El secreto peor guardado
Conciertos / Vida Festival

El secreto peor guardado

8 / 10
Nacho Carrión — 05-07-2016
Empresa — Sitback Produccions
Fecha — 30 junio, 2016
Fotografía — Dani López

El VIDA Festival se ha convertido en el secreto peor guardado de los festivales indies (si es que indie aún significa algo). Y es que somos demasiados hablando bien de un festival con un cartel selecto, un entorno privilegiado, una ambientación de indudable buen gusto y unas dimensiones humanas. Las actuaciones se prolongan a lo largo de cuatro días en La Daurada Beach Club durante el día y en la Masia d’en Cabanyes por la noche, pero nos centraremos en los dos días fuertes de la programación. La jornada del viernes comenzó para nosotros con Kiko Veneno en el escenario El vaixell, una barca varada en un bosque de pinos reservada para los conciertos más íntimos o en formato acústico. Acompañado de Refree (que casi tiene plaza fija en la barca, pues ya le vimos el año pasado acompañando a Silvia Pérez Cruz y en éste apoyando también a Nacho Umbert), Kiko Veneno derrochó simpatía en sus comentarios y recibió el calor de un público que abarrotaba el pequeño espacio y que vibró con clásicos imperecederos como “Joselito”, temas más recientes como “La felicidad” o “Coge la guitarra” o su particular versión de “La leyenda del tiempo”. A The New Raemon se le quedó pequeño el escenario La Cova, que se estrenaba este año, con un set más que solvente centrado en su “Oh, rompehielos”. Era el turno de Villagers en La Masia, uno de los escenarios principales. El concierto que ofrecieron fue un auténtico crescendo comenzando por las más pausadas “Courage” o “Everything I Am Is Yours” para acabar con “Little Bigott” o “Occupy Your Mind”.

Ya abriendo el escenario principal, Manel ofrecieron uno de sus conciertos festivaleros más multitudinarios. Se centraron en su reciente y más eléctrico “Jo competeixo”, que rinde bien en ese entorno, aunque se echaron de menos más concesiones a sus primeros trabajos, que quedaron casi reducidas a “Ai, Dolors” y “Benvolgut”, pero salieron por la puerta grande con “Teresa Rampell” y “Sabotatge”. De vuelta al escenario La Masia, Unknown Mortal Orchestra hicieron moverse al público con su particular cóctel de rock, funk y psicodelia centrado en “Multi-Love”. Pero el plato fuerte de la noche eran sin duda Wilco. La banda americana dejó probada muestra de su actual estatus de gran banda de rock clásico. Aunque repasaron su cancionero más reciente con “Art Of Almost” o “ Random Name Generator”, la selección estaba bien dirigida a satisfacer a un público festivalero ofreciendo “I’m Trying To Break Your Heart”, “Jesus, etc.”, “Heavy Metal Drummer”, “Impossible Germany” o “I’m A Wheel” dejando al público rendido. Cambio de tercio para sufrir con gusto la trituradora de Triángulo de Amor Bizarro que administra con sabiduría la dulzura de la voz de Isa que surge entre la tormenta (“Seguidores”, “Barca quemada”) con el deje de Rodrigo (“Amigos del género humano”, “El crimen: cómo ocurre y cómo remediarlo”) para acabar en éxtasis decibélico con “De la monarquía a la criptocracia”. De tal forma nos dejaron, que lo de Delorean fue una especie de “cigarrito de después” más que disfrutable en su concierto-sesión en el que desgranaron su reciente “Muzik” con paradas en “Subiza” y “Apar”.

 

TAB

 

La segunda jornada comenzaba con un heterodoxo Niño de Elche que sigue sorprendiendo a propios y extraños, esta vez repasando su “Voces del extremo”. De vuelta a la barca, pudimos disfrutar de la voz de Basia Bulat acompañada solo por Andi Woods a la guitarra y teclados. Sus canciones adquirían otra dimensión con esos ropajes, pero sin duda la que más tocó la fibra fue su versión de “Tu nombre me sabe a hierba”. De vuelta al escenario de La Masia, Balthazar ofrecieron un show elegante más disfrutable que el que ofrecieron seguidamente The Divine Comedy, que a pesar de la solvencia de la banda y la presencia de Neil Hannon, ofrecieron un show que pedía a gritos un pequeño teatro y no el escenario principal de un festival a las diez de la noche. Más conscientes del lugar en donde estaban fueron Nada Surf, que en formato trío, supieron llevarse al público en el bolsillo repasando lo mejor de su repertorio. Algo que también supieron hacer Kula Shaker aunque con más sorpresa. Quizás porque ya nos habíamos olvidado de ellos o quizás porque resulta que aún recordamos más canciones suyas, a parte de su versión de “Hush”. Joe Crepúsculo inauguraba el tramo más bailable del festival haciendo pequeño nuevamente el escenario La Cova y exaltando al público con sus proclamas cafres: “¡Más bakalao!”. La sesión de Lindstrøm sirvió de aperitivo adecuado para el plato de fuerte que suponían !!! (chk, chk, chk), que ya habían ofrecido por la mañana un show para el recuerdo en la terraza de La Daurada Beach Club a pleno sol y para sorpresa de niños y jubilados. Nic Offer sigue siendo un desmedido y apasionante maestro de ceremonias, y con armas como “Must Be The Moon” o “Heart Of Hearts”, la batalla está ganada. Como final de fiesta y para dilapidar las pocas energías restantes, nada mejor que una de las infalibles sesiones de 2Many Dj’s.

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