En su justa medida
Conciertos / Primavera Sound

En su justa medida

8 / 10
Redacción — 04-06-2024
Empresa — Primavera Sound
Fecha — 01 junio, 2024
Sala — Parc del Fòrum, Barcelona
Fotografía — Foto de portada: Sharon López (Cedidas por la organización)

Cuando un festival de la exigencia y envergadura del Primavera Sound finaliza, te queda una sensación algo extraña en el cuerpo. Una mezcla de alivio por ese descanso que se otea en el horizonte, pero también de lástima por la gran cantidad de momentos vividos que ahora toca procesar. Y es que nadie puede negar a estas alturas que Primavera Sound es una de esas citas en las que vas a tener la oportunidad de disfrutar con artistas que difícilmente encontrarás en otros festivales o incluso en futuras giras por nuestro país. Me refiero a nombres como Ethel Cain, Faye Webster, SZA, Clipse, Bikini Kill, Jai Paul, Dillom, BadBadNotGood… y un largo etcétera. Opciones de lo más variado que sirven para confirmar o desechar esas propuestas, que has escuchado en disco, pero que todavía no han superado la prueba del algodón del directo. Un regalo maravilloso para quienes nos dedicamos a esto, pero también para el público asistente que encuentra en el hecho diferencial del cartel un factor fundamental a tener en cuenta, más allá de los que se suben al carro solo por puro postureo. Que haberlos, haylos, aunque ese es otro cantar.

Por otro lado, parece que también ha quedado evidenciado, a lo largo de esta nueva edición, que el festival ha encontrado su fórmula definitiva en cuanto espacio a ocupar y asistencia límite a la que dirigirse. Atrás quedan esos años en los que se quiso crecer hasta lo inimaginable incorporando la zona de la playa de Sant Adrià, junto a la incineradora, para montar un festival de electrónica paralelo, creando un mastodonte difícil de manejar y que concentraba una cantidad de público excesiva para un festival urbano. Y es que no podemos olvidar que ese es otro de los grandes atractivos del Primavera Sound: su privilegiada ubicación junto al mar y el estar integrado a una ciudad como Barcelona que ofrece encantos turísticos y servicios de primer orden, así como un transporte público que garantiza el flujo de asistentes de forma rápida y barata. Un lujo.

Pero si nos centramos en lo acontecido a nivel artístico a modo de resumen, y al margen del extenso listado que encontraréis más abajo, cabe decir que hubo una serie de claros vencedores de esta edición. Lo fueron los franceses Phoenix en la jornada gratuita del miércoles, pero sobre todo lo fue esa bizarra puesta en escena tejida alrededor de “La Mesías” y con Stella Maris, Albert Pla, Carmen Machi, Amaia, Mainline Magic Orchestra, Hidrogenesse y hasta una colla ‘castellera’ como protagonistas. Todo un acierto que provocó el delirio de los asistentes. Tampoco podemos obviar los excelente momentos que nos regalaron los cabezas de cartel que cumplieron con su papel a la perfección. Lo hicieron Pulp, pero también una Lana del Rey imbuida en su papel de diva y una PJ Harvey que se creció ante la adversidad de la lluvia ofreciendo un show impecable. En el capítulo de sorpresas, es obvio que cada asistente tendrá las suyas, pero personalmente me quedo con la solvencia y empaque con el que Faye Webster desarrolló su show, la entrega del público ante una Ethel Cain que nadie parece conocer al menos en España, la intensidad de los irlandeses Lankum en la oscuridad del auditorio, la solvente elegancia de Beth Gibbons, la apabullante energía de Amyl & The Sniffers, el desenfreno rockero del argentino Dillom, el apabullante show de Deftones, la confirmación de The Last Dinner Party, la rotundidad de Bikini Kill y así podríamos seguir porque este ha sido un año de muchos aciertos. Aunque también de alguna decepción y no se me ocurre tildar de otra forma los shows de American Football, Arab Strap o Mannequin Pussy a los que el sonido no acompañó demasiado.

En cuanto a las propuestas de aquí, cabe destacar el gran número de bandas catalanas que tocaban este año (aunque es cierto que siempre hay un buen número de ellas) y, sobre todo, la gran representación de artistas que siempre tiene el sello discográfico propiedad del festival. Algo que tiene su lógica empresarial, aunque haya nombres como el de los argentinos El Mató A Un Policía Motorizado o los andaluces Derby Motoneta’s Burrito Kachimba que empiezan a repetirse demasiado en el cartel, o al menos es la impresión que uno tiene desde fuera.

