El evento del año
ConciertosPrimavera Sound

El evento del año

9 / 10
Redacción — 10-06-2025
Empresa — Primavera Sound
Fecha — 08 junio, 2025
Fotografía — Foto portada: Turnstile por Gisela Jané

El pop vivió este fin de semana en el Primavera Sound tres jornadas que pasarán a la historia. Las actuaciones de Charlie XCX (Cactus), Sabrina Carpenter (Burbuja) y Chapell Roan (Pétalo), las supernenas del género, supusieron un encuentro global por y para las mujeres que cambian las reglas y quienes las celebran. Aunque no fueron las únicas artistas femeninas que reinaron en el festival. Podríamos empezar por la japonesa Yoasobi, CMAT, Llum, Magdalena Bay, FKA twigs –tras dos cancelaciones–, HAIM o Amaia hicieron de la 23ª edición del festival la más alineada con el presente musical y su futuro inevitable.

El festival ha vuelto a reunir varias rara avis del panorama internacional que es difícil encontrar en nuestro país durante sus giras. Me refiero a nombres como Cassandra Jenkins, Glass Beams, Salem, Machine Girl, The Jesus Lizard, Cap N’ Jazz o Kali Mahone, por citar unos pocos nombres, que invitan sumergirse en universos sonoros muy diversos. Pese a los grandes nombres pop, la apuesta por el rock y la electronica se mantuvo también firme con una larga lista de nombres de ambos géneros como IDLES, Fontaines D.C, LCD Soundsystem, Jamie XX o Amelie Lens y el talento emergente más prometedor de la década de la mano de feeble litttle horse, Brutalismus 3000 o Jersey.

En su edición más internacional hasta la fecha son muchos los que hablan de la “coachelización" del festival, un fenómeno más que latente en una programación en la que un cabeza de cartel fuera de las órbitas de las divas pop queda relegado a vieja gloria. Además, su carácter como referente en moda urbana, la ingente cantidad de famosos e influencers invitados, la ya omnipresente presencia de marcas y nuevos patrocinios de sus escenarios, justifican la fama alcanzada por el festival durante los últimos años como “el evento del año”, más allá de que coincidamos más o menos con su selección musical.

En todo caso, una vez más el festival ha conseguido dar forma a un cartel diverso y actual, sin olvidarse de los referentes del pasado. Primavera Sound es la prueba viviente de que hay infinitas posibilidades de concebir el pop y en los márgenes del Fórum de Barcelona se encuentran sus actuales estándares de calidad.

Como en ocasiones anteriores, aquí van nuestras opiniones sobre diversas actuaciones que pudimos ver en esta edición. No están todas las que fueron, pero sí fueron todas las que están. Martin Corral

Miércoles 4 de juniode 2025 

Caribou
Tras el paso de Pet Shop Boys y Phoenix como encargados de inaugurar las anteriores ediciones del Primavera, alguno podría haber llegado a pensar en el productor canadiense como una opción menos atractiva para dar el pistoletazo de salida a tres días de multitudes, guiris, acciones publicitarias y, a veces, música. Sin embargo, siempre es un viaje adentrarse en el aparentemente imposible directo de Caribou, una traducción sorprendentemente precisa de su sonido esencialmente electrónico a la organicidad del formato banda. Dan Snaith vuelve a demostrar su vocación matemática en un show flexiblemente milimétrico, donde el constante diálogo entre la repetición y el cambio generan un colorido universo de formas y movimientos. Daniel Grandes

Jueves 5 de junio de 2025

Rigoberta Bandini
La barcelonesa Rigoberta Bandini fue la encargada para muchos de abrir el Primavera Sound. Su set, apenas anunciado, equilibró grandes clásicos como “Perra” con algunos de los temas de su nuevo “Jesucrista Superstar” en una actuación con garra e irónica que transmitió paz y un buen presagio de lo que sería la edición 23ª del festival. Acompañada de un coro de mujeres entre las que se encontraban su prima y actriz Belen Barenys y la cantante Ouineta, Rigoberta consiguió un show visual y sonoro con un energía angelical que nos regaló el primer rayo de luz de la tarde. Martin Corral

Yawners
Las seis de la tarde es una de esas horas en las que, en el Primavera, te sueles encontrar propuestas como la que defiende con solvencia Elena Nieto. Es decir, producto nacional que no se prodiga mucho en el resto de festivales patrios, pero que siempre es acogido con cariño por parte de los programadores del festival por su indudable calidad y alcance minoritario. Grupos que suelen responder con actuaciones que, sin alcanzar el sobresaliente, acostumbran a provocar ese efecto masilla que tan pronto te rellena un hueco algo difícil como sorprende a quienes no tenían el gusto de conocerte. Ambas funciones fueron cubiertas por Yawners con un show tan sólido como difícil de recordar dentro de la amplia programación del festival. Don Disturbios

Cassandra Jenkins
Superado algún problemilla con el sonido al inicio de su actuación, Cassandra Jenkins y su banda desplegaron con eficacia y elegancia un show basado en su último disco, “My Light, My Destroyer”, en el que destacaron los arreglos del saxofón y unas guitarras en tensión como contrapunto a la cálida voz de nuestra protagonista. No alcanzan la altura de Big Thief o The Weather Station, pero presentaron credenciales suficientes como para tenerlos en cuenta en una futura visita que se me antoja complicada. D.D.

