Angélika
DiscosJimena Amarillo

Angélika

7 / 10
Fran González — 09-05-2025
Empresa — Mushroom Pillow
Género — Pop

Si por algo podemos decir que se está caracterizando la carrera de Jimena Amarillo es por dejarnos atestiguar a tiempo real y a través de su prolífica actividad la maduración y evolución de su yo artístico. Cuesta creer que a sus veinticuatro recién cumplidos la valenciana atesore ya en sus tres discos una muestra tan exquisita de lo que supone crecer profesionalmente en esta industria sin perder la personalidad. La suya, en este caso, brilla como nunca en “Angélika”, su particular tour de force sin pelos en la lengua, donde tiene a bien dirigirse con exclusivo afecto y mimo a su público objetivo.

Lo hace ofreciéndonos una abstracción de su marca personal, dispuesta aquí a través del discurso de una suerte de alter ego (la susodicha Angélika), bajo el cual confiesa haberse empoderado y desinhibido como nunca. Para muestra, un botón: “Flow Deskiciada”, su primer adelanto, subrayó las bases de sus intenciones para este largo a golpe de jerga generacional y declaración queer (“¿Butch o maricón? Justo cada día yo también me lo pregunto”), estándares de su singular marchamo sublimados aquí a la máxima potencia y sin tibieces que valgan.

Aun sin la obligación de inventar la pólvora, Jimena no se conforma con el terreno ya ganado y eleva un poco más la apuesta introduciendo variables que le sientan de maravilla a la ecuación original. Abre la producción a terceros, concretamente a Marin Zannad en los Estudios Entreprise de París, donde remató el exoesqueleto de sus ideas con recursos de fantasía y experimentos peregrinos con los que ahora nos convence airosamente. Y es que, a fin de cuentas, el denominador común de su propuesta continúa siendo el mismo: una lírica romántica, sin ambages y al grano, que conmueve desde el desparpajo y la espontaneidad.

Tal vez sea por eso que osadías nuevas en su registro, como la introducción de voces colaboradoras, no nos resulten para nada intrusas o inoportunas, pues ya bien sea con ritmos de cumbia (“Otra cara”, con Ouineta), de fusión urbana (“Lo que ella me da”, con Queralt Lahoz) o de bedroom intimista (“Yo la veo”, con Suai Suave), en todo momento predomina esa huella con corazón y aire reivindicativo que siempre va implícita en su obra (“Que se queden mirando si nos quieren mirar”, canta su invitada en el último tema).

Por si a estas alturas esperábamos lo contrario, la valenciana va con todo y no se arruga ante ningún apuro, resolviendo con maña tanto sus momentos más tiernos (“Me lo invento”) como sus salidas más juguetonas (“Pikete repetido”). Aunque eso sí, en esta ocasión deja en un absoluto segundo plano el uso de guitarras y distorsiones, poniendo con ello todos los huevos en una misma cesta en la que los matices se resuelven a partir de los diferentes moods de la abajo firmante (nostalgia de Terreta en “En la calle Ave María”, ansiedad y rebote en “Puesta lleva la ropa” o liberación desnuda en “Cosas importantes”). Un self-service de imaginación y emoción en el que Jimena firma su mejor voz: una que, accidentalmente pero con crédito, se ha convertido en la representante de una generación desacomplejada, chula y con la sartén por el mango.

 

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