Y ya por último, y como paso previo al análisis individual de los grupos, felicitar a la organización que tuvo este año un festival de lo más plácido. Esta edición se desarrolló sin que se produjera ningún contratiempo grave, más allá de la lluvia del sábado que deslució algo el poder de convocatoria de ese día en concreto, y más si lo comparamos con el éxito de público que cosechó el concierto de Lana del Rey con sus 70.000 asistentes. Sin duda la gran triunfadora de una edición que ya queda, otro año más, para el recuerdo.

Beth Gibbons - Foto de Clara Orozco

Jueves 30 de mayo

AG Cook 

El productor británico desplegó en el Fórum un britpop muy diferente al que nos había regalado Pulp esa misma noche. El set de AG Cook demuestra que el cuerpo del PC Music podrá estar muerto, pero que su alma aún sobrevuela cualquiera de las saturadas sinfonías con las que el público vibró a altas horas de la madrugada. Como si de una especie de Aphex Twin pop se tratara, el artista exploró una psicodélica cosmología de texturas que abarcaron desde el glitch sonoro más agresivo hasta el remix del hit más eufórico del momento (véase “Von Dutch” remix). AG Cook nos invitó a un viaje astral por un noise digitalmente tierno, un abrazo ensordecedor para los “crónicamente online”. Dani Grandes

Amyl And The Sniffers

Solo había tenido una ocasión de presenciar con anterioridad un concierto de Amyl And The Sniffers y fue en una sala tan pequeña y sudorosa como el Wurlitzer de Madrid. Allí, en su hábitat natural, Amyl lució agresiva  y chillona, mientras la banda sonaba tan descacharrada y mal como mandan los mandamientos del punk-rock. Unos años después, y en uno de los escenarios grandes del Primavera, Amyl lució igual de hiperactiva pero sin el halo de peligro de antaño, mientras su banda parece haber aprendido a tocar acercándose por momentos al Sleaze rock, para acabar resultando tan entretenidos como domesticados. Don Disturbios 

Ángeles, Víctor, Gloria & Javier

Primerísima hora de la tarde del jueves y el proyecto de este cuarteto, con el flamenco más lorquiano en un eje de coordenadas y la electrónica en el otro, empieza a elevarse gracias a la majestuosa voz de Ángeles Toledano. Una propuesta que me hace recordar que ya en 2018 Víctor Cabezuelo me comentaba su intención de acercarse en el futuro a una electrónica más orgánica con Apparat o Four Tet en el punto de mira. No lo ha hecho como Rufus T Firefly, pero sin duda se está quitando la espinita con esta nueva compañía. A la que puedan, no se lo pierdan. D.D.

Beth Gibbons

Me acerqué literalmente a ver a Beth Gibbons lo más cerca que pude del escenario porque, a nadie se le escapa, que su propuesta es de las que gana en las distancias más cortas. Por eso uno no puede dejar de pensar lo que hubiera sido este mismo bolo de desarrollarse en el ambiente íntimo del Auditorio. Elucubraciones a parte, su corto concierto, que apenas contó con una docena de temas, se basó prácticamente en su último trabajo, el recién salido del horno Lives Outgrown”, dejándonos tan solo un “Roads” de Portishead en forma de regalo para los que anhelábamos un mayor picoteo de su glorioso pasado.  Pese a la solvencia y el buen hacer de todos los que estaban en el escenario, no hubiera estado nada mal un set-list más representativo de su carrera como el que sí hizo PJ Harvey. D.D. 

Chelsea Wolfe

Algunos conciertos dejan un poso especial y el de Chelsea Wolfe, sin duda, ha sido uno de ellos. La cantante y compositora californiana convirtió el Auditori del Fórum en un templo idóneo para su majestuoso ritual pagano. Con una puesta en escena sobria y elegante que resaltaba su silueta recortada a contraluz, la autora lideró algo parecido a una hipnosis colectiva guiada por su personal voz, un sonido orgánico de arreglos vibrantes donde cada matiz brillaba en su justa medida, y un repertorio que aunó con equilibrio su variedad de registros: de los ritmos industriales de “Whispers In The Echo Chamber” y “Carrion Flowers” a las atmosféricas “Dusk” y “Feral Love”, pasando por el folk, acústica en mano, de la final "Flatlands". Una de esas experiencias que, junto a shows memorables como los de PJ Harvey, Nick Cave o Nine Inch Nails en ediciones anteriores, bien valen todo un festival. David Sabaté