IDLES
Y con ellos llegó la fiesta, el desenfreno, los pogos más salvajes y una de las mejores actuaciones de la primera jornada del jueves. Un hecho que no debería extrañar a nadie, dada la solvencia, garra y habilidad instrumental de una banda que se sabe sobrada y lo demuestra. Entre arengas políticas contra el fascismo y el genocidio que se está perpetrando en la franja de Gaza, pusieron uno de los dos escenarios grandes del festival patas arriba con un setlist súper efectivo en el que no faltó “POP POP POP”, su último single hasta la fecha, así como clásicos enervamentes como “Never Fight a Man With a Perm”, “Danny Nedelko” y una desparramante “Rottweiler” final con la que aullamos de lo lindo. D.D.

FKA twigs - Foto de Clara Orozco

FKA twigs
Ya me podéis llamar antiguo, boomer o cualquier otro calificativo despectivo asociado a mi pretendida y evidente falta de modernidad, pero me niego a calificar el show de Tahliah Debrett Barnett –aka FKA twigs– de concierto. Personalmente encuadraría su espectáculo dentro del noble arte de la danza contemporánea y punto. Y no lo digo como algo que deba resultar negativo del todo. Yo también quedé por momentos hipnotizado ante las coreografías de alto voltaje erótico y su indudable pericia con la pole-dance. Lo digo por dejar claro que una cosa es convertir tu show en un tremendo karaoke –práctica cada vez más extendida para desgracia de muchos músicos y oyentes–, y otra distinta es que la música sirva como aderezo de un espectáculo en lo que prevalece es otra disciplina. Con todo, y sin dejar una huella profunda ante la gran competencia existente en el festival, su show demostró que Tahliah emprende siempre sus propios derroteros sin rendir cuentas a nadie. Hecho que resulta siempre digno de elogio. D.D.

Magdalena Bay
Es una verdadera lástima que el solape con FKA twigs hiciera que mucha gente se perdiera el concierto de Magdalena Bay en el Amazon Music, un onírico ejercicio de synth pop que podría llegar a entenderse como la relectura en clave de serie B del set de Chappel Roan (entiéndase esto en el mejor de los sentidos, por supuesto). A medio camino entre el cine de Jane Schoenbrun y un video de analog horror con menos de mil visitas en Youtube, la luminosa música del dúo norteamericano se abrió paso a través de máscaras de papel maché, extrañas criaturas planetarias, espardenyes y, sobre todo, la implacable energía de Mica Tenenbaum, siempre disponible para la metamorfosis. Los ochenteros nostálgicos amantes de Kate Bush y los theatre kids adictos a TikTok se dan la mano en esta fiesta de disfraces capaz de conseguir, incluso, que Rosalía se disfrace de ti. D. G.

Kate Bollinger
Acompañada de su guitarra, la estadounidense Kate Bollinger ofreció un concierto orgánico perfecto para los que les gusta disfrutar del festival con calma y sentarse las primeras horas en el césped para disfrutar conciertos íntimos en formatos multitudinarios. Su sonido folk estadounidense, aunque peque de simple y algo plano, se llena de emoción con cada palabra de la cantante. Si te entregas a su directo te llevarás un bonito recuerdo de una voz dulce y honesta, pero si solo estás de paso o distraído, su actuación puede resultar olvidable. Martin Corral

Aiko el grupo
Aiko el grupo no dejaron indiferente al público, que se posicionó frente al pequeño escenario de Aperol Spritz para disfrutar de uno de los directos más enérgicos y contundentes del festival. Su pop-punk hizo saltar a la multitud con un proyecto sólido en el que ninguno de sus temas se queda atrás. Las integrantes del grupo derrocharon poderío y carisma ofreciendo uno de los mejores directos nacionales del festival. M.C.

