Detroit 2
Discos / Big Sean

Detroit 2

6 / 10
Álex Jerez — 17-09-2020
Empresa — Def Jam Recordings
Género — Rap

Con trece años en el sector, Big Sean se sienta en “Detroit 2” a reflexionar sobre su posición en la industria, su madurez, la supervivencia en el mercado. El rapero recupera el espíritu de la mixtape que le llevó a la fama (“Detroit”, 2012) para darle continuidad, reunirse de colaboraciones de oro y volver a indagar en sus raíces. El resultado es una pieza bastante irregular que lo mismo te conecta al mundo de Sean con barras tremendamente personales que te deja frío con decisiones que empobrecen la propuesta.

“Creative, deep, rooted, organic, cosmic, fantastic, futuristic, ancient, musical. When I think of Detroit, I think of these things”, así resume Erykah Badu en uno de los spoken-words que atraviesan el álbum el espíritu de la ciudad de Detroit. Sean ha sabido madurar como artista absorbiendo todas las referencias que le ha ofrecido su entorno. Ha evolucionado como un rapero independiente y con una capacidad literaria bastante brillante. Aún así, sigue sin desprenderse de la inmensa sombra que supone Kanye West en su carrera (quien de nuevo firma como productor ejecutivo del álbum).

“Detroit 2” es un supuesto grito de protesta en contra de todos esos artistas de un solo consumo que últimamente colapsan el mercado. No se corta a la hora de reafirmar que él ha luchado para alcanzar una posición de respeto dentro del mercado y que a día de hoy los intereses de muchos de los nuevos MCs que surgen son otros. Entre lo mejor del álbum ese cara a cara con el fallecido Nipsey Hussle sin pelos en la lengua en el que hablan de los problemas del éxito, las presiones de ser una primera línea del género o las batallas entre rappers (“After what happened to Nipsey, I reached out to Kendrick. It wasn't even no real issues there to begin with. Lack of communication and wrong information from people fueled by their ego, it's like mixin' flames with diesel”). Y, por otro lado, unos potentes versos en “Lucky Me” relatando los conflictos que marcaron su infancia, sus problemas de corazón con 19 años o su humillación en público tras la ruptura de Jhené Aiko con el rapero a través de su single “Triggered” (“Public humiliations and breakups on camera. It's a living nightmare when your dream girl has to get canceled”). Lo que hace aún más interesante que Aiko vuelva al equipo de Sean en este álbum colaborando de dos de los temas del disco. Lástima que no estén a la altura de lo que supone la reconciliación de la pareja.

La lista de productores del álbum también es de lo más diversa. Desde Hit-Boy (GOOD Music), Rogét Chahayed (Drake, Travis Scott), Kay Wane (Jazmine Sullivan, Beyoncé) a Mike Will Made It (Kendrick Lamar) entre muchos otros. Es indudable que Sean tenía un equipo de lujo como para haber convertido “Detroit 2” en uno de los discos de hip-hop/rnb del año. Sin embargo, a través de su eterna duración el MC no para de cometer errores que degradan el proyecto. Como por ejemplo, su fallida colaboración con Post Malone en la que el artista recurre a los mismos vicios explotados en su último álbum. No vamos a cuestionar el talento de Sean a estas alturas, pero está claro que ha perdido una oportunidad de oro con este disco. Si esperabas encontrarte de nuevo con un álbum al nivel de aquel aplaudido “Dark Sky Paradise” (Def Jam, 2015) cambia el chip y evita futuras decepciones.

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