Deftones 

De todas las bandas de los noventa nacidas bajo el manto del denominado nu metal, Deftones es con diferencia la que mejor ha madurado. Los de Sacramento siempre han conjugado riffs atronadores con una marcada sensibilidad melódica cercana al pop y al trip hop, y su show en el Primavera Sound fue la perfecta síntesis de ello. Tras solventar ciertos problemas de sonido, el grupo levantó la actuación gracias a las tablas de una formación renovada, el carisma de Chino Moreno y un setlist que combinó introspección -“Digital Bath” y “Change (In The House Of Flies)”- con coros del público a pleno pulmón –el medley de “Be Quiet and Drive (Far Away)” y su versión de The Smiths “Please, Please, Please, Let Me Get What I Want”- y una “My Own Summer (Shove It)” que puso patas arriba el festival. Resulta incomprensible que no hayan venido por aquí en tanto tiempo. David Sabaté

Dillom 

El cantante argentino estrena en el Primavera un directo abrumadoramente heterogéneo capaz de hacer justicia a su diversa discografía. Después del estreno de su último álbum a nadie debería sorprenderle que Dillom se asemeje más a un ídolo-punk que a cualquier figura esencial del trap hispanohablante. Escuchar a una de sus fans asegurar que le encantaría quitarle la piel al artista para ponérsela de traje es prácticamente comprensible ante esta celebración de lo macabro, ante un ritual de trap-rock que explora el hedonismo del nihilismo y la vida de la muerte. Dillom es puro carisma, un cantante atípico en una escena urbana a menudo conformista. Ante un “Por Cesárea” sobrecogedoramente oscuro, el artista se abrió a la luz en un directo extrañamente tierno. Dani Grandes

Justice 

En cuanto a electrónica europea se refiere, Justice sigue siendo la elegancia personificada. Los franceses consiguieron con su mastodóntico recopilatorio de hits lo que parecía imposible: que sea el escenario el que danza —¡literalmente!— al ritmo de la música mientras los artistas observan rígidamente el mecánico espectáculo. El dúo aterrizó una vez más en el Fórum con un dispositivo marciano, más parecido a un avistamiento ovni que a un set de cabezas de cartel. Las hipnóticas coreografías luminosas cristalizan a la perfección una sesión tan electrizante como precisa, un recital de vitalidad y vigencia que demuestra que con Justice no podemos hablar de clásicos o nuevos lanzamientos, de pasado o presente. A día de hoy, con Justice sólo podemos hablar de Justice. Dani Grandes

L’impératrice 

Había tenido la ocasión de presenciar este verano a los franceses en el VIDA festival y lo cierto es que ya sabía lo que me iba a encontrar: una buena dosis de elegante disco-funk con ese delicado toque francés ideal para mover el esqueleto y dejarse llevar. Aunque no sé si por la hora, el escenario o la compañía, en esta ocasión los disfruté más que en Vilanova. Igual el ambiente urbano les sienta mejor  o a lo mejor es que el rodaje al que han sometido a su infalible, aunque algo manida propuesta, les hace tocar bien hasta con los ojos cerrados. D.D. 

Mujeres 

El trío catalán Mujeres parece que se lo toma todo a guasa y esa actitud la trasladan a su público, en una suerte de fiesta inclusiva en la que el chascarrillo está a la orden del día y, la efervescencia de su garage-pop saltarín y sin complejos, se contagia de la primera hasta la última fila. Así que ellos a lo suyo, actuando de igual forma estén sobre las tablas de uno de los escenarios más grandes del Primavera Sound o en las del tugurio más infecto. Se lo van a pasar igual de bien, y lo que es mejor, te lo van a hacer pasar a ti también. D.D.