Charlie XCX y Troye Sivan
La primera de las supernenas en pisar el escenario del Fórum –al que volvía nuevamente– nos regaló un show para girls and gays acompañada de su pareja artística Troye Sivan durante la única noche del Sweat Tour fuera de Estados Unidos y Canadá. El concierto supuso el doble cumpleaños de los treinta años del australiano y el aniversario de “Brat”, el cual Charlie XCX cantó prácticamente íntegro dejando apenas espacio para canciones de anteriores trabajos, eliminado así “Party 4 U” del setlist, su canción más reproducida actualmente en Spotify. Las actuaciones de ambos fueron intercalándose en una especie de subidón que, cuando creías que había llegado a su culmen, demostraba que siempre podía llegar más alto. Entre los momentos de mayor euforia Chapell Roan bailando el trend de “Apple” y la despedida conjunta con “Talk Talk”, con la que ambos revalidaron su rol como ídolos generacionales de una cultura en la que se juntan clubbing, Internet y pop. M.C.

Brutalismus 3000
Si después de Charli y Troye querías descansar un poco, definitivamente el set de Brutalismus 3000 no es tu sitio. El dúo alemán no dio tregua a un beat tan agresivo como incesante que generó un apocalipsis bailado. Brutalismus 3000 hizo honor a su nombre con una violencia rítmica que dejó claro que el festival no teme retar a su público con los sonidos más extremos. M.C.

The Dare
Con su ya tradicional traje y gafas de sol, The Dare fue uno de los encargados de poner el broche final a la primera jornada del Primavera Sound. Con un show frenético a caballo entre el indie sleaze, el garage y el electropop, el californiano conquistó al público con hits como “Girls”, dejando claros los motivos por los que repetía tras su arrollador show del año pasado en Primavera a la Ciutat. Martin Corral

Jamie XX
La última vez que escribí sobre Jamie XX para este querido medio el jefe de redacción me escribió para preguntarme si había consumido drogas durante su set. Volver a escribir sobre un show del británico tres años después es la excusa perfecta para, por un lado, negar esa acusación y, por el otro, confirmar que hay algo extraordinariamente atípico en el alucinógeno balanceo al que nos somete el impersonal productor británico. Ni rastro del rostro de Jamie (¿estuvo allí?) durante una sesión en la que el verdadero protagonista, al menos según las monolíticas pantallas del Revolut, no es otro que un mar de cuerpos bailando en armonía. El título de su último disco ya nos daba una pista: la clave son las olas; ese movimiento ausente de sobresaltos pero también de pausa. Yo no me he drogado, pero esas pantallas —al igual que esa portada— están latiendo. D. G.

Viernes 6 de junio de 2025

Cat Power sings Dylan
La verdad es que se echó de menos el Auditori del Fórum como marco para esos conciertos especiales que precisan de un ambiente de carácter más solemne. Pero hay que reconocer que tampoco es mala idea llevar este tipo de actuaciones más íntimas a diferentes salas de la ciudad para ampliar, hasta límites ciertamente inalcanzables, la oferta del festival. Y, dentro de todas esas “otras” propuestas, una de las más interesantes era ver la recreación, por parte de Cat Power, a la hora de captar el espíritu recogido en "The Bootleg Series, Vol. 4: Bob Dylan Live 1966, The 'Royal Albert Hall' Concert" o lo que viene a ser el concierto que Bob Dylan protagonizó en el Manchester Free Trade Hall, pero que se localizó erróneamente en el Albert Hall londinense. Una tarea que en manos de otro artista sería un desacato a la autoridad artística, pero que, en la ajada a la par que magnética figura de Chan Marshall, cobra una nueva dimensión. Y lo cierto es que no solo convenció a propios y extraños, que la acogieron con un silencio casi reverencial, sino que puso además el listón muy alto a todo lo que nos deparaba después durante el resto de la jornada. D.D.

Waxahatchee
Había muchas ganas por comprobar si haber encaramado a su último disco, el epatante a la par que maravilloso “Tigers Blood”, hasta la sexta posición de nuestra lista de lo mejor de 2024, estaba respaldado por un directo que anduviera a la altura de la expectativa creada por tanta alabanza ciega. Y lo cierto es que Katie Crutchfield y su banda nos regalaron un show de gran vitalidad, energía y buen rollo, que hicieron las delicias de los conocedores de sus posibilidades, a la par que ganaban nuevos adeptos para su causa. Un show en el que no faltó la colaboración de MJ Lenderman en esa maravilla titulada “Right Back To It” y una “Burns Out At Midnight” que nos dejó prácticamente sin aliento. Uno de esos conciertos en los que cualquier amante del Americana más alternativo hubieran deseado quedarse durante horas y que debería ser motivo suficiente para que emprenda una gira de salas por toda Europa que nos incluya también a nosotros. D.D.

