A pesar del horario europeo, Zeidun abrieron la tarde ante una concurrencia bastante nutrida. Con Joan Colomo al frente, repasaron varios de sus temas en un viaje por el tiempo que revitalizó su cancionero, congelado hace veinte años pero que sigue plenamente vigente.
Muy seria fue también la descarga de Viva Belgrado, un remolino eléctrico de crescendos circulares que mutó por momentos en una jam orgánica y contagiosa, con los tres músicos de cuerda formando un círculo alrededor del batería en una celebración íntima y expansiva de ramificaciones post-rock. La nueva bajista Cris G. Sánchez (Dreyma, Tirana) se mostró cien por cien integrada en la formación y hasta hubo cameo de Joan Delgado y Aleix Turon de Cala Vento, quienes aportaron voces desgarradas en “Ikebukuro Sunshine”.
Refused contaron desde el minuto uno con un sonido atronador incluso para los más veteranos usuarios de tapones para los oídos. Para arrancar, una elección poco obvia: “Poetry Written in Gasoline”, del EP “The New Noise Theology”, hermanado con su clásico “The Shape of Punk to Come”, piedra angular del post-hardcore publicada hace ya 28 años. Un álbum que, como el resto de su discografía, se mantiene fresco y desafiante, y que repasaron prácticamente de arriba abajo para disfrute de una audiencia entregada. Y es que esta era la última ocasión de verles en directo como parte de su gira de despedida después de tres décadas de carrera.
Los decibelios rompieron techo en la brutal “Rather Be Dead”, la cuarta de la noche, canción con la que muchos descubrimos al grupo gracias a su videoclip, omnipresente en los canales de televisión musicales a mediados de los noventa. La siguieron “Liberation Frequency”, “Summerholidays Vs. Punkroutine” y unas explosivas “The Deadly Rhythm” y “Worms of the Senses”.
Sin rastro alguno de su infarto reciente y con un posado más de rockstar que de frontman hardcore –camisa negra salpicada de brillantes, enorme y reluciente hebilla de cinturón, herencia probable de su proyecto paralelo The (International) Noise Conspiracy–, el cantante Dennis Lyxzén ejerció su rol con actitud y energía. Enarbolando el micrófono como arma arrojadiza, tuvo munición para todos (o casi todos): “Cuando piensas que los inmigrantes son el problema, ¡es que tú eres el puto problema!”. Y prosiguió: “La democracia está muriendo y si permanecemos en silencio todo irá a peor. Hablad entre vosotros y organizaros”. Y gritó tres veces “Free Palestine!” frente a una bandera palestina que cubría los amplificadores.
Así encararon “New Noise”, convertida en punta de lanza de un cancionero vigoroso entre la furia y la experimentación que remataron con una aguerrida “Coup D’etat”. Por el camino asomaron detalles en la órbita de Converge y de Rage Against the Machine, incluso un fragmento del “Raining Blood” de Slayer. Buenas coordenadas para una banda con entidad propia y siempre fiel a sí misma. “Os echaremos de menos”, sentenció Lyxzén. “Ha sido un privilegio tocar para vosotros todo este tiempo”. El privilegio ha sido nuestro.

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.