Pulp

Este es uno de esos conciertos que le explicaré a los hijos que nunca tendré. Pocos grupos más entregados a su público —al pasado, al presente, a la vida— que Pulp, quienes presentaron en el main stage un poderoso ejercicio de hipnosis melancólica. Jarvis Cocker vuelve a confirmar lo que no hacía falta volver a confirmar. Su carisma cósmico le consolida, con el permiso de David Byrne, como uno de los frontmen más icónicos de la historia. Imposible no quedarse prendado por la magia humanista de un britpop todopoderoso, por el potencial magnético de un cantante que, tal y como ocurre en “A Matter of Life and Death” (1946), consigue transitar por las escaleras entre el cielo y la tierra (sí, Jarvis me recomendó esa película). Entre esos dulces minutos entre ‘Common People’ y ‘Babies’ uno es capaz de creer que un futuro más brillante puede llegar. Supongo que pocas manos pueden conseguir eso. Dani Grandes

Renaldo & Clara 

No voy a descubrir la sopa de ajo ahora si afirmo que “La boca aigua” fue uno de los mejores discos editados en catalán el año pasado y sentía curiosidad por ver como lo defendería Clara Vinyals en las distancias más largas de un gran escenario. Y lo cierto es que todo lo inocentón, próximo y naïf que tiene su indie-pop delicado, pierde pegada cuado la correa de transmisión se alarga y me temo que a ella le falta cierta determinación a la hora de presentarlo. Igual es la falta de costumbre, pero canciones como “S’està millor al carrer” pueden ser defendidas con mayor pegada. D.D. 

Vampire Weekend 

Los estadounidenses Vampire Weekend se han convertido en una suerte de rara avis en el mundo del pop actual. Por lo menos entre los artistas capaces de, como en esta ocasión, encabezar el cartel de un festival. En cierta manera, disfrutásemos más o menos con su show, fue un placer ver que todavía quedan artistas que se mueven exclusivamente por su creatividad. O mejor dicho, por la de Ezra Koenig, quien ha abrazado de nuevo a sus compañeros en esta gira de Only God Was Above Us(24). Su pop es cada día más barroco y rico en arreglos, lo cual requiere que uno deba emplear todos sus sentidos en meterse en un concierto que bien podría estar llevándose a cabo en décadas pretéritas (cuando el bailarín apareció en “Classical” nos plantamos en el New York de los setenta). Pero entonces empezaron a caer “Cape Cod Kwassa Kwassa”, “Oxford Comma”, “Gen-X Cops”, “A-Punk” e incluso la inesperada “New Dorp. New York” –aquel extraño hit de SBTRKT con voz de Koenig– y nos permitieron, aunque fuera por un rato, sentirnos más vivos que intelectuales. Joan S. Luna

The Last Dinner Party - Foto de Enric Pamies

Viernes 31 de mayo 

Disclosure

Hacía casi una década que el dúo inglés no sacaba el polvo a su live, por lo que su actuación en el main stage se presentaba como una cita indispensable. El show de Disclosure llega a la playa de Barcelona como una de esas botellas con cartas de amor que acaban en la orilla después de años flotando por el océano. El escenario se convirtió en una máquina del tiempo mientras la banda reivindicaba una electrónica disfrutona que nos recuerda a un hedonismo anacrónico, a un club del pasado que quizás viva mejor en él. “When A Fire Starts To Burn” despertó en el público un efusivo flashback de energía, pero la euforia pronto se transformó en monotonía-dance ante un directo orgánico que no parecía aportar demasiado a la discografía de Disclosure. La carta de amor llegó a la orilla, pero quizás su destinatario ya había olvidado este romance. Dani Grandes

Ethel Cain

A pesar de los millones de reproducciones que atesoran canciones suyas como “American Teenager”, debo reconocer que fue toda una sorpresa comprobar el poder de convocatoria de la estadounidense entre un público mayoritariamente extranjero que, ademas, coreó los estribillos y acompañó con sus vítores un concierto que resultó muy corto. Una especie de aperitivo musical de lo que puede ser capaz de desarrollar Ethel Cain en una sala, donde la intimidad de su propuesta debe ganar muchos enteros a la hora de transmitir todo ese torrente de emociones escondidos tras canciones como “A House in Nebraska” o “Sun Bleached Flies”. Lució camiseta a favor de Palestina y dedicó un sonoro “Fuck Genocide” en una de las pocas proclamas políticas que se escucharon en el festival. D.D.