Tramhaus
Aunque se haya convertido en un tópico, decir que intuimos que una banda será mejor en sala es el pan nuestro de cada día y una obviedad, claro está. Pero en el caso de los neerlandeses Tramhaus es que no se trata de que vayan a ser mejores, es que posiblemente vayan a ser mucho mejores. Tienen mimbres de banda enérgica y si en el escenario Schwarzkopf ya fueron intensos y resultones –de menos a más, eso también es cierto–, en la distancia corta ganarán mucho. Así que hasta la vista. Joan S. Luna

Wolf Alice
Lo reconozco soy de esos a los que la propuesta musical de Wolf Alice siempre le ha hecho arquear una ceja. Admito que son un grupo con una evidente habilidad para la melodía resultona y que, además, atesora una imagen que, en según qué ambientes, les juega muy a favor. Sin embargo, a mí, siempre me han parecido que gozaban de cierta falta de credibilidad por esa tendencia a la búsqueda de una pulcritud y una rabia contenida que está alejada de lo que significa el ROCK, así con mayúsculas. Dicho esto, su concierto en el Primavera fue precisamente eso: un ejercicio muy estudiado de cómo meterse en el bolsillo a los más fieles sin despeinarse demasiado en el intento. Tan correcto como la concepción de su música. D.D.

Zaho de Sagazan
Aunque en Francia ganó gran notoriedad con la publicación de su primer álbum, el hipnótico “La Symphonie des éclairs”, no podemos decir que la propuesta de Zaho de Sagazan sea muy conocida en nuestro país. Por eso fue toda una grata sorpresa dejarse cautivar por un directo que fue de menos a más y que nos dejó a todos flotando en una nube de satisfacción y baile con guiño a Bowie incluido (“Modern Love”). Un set que se nos antojó corto y que puso de manifiesto esa vocación a
arriesgar que tiene el Primavera y que uno echa en falta en otros festivales. D.D.

Gouge Away
Los de Florida tienen fuerza y garra, suenan brutos y veloces, con una Christina Michelle al frente que hace de la rabia un arma arrojadiza de las que duelen. El problema es que, en concierto, muchos de los matices de los que hacen gala en estudio se difuminan y se quedan con la fuerza bruta. A su actuación en el Trainline le faltó algo, suerte que más tarde –en el The 501 Club– esa fuerza bruta pudimos sentirla en pleno estómago y la cosa mejoró mucho. J.S.L.

Stereolab
Alguien me contó una vez que Stan Brakhage, uno de los cineastas experimentales más importantes de la historia del cine, acudía a cafeterías a pintar los celuloides de sus películas, construyendo así lo extraordinario desde los lugares más ordinarios. El concierto de Stereolab —en el escenario de cuyo nombre Laetitia Sadier no quiere acordarse— demostró que no es casualidad que la banda londinense dedique una canción al director de cine estadounidense, pues su puesta de escena nada tiene que envidiarle a la citada cafetería de Brakhage. Es hipnótico ver cómo un psicodélico viaje de lounge tan desbordante se despliega con un serenidad casi quirúrgica, de la que el teclista Joseph Watson es, sin duda, el máximo representante. Para Stereolab, el concierto fue un café más. Para nosotros, una película de Brakhage. D.G.

Chanel Beads
Escuchando las canciones de Chanel Beads en disco, resulta imposible imaginar que, sobre el escenario, Shane Lavenders nos recordará, entre sombras, la actitud del mismísimo Liam Gallagher. Al margen de la anécdota, su propuesta –en formato trío, respaldado por guitarra y violín cargado de pedales– sonó preciosa y con una calidez que no suele ser habitual en los escenarios pequeños del Primavera Sound. J.S.L.

Fcukers
Las expectativas frente a la actuación de los estadounidenses se cumplieron. Su actuación fue una hora de energía bailable que, curiosamente, sonó más retro que en estudio. Digamos que si tendiésemos una fina línea entre el sonido bailable de los noventa y el de tres décadas después, Fcukers se situarían fácilmente en el centro. Mantener ambos pies en el suelo durante su actuación requirió de muchos esfuerzos, pero ya se sabe, los críticos somos así. Ideales para encarar lo que la noche nos traería por delante. J.S.L.

The Jesus Lizard
Con disco nuevo, The Jesus Lizard debían volver al Primavera Sound. Era inevitable y necesario. Porque el rock afilado y arisco siempre tiene un lugar en el corazón de sus programadores. Se lo agradecemos. Un show que se inicia con “Seasick” (de “Goat”) nunca puede ir mal, por mucho que David Yow haya decidido beberse todo el arsenal de latas de cerveza que hay en el escenario, escupir por el entarimado hasta convertir aquello en una pista de patinaje y navegar sobre el público cada par de canciones. Genio y figura, y esas dosis de mala leche que nunca deben faltar en el festival. Ah, y dedicaron su actuación a Steve Albini, lo cual siempre es de agradecer. J.S.L.

