero las han alcanzado seguro. No le demos más vueltas. Porque "Balanceo" es un disco mejor tocado y cantado –sus dos voces empastan y comparten protagonismo en perfecto equilibrio– que nunca.
"Balanceo"empieza muy modesto e íntimo, con una "Un buen año" de inicio acústico y que explota poco después en guitarras distorsionadas, coros y unos vientos que todavía la hacen crecer más (gentileza de Eduard Frigola, Joan Matacàs y Marina Planellas). A partir de ahí, no hay apenas un segundo de bajón, y ese es un gran logro. A lo largo de doce canciones y entre esos textos entre costumbristas y emo que les caracterizan desde sus inicios, Aleix y Joan –que se autoeditan creando su propio sello, Montgrí– nos obligan a montarnos a su furgoneta gritando con ellos el estribillo de "La comunidad" y no nos dejan bajarnos hasta que nos abrazamos unos a otros cantando el del weezeresco tema extra "Liquidación total", en el que combinan sus voces con la de Lluís Gavaldà (Els Pets), que forja unas backing vocals de lujo en catalán. Para el viaje nos tienen guardadas algunas sorpresas, como la sinuosa "Remedio contra la soledad", en la que Aleix cambia la guitarra por el bajo; la vibrante, rockera y contundente "Todo" –un highlight garantizado para sus directos– para la que cuentan con los voces susurrantes/desgañitadas de Cándido Gálvez (Viva Belgrado) o esa "Fin de ciclo" en la que bajan las revoluciones poco antes de llegar a la estación de destino. Un tercer disco para quitarse el sombrero.
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