Best Troubador
Discos / Bonnie 'Prince' Billy

Best Troubador

7 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 09-06-2017
Empresa — Domino
Género — Alt-Country / Americana

Bonnie Prince Billy o, si lo prefieren, Will Oldham lleva mucho tiempo ya inmerso en ese estado en el que puede hacer lo que le venga en gana. En ese punto de su carrera en el que no necesita explicitar ni sus motivaciones ni plegarse a las expectativas de público o crítica. Son tantas las obras de gran calado que ha ido facturando en los últimos veinte años, que se puede permitir el lujo de entretenerse en proyectos menores, con los que rendir pleitesía -sin tratar en ningún momento de reescribir su legado ni enmendar la plana a los modelos escogidos- a algunos de sus ídolos. Ese es el caso, ni más ni menos, de este "Best Troubador", que consiste en la relectura escrupulosa y reverente (con algunos matices) de algunas de las mejores canciones que Merle Haggard, emblema del sonido Bakersfield, fue dejando desde finales de los años 60 hasta bien entrado el siglo XX.

Oldham ya tuvo ocasión de rendirle un primer tributo en aquel siete pulgadas que fue "Haggard Harper Bonnie" (Spiritual Pyjamas, 2011), producido por Jonathan Wilson. Incluso tuvo ocasión de entrevistarle en 2009 para un número de la revista Filter. pero estas dieciséis canciones suponen un chapuzón en toda regla en la obra de Haggard, aunque curiosamente el adelanto que se difunduó hace semanas a los medios (el popular “Mama Tried”) esté ausente de su minutaje, al menos en la edición europea que nos ha llegado. No se advierte intención alguna por parte de Bonnie Prince Billy en malear los originales o dotarles de una pátina de contemporaneidad. Si acaso un tratamiento unificador que reduce los originales a su esencia, en algún caso incluso decapando el acabado radio friendly de alguna de las canciones (es lo que ocurre con “That's The Way Love Goes”, sin el marchamo almibarado del original, rehén de su año de producción, 1983).

De hecho, el fallecimiento de Haggard el mes de abril del pasado año pilló a Oldham con el proyecto ya concebido pero con el pie cambiado, y lo que en un prinicpio iba a ser una grabación en Nashville acabó quedando en la recámara durante meses hasta cobrar forma definitiva en este puñado de canciones, registradas finalmente en su propio estudio casero, con la ayuda de Emmett Kelly, A.J. Roach y Matt Sweeney. Impera, como ya hemos dicho, el respeto a los originales. “I'm Always on The Mountain When I Fall” (1978) se beneficia de un ritmo más grácil y dinámico, “Roses in The Winter” (1979) se despoja de la pedal steel guitar original pero se adorna con un saxo y otros sutiles arreglos de viento mientras que “Leonard” (1980) también aviva su trote y, además, sale ganando con el contrapunto de la voz femenina de Mary Feiock: precisamente su presencia constante a lo largo del disco es uno de sus rasgos distintivos, que cobran especial relieve en relecturas como la de “Some of Us Fly” (2005), en la que hace las veces de Toby Keith en su versión primigenia. “If I Could Only Fly” (2000), por su parte, que es el último tema del lote, se ve reducida al estado casi embrionario de maqueta, tal es el tratamiento -absolutamente espartano- que Bonnie Prince Billy  le confiere.

En cualquier caso, y más allá de matices, este tributo no supondrá un episodio de relieve en su frondosa carrera, más allá del culto incondicional a su obra -o a la del propio Merle Haggard- . Pero si de lo que se trataba era de honrar con conocimiento de causa y respeto, misión más que cumplida.

 

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