Floating Points
El productor británico, siempre tan sereno como desbordante, sigue perfeccionando los detalles de su pista de baile molecular y de su peculiar voguing microscópico. Puede que las poderosas vibraciones que nos acercaron al arrebato en su actuación del Sónar del año pasado se atenuaran un poco en el Amazon Music, pero fue precisamente su ausencia la que potenció la presencia de lo específico: de los tímidos patrones, de las lentas construcciones y de los gestos precisos. Las visuales orgánicas, hechas con líquidos y realizadas en directo por dos artistas plásticas, confirman a Floating Points como un artesano de la hipnosis, como un técnico de lo líquido y, sobre todo, como un enamorado de lo suyo. D.G.

Danny L Harle
Ver a Danny L Harle en el cartel del Primavera supone un doble anacronismo, pues aquel que en plena pandemia reescribía el nightcore de los 2000 vuelve a nuestras vidas cinco años más tarde, cuando su reescritura ya parece, precisamente, de otro tiempo. En ese sentido, era imposible que el tardío directo del productor británico en una esquina del Fórum no tuviera algo de eufórica cacofonía o, al menos, de extraña alucinación provocada por la falta de sueño. Pese a su muy criticado set de clausura al día siguiente, el hombre de las mil caras del PC Music ofreció un show protagonizado, además de por su siempre indiscutible energía —siempre me recuerda al Mickey de “Fantasía”—, por el cameo como herramienta nostálgica. D.G.

Tame Impala
Kevin Parker cambió la guitarra por la mesa de mezclas en el show con la que fue probablemente la cola más larga del festival. En su set fusionó synth pop con electrónica melódica y beats de house ofreciendo una lectura bailable de su universo interior con vocación de rave. Incluso estrenó un tema nuevo de Tame Impala, pero imagino que de él ya hablaremos en unos meses. M.C.

Beach House
La psicodelia de Victoria y Alex sumergió al público del festival en una atmósfera onírica cargada de texturas protagonizada por ese dream pop que siempre les ha caracterizado. Sus sets no resuenan con los saltos, bombean desde dentro. Cada canción funciona como un abrazo tan cálido como necesario, sin prisa porque acabe porque te deja tan embobado que no eres capaz de pensar en nada más que cómo lo estás disfrutando. M.C.

Sabrina Carpenter
La actuación de Sabrina Carpenter en el Primavera será recordada por los fans del pop durante mucho tiempo. Con una estética renovada en reminiscencia a Christina Aguilera más próxima a una reina que una princesa del pop, la estadounidense combinó a Madonna, Miss América y Marilyn Monroe en un show en el que se entregó por completo desde el primer momento. Con nuevos visuales exclusivos y orientados a su presentación en Barcelona y el debut en vivo de su último single “Manchild”, se reflejó la importancia e ilusión que la estadounidense dedicó al concierto, en el que estuvo en constante interacción con sus fans. Desde que lanzó su último álbum “Short&Sweet” se lleva diciendo y tras esta actuación se confirma. Sabrina tiene todos los ingredientes necesarios para ser una diva pop. Carisma, cercanía y temazos. M.C.

Carolina Durante - Foto de Eric Pamies

Carolina Durante
A pesar del solape con Sabrina Carpenter, Carolina Durante se coronó como uno de los mejores actos del festival. Miles de españoles estuvieron coreando temas como “Misil”, dedicada a la Ciudad Condal, desde el comienzo del concierto, mientras que otros muchos fueron llegando a medida que avanzaba el concierto de la estadounidense. Entre sudor y éxtasis, los madrileños demostraron que hasta con una pierna rota se puede tirar el escenario abajo, y que su último disco, coreado íntegro, eufórico y al unísono por el público, ha devuelto al indie español a un lugar en el festival que no ocupaba desde las actuaciones de Los Planetas. Marcos Arenas

High Vis
Que el hardcore ya no es lo que era es evidentísimo a día de hoy. Que debemos agradecerlo, también. Porque hace falta gente como High Vis –y como otros, por suerte–, gente que no desprecie sus raíces hardcore sino que las haga evolucionar o las combine con géneros varios para darle nuevos aires. High Vis, británicos ellos, son capaces de combinar hardcore, post-hardcore, britpop y sonido Madchester, y que su propuesta funcione. Que una banda de hardcore tenga momentos a la Happy Mondays o que se permitan incluir en su set sampleados a la manera de unos Stereo MC’s de principios de los noventa solamente puede ser bueno, sobre todo si no pierden su fuerza por el camino. Y High Vis no la pierden. Para nada. J.S.L.

