Una única estrella
Conciertos / Suede

Una única estrella

7 / 10
Lluis S. Ceprián — 22-05-2022
Empresa — Primavera Sound
Fecha — 19 mayo, 2022
Sala — Razzmatazz 1, Barcelona
Fotografía — Cristian Bertrand

El 9 de noviembre de 1996 en esta misma sala comparecieron Suede para presentar el que era su tercer álbum de estudio. “Coming Up”, hacía meses que se había publicado y supuso una auténtica bofetada para los fans más fundamentalistas que habían encontrado en la banda que lidera Brett Anderson el testigo ideal de esa corriente de pop ambigüo que se había incubado en los 70 con el glam primigenio.

El grupo de Londres había dejado de lado el conceptualismo pop cincelado con filigrana milimétrica de “Dog Man Star”, un trabajo de aires barrocos en el que todavía se visualizaba la sombra alargada del guitarrista Bernard Buttler, 50 % responsable de la parte compositiva , para abrazar la luz de un neoclasicismo de trazo limpio que trasladaron como nadie a la canción pop perfecta de tres minutos, en las que la melodía contagiosa se erigía como pilar maestro en el que soportar el resto de esbeltas estructuras. “Coming Up” fue un acierto en cuanto a objetivos comerciales. Superaron el millon y medio de ventas y atraparon a un público masivo que en su anterior tramo de carrera tan solo podían alcanzar en sueños. Hoy, 25 años después, el dísco se mantiene indemne al desgaste del paso del tiempo.

La conmemoración la iniciaron con una lectura al dedillo del trabajo homenajeado, con una interpretación que siguió el mismo orden de las 10 canciones que conforman el disco. El concierto de Barcelona era el penúltimo de su gira europea y el agotamiento se dejó entrever en la interpretación vocal de Brett Anderson, que hacia el final de este primer tramo empezó a recitar algunas estrofas. Pero eso no le importó a absolutamente a nadie del atestado aforo que vino a participar de la celebración.

Anderson, como de costumbre, lo dio todo sobre el escenario. No olvidemos que fue el frontman más extrovertido a nivel interpretativo de toda su generación, una auténtica seña de identidad que le ha hecho único a lo largo de su dilatada carrera. Durante las más de dos horas que duró el concierto, sudó la camiseta -camisa negra en su caso-, sin dar ni un solo descanso al público, al que animaba, sin descanso, a que corease cada uno de los himnos que fue desgranando a lo largo de la noche.

La ovación se convirtió en rutina desde la nota de inicio: “Trash”, “Fimstar”, “Lazy”, “By the Sea”, “She” y sobre todo “Beautiful Ones” que convirtieron al Razz en un inmenso karaoke. Llegaron al descanso tras “Saturday Night”, momento que le vino como agua de mayo al líder de Suede para coger un poco de aire. La segunda parte la configuró una selección que contentó a los fans acérrimos,  con una primera parte que incluía “It Starts and Ends with You” y la magnética “Killing of a Flashboy”, y de ahí a una retahíla de hits de la primera época de la banda, interrumpida, eso sí, por una desencajada “Flytipping”, rescatada de “The Blue Hour” (18), que fue la única conexión con el legado reciente de la banda.

Destacó la interpretación con guitarra acústica de “The Wild Ones”, en la que costó más de lo debido silenciar al respetable y, como bis y conclusión de la noche, una “New Generation” que tenía un punto de ironía si uno miraba a su alrededor. En definitiva, igual que cualquier homenaje, el concierto cumplió con su cometido. Apaciguó las ansias de los nostálgicos con una fórmula que apostó por obviar el componente sorpresa, para apostarlo todo a la carta de la celebración de los viejos tiempos.

Como siempre, la banda cumpió con su papel de comparsa, e únicamente se le permitió a Richard Oakes lucirse durante algún solo de guitarra. Porque, desde que Butler dejara Suede, la banda es de Brett Anderson, y él es su única estrella.

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