Lamentable espectáculo el que se pudo presenciar en elPalau Sant Jordi. Abrió Larry Graham, uno de esos tipos quecree que cualquier canción se puede arreglar con un poco de slappingal bajo. En cuanto a El Artista, lo más amable quese puede decir es que no fue ni una sombra de sus anteriores visitas.Lo peor fue su alarmante falta de forma y de voz que obligaba a continuasinterrupciones del show (incluida una triste danza del vientre a cargo deMayte). Además, pretendió ocultar esa falta de voz a basede los antiguos hits de Prince (¿no habíamos quedado en queno tenían nada que ver?) en los que se limitaba a invitar al públicoa corear. La cosa le funcionó con "Purple Rain" (¡tercertema de la noche!), pero con hits menos masivos quedó totalmenteen ridículo, especialmente con la sonrojante adaptación de"The Cross" (ahora "The Christ") o "Darling Nikki",que tuvo que cortar porque nadie le secundaba. Con la excusa del fin delmilenio se dejó para el bis final "1999", canciónque amenaza con reeditar en siete versiones distintas. ¡¡Menudacara!!
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