Amelie Lens
Cerrar la noche con Amelie Lens es una victoria prácticamente asegurada. La belga es para muchos “madre” y sin duda una figura sin la que no se puede entender la escena contemporánea del techno, algo que la noche del viernes demostró por qué. Su bajo mantuvo un pulso constante con el público, exigiendo más baile y tralla hasta llevar a los asistentes a un trance donde no pudieron dejar de bailar alrededor de una de las maestras del techno oscuro y el acid. M.C.

Sábado 7 de junio de 2025

Kokoshca
Repetían los navarros en Primavera Sound como síntoma de que hay alguien dentro de la organización que los defiende con uñas y dientes dentro del panorama patrio. Y no digo que no se lo merezcan. A lo que me refiero es que resulta, cuando menos sintomático que, mientras unas bandas españolas repiten, otras no hayan tocado ni tocarán jamás. Y todo ello en base a uno de esos criterios que no siempre es entendible por no andar exento de prejuicios, aunque sí se puede defender. Lo mismo que hicieron Kokoshca a una hora de la tarde en que tan solo una buena defensa de tus canciones puede generar un ataque en forma de un público tan satisfecho como escaso. D.D.

Alan Sparhawk
Que hay artistas a los que se les disfruta mejor en las distancias cortas es algo que demostró con creces el líder de Low en el The 501 Club ante solo un centenar de privilegiados. Y es que una de los aciertos de un festival como Primavera es aprovechar los diferentes espacios que le ofrece el Fórum y sacarse de la manga todos los años varios escenarios es los que la idea es tocar en petit comité para dejar huella. Justo lo que logró Alan Sparhawk acompañado de su hijo Cyrus al bajo y Al Church a la batería, con los que sacó relucir su vertiente más folk-rock en un alarde de emoción e intensidad inigualables. D.D.

Black Country, New Road
Siempre es novedad encontrar un público en completo silencio, y más aún en el Primavera, espacio plagado de conversaciones intrascendentes extremadamente cerca del escenario. Sin embargo, llegar con el primer tema del concierto de Black Country, New Road ya empezado nos permitió valorar la capacidad hipnótica de una banda obsesionada con lo minucioso y de un concierto en el que no podría caber el error. Sobra virtuosismo en una de esas bandas que no falla, pero también sobra emocionalidad en cada imagen que uno es capaz de recordar de esa hora que pasamos delante del sexteto londinense —en mi caso, la de las gaviotas sobrevolando el cielo azul durante “For The Cold Country”—. Puede que Black Country, New Road no provocaran un completo silencio en el Amazon Music, pero sin duda entonaron, en un festival muchas veces dominado por las conversaciones intrascendentes, un acogedor susurro. D.G.

Los Campesinos!
Una hora complicada en la que me debatía entre quedarme a ver a los siempre solventes Los Campesinos! o desgastar, las pocas energías del último día, subiendo las largas escaleras de la placa solar para presenciar el show de Black Country, New Road. Pero como aún guardaba en el recuerdo la actuación de estos últimos en el pasado Primavera, decidí quedarme ante las evidentes ganas de hacérnoslo pasar bien de los galeses. Y es que la banda salió a por todas desde el minuto uno sin escatimar en paradas obligatorias de su cancionero como “Romance is Boring” o “You! Me! Dancing!”, cumpliendo a la perfección con su papel de grupo que no desentona, pero tampoco se graba a fuego en tu recuerdo. D.D.

Fontaines D.C.
A menudo, lo peor que te puede pasar en un festival, es tener como referencia para comparar la actuación de ese mismo grupo en lo que resulta su hábitat natural: una buena sala de conciertos. Pues bien, justo eso es lo que me sucedió durante el concierto de Fontaines D.C., que no podía evitar evocar todo el rato su actuación en Razzmatazz hace la friolera de tres años. Ahora, un disco y mucha más repercusión mediática más tarde, las cosas me resultaron distintas. Para empezar Grian Chatten ya no se mueve de forma amenazadora y en círculos como si de un animal enjaulado se tratara. Ahora sus ademanes son los mismos que cualquier otro sujeto enfrentado a un gran escenario, perdiendo parte de ese halo de peligrosidad que desprendía. Pero algo parecido me sucedió con el resto de la banda, a la que vi mucho más domesticada y adaptada a las circunstancias de tocar en un festival, con los focos propios de una estrella del universo rock sobre sus figuras. Y ahí hay algo que no encaja. A nadie se le escapa que canciones como “Starburster”, con la que cerraron su show, u otras como “Bug” o “I Love You” los han alzado por méritos propios hasta ese nuevo estatus, pero juraría que no es donde ellos se encuentran más cómodos, y que todavía tienen que pasar por esa inevitable etapa de adaptación que, una vez lograda, les hará crecer en ese nuevo rol de estrellas. D.D.