Faye Webster

Precedida por un divertido vídeo de presentación protagonizado por los Minions, la actuación de Faye Webster fue de auténtico lujo. La de Atlanta venía más que dispuesta a dejar huella con su flamante Underdressed at the Symphony bajo el brazo, acompañada de una banda cuyo empaque y elegancia era de auténtico lujo y en la que sobresalía la pericia a la pedal steel de Matt “Pistol” Stoessel y un estelar Charles Garner a la batería. Juntos auparon la preciosa voz de la jefa, que sobresalió en temas como la inicial “But Not Kiiss” o “Thinking About You”. Una propuesta madura y atemperada que nos dejó con ganas de mucho más. D.D.

Lana del Rey 

Pase por decir de entrada que no soy un gran seguidor de la cantante estadounidense, aunque le reconozco el mérito a discos de la tallaNorman Fucking Rockwell! y admito que atesora un buen número de canciones de esas que emiten un fascinante halo de ensueño y seducción.  Sin embargo, debo reconocer que su directo me ganó para la causa. Un bolo que fue de menos a más, con una puesta en escena elegante, aunque sin llegar a los niveles de por ejemplo la de The 1975’s, unas coristas a las que seguro paga como se merecen, es decir, muy bien y la recreación de un ambiente íntimo a base de gasas, cuerpo de baile y vaporoso piano-bar. Y encima sin dejarse en el tintero temas ganadores como “West Coast” , “Video Games” o “Yong And Beautiful” interpretados con esa complicidad seductora y delicada ajena a cualquier estridencia. Ah y muy bonito el detalle final de, una vez finalizado el concierto, acercarse a charlar y hacerse selfies con sus fans de las primeras filas da buena cuenta de lo mucho que Lana del Rey se deja querer y cuida a sus fans. D.D. 

The Last Dinner Party

Cuando se produce un hype como el protagonizado por las inglesas The Last Dinner Party, las alarmas de lo prefabricado saltan en el interior de más de uno. Si encima es un grupo compuesto por chicas que tocan muy bien, el tema incluso toma cierto halo de misoginia. Sin embargo, ellas salen al escenario a lo suyo, conscientes del puñado de buenos temas que ya atesoran y con los deberes del local de ensayo muy bien realizados. Se muestran dinámicas, simpáticas, danzarinas y seductoras, pero la sombra de la duda sigue ahí proyectada en la cabeza de mas de uno, así que habrá que esperar a ese segundo disco que las confirme como una realidad sin resquicio de duda o las condene a la papelera de la historia. D.D.

The National 

Lo de The National es digno de estudio. Personalmente no conozco a nadie entre mi larga lista de amistades que sea seguidor empedernido de esta banda y, sin embargo, a todo el mundo les parece un grupo merecedor del estatus que ocupan a escala internacional. Y es que el suyo es el triunfo de lo correcto y justo así cabe catalogar su directo en el Primavera Sound. Una actuación pulcra, aseada, profesional y…algo larga y anodina.  Pero es que lo suyo es así: sin estridencias ni fantasmadas, el triunfo de lo políticamente correcto y voy a decirlo, porque sino reviento, aburrido D.D. 

Nusar3000

Parecía imposible concentrar en un escenario el maremoto de ideas sonoras —texturas, referencias, folklores, géneros— que inunda cada tema de uno de los productores más misteriosamente creativos del panorama nacional. Nusar3000 estrenó en el Plenitude un live tan valiente como efectivo del que brotó una faceta inédita del artista. Jubilando el DDJ y desenfundando por primera vez el micrófono se presenta ante los más madrugadores un inclasificable trovador neo-medieval. El productor se convirtió en el maestro de ceremonias de un divertidísimo desfile de género urbano. De entre funk brasileño, jersey club y una voz magnéticamente maleable brotó una química inusual, innegable y espontánea capaz de humanizar a aquel que se esconde tras la máscara. Nusar3000 se consolida en el Primavera como nuestro particular superhéroe de Soundcloud (el que necesitamos y el que muy probablemente no merecemos). Dani Grandes

They Hate Change

Aunque ya formaron parte del Primavera Weekender de hace un par de años, el vibrante show de los estadounidenses They Hate Change en Boiler Room fue toda una sorpresa. Lo fue por su forma de combinar rap y bases electrónicas etiquetables en géneros diversos y por la forma en la que Vonne Parks y Andre Gainey contagiaron a la audiencia con su espontaneidad y, sobre todo, su energía. Joan S. Luna