Amaia
En cada una de sus actuaciones la reina de España revalida su título. En estricta coincidencia con Fontaines D.C, Amaia conquistó al público con su interpretación vocal, del piano y del arpa, además del taconeo de “Despedida” y sus movimientos coreografiados al milímetro. El highlight del concierto fue la interpretación de “Quedará en Nuestra Mente”, la primera canción que compuso y que indujo a un estado de felicidad colectiva con miles de brazos en alto. Uno de los momentos más icónicos de su actuación fue su grito de “Viva la muerte” que nos introdujo en el imaginario de su disco más conceptual “Si Abro Los Ojos No Es Real”. M.C.

Chapell Roan - Foto de Clara Orozco

Chapell Roan
La princesa del Medio Oeste no es sólo una cantante, es prácticamente una drag queen, lo que la hace completa no solo en cuanto a lo vocal sino también en su vestuario, humor o puesta en escena. En términos de interpretación, su gracia por el escenario fue incomparable con la del resto de artistas, algo a lo que el público respondió entregadísimo cantando y bailando sus canciones –entre las que se incluyó una versión del “Barracuda” de Heart, una influencia en su sonido, qué duda cabe– como nunca en el festival. Seguramente el público siguiendo la coreografía de “Hot To Go” es uno de los momentos de coordinación multitudinaria más grandes de la historia del Primavera, que sirvió a Chapell como consolidación en su carrera como estrella internacional. Hace poco más de un año sus conciertos apenas superaban los cientos de personas, ahora, como canta en su debut, se ha convertido en una supernova. M.C.

Squid
Un buen puñado de canciones y dos giras en sala después, los británicos Squid se desquitaban de su anterior actuación en el Primavera Sound. Lo que aquella vez sonó disperso, esta vez tocaba de pies a tierra con una fluidez que manejaban a su antojo. Sus canciones –tanto las largas como las no tan largas– no se desarrollan sin más sobre el escenario, sino que viven en él, reptan sobre las tablas, se levantan indomables frente a la PA hasta meterse muy dentro de las mentes de quienes tienen delante. Si el hipnotismo fuese música, sonaría como Squid. No suelen copar titulares y no es una de esas formaciones que estén constantemente en boca de todos, pero puedo asegurar que Squid sí se están convirtiendo en uno de esos grupos que los artistas más inquietos del mañana respetarán y elogiarán. J.S.L.

Cap’N Jazz
Décadas atrás fui muy fan de Cap’n Jazz, aunque no me pregunten por qué motivos no confiaba demasiado en lo que iban a ofrecernos. Quizás la desgana de Mike Kinsella en la actuación del año pasado al frente de American Football tuvo que ver, la verdad. Pero la vida nos depara sorpresas y, cuando vienen de la mano de viejos conocidos, son muy gratas. Cap’N Jazz sonaron rotundos y destartalados al mismo tiempo –como debía ser– y sobre todo fueron capaces de hacer crecer todavía más la leyenda a su alrededor como uno de los referentes indiscutibles del Midwest emo. Mike funcionó a la perfección como batería, Victor Villarreal dejó muy claro que se lo estaba pasando en grande y Tim Kinsella, bueno, Tim Kinsella fue un grande. Bromeó con gracia y sorna, se dejó la garganta cantando todo lo mal-bien que esperábamos, saltó al público varias veces y sobre todo nos hizo sentir partícipes de una noche especial. Una noche que los fans dejamos a buen recaudo para siempre. J.S.L.

Jersey
Puede resultar contradictorio que la cultura de club más oscura se encuentre entre los beats alegres de Jersey. Sin embargo, el dúo francés presenta un cóctel inesperado de house francés y UK garage que pone tus sentidos a disposición de su beat, también gracias a sus efectos visuales, de los mejores del festival. Su electrónica experimental nos llevó en un viaje por el groove que nadie quería que acabara. Bailar con ellos fue como flotar entre neones. M.C.

LCD Soundsystem
Entre divas pop, un James Murphy notablemente más delgado y los suyos ocupaban la posición de banda legendaria entre los cabezas de cartel. Y bien merecida, obviamente. Para muchos sería su primera experiencia con ellos, para otros –quienes más veces les hemos visto– la reafirmación de que son un grupo especial y atemporal. Pero no fue la gran noche que los segundos esperábamos. Les hemos visto conciertos tan memorables y arrolladores que no podíamos imaginar que, como cualquier ser humano, una banda también puede tener sus noches más relajadas. Por una parte, el repertorio con el que han saltado a Europa en esta gira tiene bastante que ver. Por otra, es posible que los miembros más nuevos del combo estén todavía adaptándose. Aún así, hay siguen Pat Mahoney, Nancy Whang y Al Doyle para respaldar al dios del ritmo en todo momento. Así que diré que tuvo más que ver con el repertorio y con el control del volumen en los dos escenarios grandes del festival.
Poco artificio, pocos juegos de luces y el emplazamiento habitual de los músicos sobre el escenario para respaldar un set corto que se abrió con “Oh Baby” y que tuvo sus mejores momentos cuando Mahoney le daba con fuerza. Es decir, “You Wanted a Hit”, “Tribulation” o ese “I Can Change” –con guiño a Kraftwerk incluido–. Es más que probable que sea la actuación menos inspirada que les haya visto a lo largo de todos estos años, pero eso ya es mucho más que lo muchos pueden ofrecer. La próxima más y mejor. J.S.L.

Turnstile
“Never Enough” es un muy buen disco, pero más bien continuista. La formación de Turnstile parece diseñada con tiralíneas. A sus anteriores shows en Barcelona les faltó algo. Esos podrían ser los peros que mi yo del viernes podría haber esgrimido como motivadores de cierta desconfianza frente al nuevo show de los de Baltimore en el Primavera. Pero mi yo del sábado se quedó por momentos ojiplático al ver a unos Turnstile en plena forma y en total ebullición. Se nota que “NEVER ENOUGH” acaba de publicarse y que la banda tiene ganas de defendernos con unas y dientes. Sonaron casi una veintena de temas; los parones de anteriores visitas se convirtieron en descansos fugaces y breves presentaciones, y el grupo tapó las bocas de quienes, como un servidor, todavía albergábamos alguna duda, a base de ese hardcore imaginativo que tan bien les sale. Mi yo del domingo ya pensaba que Turnstile se merecen todo lo que ha estado ocurriéndoles en estos pocos años. J.S.L.

Aminé
La modulación vocal de Aminé fue una de las grandes sorpresas de la tercera jornada del festival. El rapero fue un eslabón más que necesario para no perder la euforia generada por Chapell con uno de los conciertos más divertidos del Primavera gracias a los exagerados personajes vocales que generaba y su interacción con un público al que no dejó de recordarle lo sexy y drogado que estaba. Su flow abarrotó el escenario de Cupra con un público totalmente entregado a su locura. M.C.

Joy Orbison
El garage y funky británico vivió su gran momento en el festival de la mano de Joy Orbison con un set hipnótico que hizo imposible no poner a todo su público a bailar. Cada transición presentó sorpresas, como bajos tribales o voces soul, lo que hizo de la energía y expectación de los asistentes un fenómeno constante. Su mezcla de electrónica nostálgica y vanguardista lo encumbró como uno de los DJ sets más celebrados de la edición. M.C.

Domingo 8 de junio de 2025

Sal del Coche
Cierra el Fórum y vuelves a la ciudad, aquella que sabes que en unos días te estará golpeando de nuevo con su violencia invisible. La íntima ferocidad de Sal de Coche será la confirmación de tus sospechas, pero también un abrasador consuelo, o un necesario interludio. La banda euskalduna exploró en una lúgubre Apolo 2 las ilimitadas posibilidades que ofrece crear desde la limitación existencialista en un concierto tan impredecible como físico. Respiraciones agitadas, bruscas onomatopeyas y golpes de silbato coreografían esta parálisis del sueño made-in-Hernani, una pesadilla agenérica en constante construcción que demuestra que estos tres brutalistas podrán hacer lo que quieran (siempre que ellos quieran, o siempre que la ciudad les deje). Daniel Grandes

Kneecap
Y como broche de oro de una semana de conciertos y tres días de intenso festival en el Fórum de Barcelona, nada mejor que dejarse llevar por los cantos de sirena de una de la películas más gamberras de los últimos tiempos y acudir al fin de fiesta que nos habían preparado Kneecap en el Apolo de Barcelona. Hip hop sin cortes ni aditivos, directo a la yugular y repleto de soflamas maravillosamente incorrectas y provocativas. Y es que justo esa es la esencia del rap desde sus inicios. Un genuino vehículo para expresar el inconformismo, la rebeldía, la rabia y la frustración de un mundo donde los tres integrantes del combo norirlandés no encajan al igual que tampoco lo hacemos la mayoría de los que asistimos a saltar y chillar sus rápidas, adictivas y cortantes barras. Y así entre gritos a favor de Palestina y la independencia de Cataluña nos pudimos despedir un año mas de un festival que supone toda una semana grande repleta de buena y peculiar música. Free Palestine. D.D.

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