Tirzah

Puede que el paso de Tirzah por el Plenitude fuera una de las actuaciones más atípicamente enigmáticas de esta edición del Primavera. La artista sólo necesitó un foco para reivindicar una estética tan minimalista como fantasmal. Uno recuerda las fantasmagorías de Burial cuando ese crepitar electrónico se hace presente en las baladas de Tirzah, casi como si de una cacofonía técnica se tratara. Entre un público en estado de trance pudo un servidor imaginarse este directo sonando en un espacio liminal, o a David Lynch disfrutando de este onírico trap lo-fi. ¿Vi este concierto o lo soñé anoche? Dani Grandes

Troye Sivan

Troye Sivan lo tiene todo. Una desbordante simpatía, un magnetismo que enamora, un show fresco y dinámico y un puñado de hits que se te metieron en la cabeza en un momento dado y que no se irán por lo menos durante un largo tiempo. Convirtió el escenario en una fiesta desde el inicio con “Got Me Started” hasta la apoteosis final con “1999”, “Honey” y, ya como despedida, el inmenso “Rush”. Ah, y ahí estuvo Guitarricadelafuente, para compartir ese “In My Room” con toda su complicidad. Mercè Gutiérrez

PULP- Foto de Enric Pamies

Sábado 1 de junio 

Alcalá Norte

Los madrileños Alcalá Norte posiblemente sean el grupo independiente español del momento, algo que no se tradujo en la afluencia de público a su show, algo fácil de entender atendiendo a la cantidad de extranjeros asistentes al festival. En todo caso, después de abarrotar la sala barcelonesa en la que habían actuado días atrás, Alcalá Norte se mostraron muy seguros de si mismos. “Los Chavales” sonó apenas empezar el show subrayando ya que buenos temas no les faltan. Pero hay algo en ellos que despista mucho, muchísimo. Cada miembro tiene su propia personalidad y parece llegado al mundo Alcalá Norte desde un planeta distinto, aunque si todo encaja no hay problema ninguno. Las dudas aparecen cuando Jaime Barbosa, su particular batería, toma el protagonismo a la hora de dirigirse al público. En esos momentos hay una especie de choque de universos extraño. El sonido post-punk del grupo, la interpretación de Álvaro Rivas, los teclados hipnóticos de Laura de Diego y las interesantes letras de las canciones se topan de frente con un humor castizo que arrasa con todo lo que pilla por delante más de lo a algunos nos gustaría. Pero es lo que hay, quizás precisamente eso es lo que busca el grupo y no soy yo nadie para restarle valor. Joan S. Luna

American Football

Aunque el suyo fuese un show muy esperado para sus fieles –interpretaban completo su primer álbum, que cumple veinticinco años–, no fue la noche de American Football. Todo parecía jugar contra, desde el sonido de Bikini Kill que se filtraba a lo bruto –de ahí que Mike Kinsella bromease un par de veces presentándose como ellas–, hasta el que Steve Holmes entrase mal en un par de temas, pero lo que más jugó en contra suyo fue que el propio Kinsella tirase la toalla muy pronto. Se le vio desganado, sin cantar con el sentimiento que merecen canciones como “Honestly?” o “I’ll See You When We’re Both Not So Emotional”. Quizás tenía razón cuando dijo aquello de “a esta hora debería estar durmiendo”. Joan S. Luna

Bikini Kill

Empecemos por el final. Sí, Bikini Kill se despidieron con la obligada “Rebel Girl”, pero antes habían caído una veintena de esos himnos que las convirtieron en leyenda. Finalmente pudimos verlas tras su cancelación de hace un par de años, y la espera valió la pena. Sonaron convincentes, directas, lo bastante crudas y rápidas para que su mensaje entrase debe. Un amigo comentaba que se las esperaba más punk y menos Le Tigre de lo que sonaron como si eso fuera malo. Se equivocaba. A mí me encantaron y fue un placer ver que Kathleen Hanna mantiene todavía la fuerza reivindicativa para que su bolo fuera un puñetazo en la mesa y para enfrentarse a un puñado de energúmenos que la increparon en un par de ocasiones. Mercè Gutiérrez

Charli XCX

La gala inaugural de la “BRAT era” ha sido muchísimo más que el sueño húmedo de cualquier fan de Charli XCX. La cantante nos convocó en el funeral de su faceta pop, enterrando a “Crash” en una oda al club, al hyperpop, a sus amigas y, por encima de todo, a ella misma. Imposible no sentirse ante el clímax de la carrera de Charli, ante su proyecto más sincero y ambicioso, ante el perfeccionamiento de su fórmula. Imposible no dejarse llevar por esta catarsis colectiva, por una experiencia religiosa —mucho más que la de las Stella Maris— que sustituye los halos de luz divinos por cegadores flashes de paparazzis capaces de convertir a Charli en una especie de figura mística y etérea. El público del Primavera tuvo que esperar al domingo para asistir a misa. Morimos y resucitamos. Amén. Dani Grandes

Clipse

Pusha T y su hermano No Malice volvían al festival que les acogió en 2008 como Clipse y al que Pusha T volvió el año pasado. Pero ha llovido mucho desde aquel hit que fue “Grindin’” y desde que “Hell Hath No Fury” (06), con su minimalismo, supuso un pequeño revulsivo para la escena rapera estadounidense. No generaron la misma atención, pero estuvo bien recordar que, aunque fuesen menos los representantes (Freddie Gibbs, el combativo billy woods, Roc Marciano...) el hip hop con tradición continúa esparciendo nombres interesantes por el cartel del festival, estén estos de mayor o menos actualidad. No marcaron a fuego su nuevo paso por el Primavera, pero lo que vimos de su actuación no decepcionó. Joan S. Luna

Lankum

La oscuridad del Auditori del Fórum le sentó como un guante de seda (negra, negrísima) a la propuesta de este quinteto irlandés, que desplegó su oscuro folk tradicional con esa liturgia barroca y pagana que elevaba el espíritu de los oyentes. Entre chascarrillos y alusiones al genocidio que está tiñendo de rojo la otra ribera del Mediterráneo, se despidieron con una heladora “Go Dig My Grave” de su último y mejor álbum “False Lankum”. D.D.

Mabel

Cuando Mabel se dirigió al público en castellano –una vez, luego debió darse cuenta de que se la entendía más en inglés–, recordamos que, en realidad, la británica nació en Málaga y algo queda. Hija de Neneh Cherry y el productor Cameron McVey –ambos estaban viéndola, como hizo a bien recordarnos–, Mabel empieza a destacar pese a la fuerte competencia actual para propuestas de su órbita. Acompañada por unas coristas impecables y tras unos quince minutos de sesión de su DJ, Mabel ofreció un concierto más que solvente al margen de que su repertorio no mantenga siempre el mismo nivel. Obviamente, no faltó “Don’t Call Me Up”. Joan S. Luna

Merina Gris

Si alguien pudo ser capaz de cortocircuitar el Fórum, esos fueron sin lugar a dudas Merina Gris. La banda euskalduna demuestra que no hay muralla idiomática que pueda resistir a esta bola de demolición de efusiva electrónica, a un directo frenéticamente físico que explora la vertiente más enajenada del pop nacional. Nadie lo está haciendo como Merina. Quizás por eso su performance rezume una sinceridad visceral, una rabia que explota en forma de euforia y que fue capaz de hacer levitar a un público que todavía estaba con el café en la mano. Violencia y ternura van de la mano en este akelarre de vibraciones, gritos y sintetizadores. Uno podría morir abrazado por Merina Gris y sentirse agradecido por ello. Dani Grandes

Militarie Gun

Los estadounidenses Militarie Gun venían a presentar ese “Life Under The Gun” que, el año pasado, les convirtió en una de las sensaciones del hardcore de tintes indie rock –o es a la inversa–. Y se lo tomaron muy en serio repasando prácticamente todas sus canciones, una tras otras –más su efectivísima versión del “Song #2” de Blur–. Ian Shelton no es el mejor cantante del mundo, pero es uno de esos tipos que si es necesario se deja la garganta hasta hacerla pedazos y un maestro introduciendo canciones como “My Friends Are Having A Hard Time”. Apenas unas horas más tarde, en su Unexpected Show en el Red Sound Studio Etnia del mismo festival, pudimos volver a verles de nuevo mucho más borrachos, pero también más viscerales dándole a “Ain’t No Flowers”. Volvían a tocar el domingo, así que fueron tres los conciertos que dieron en Barcelona, pero mira por dónde, ya queremos que vuelvan. Joan S. Luna

Mitski

Que me perdonen los fans, que resulta los hay en España, pero no acabé de entrar en la propuesta minimal de Mitski, Cabe decir que no jugó a su favor salir al terreno de juego después del monumental concierto de PJ Harvey, y tampoco la benefició que la lluvia hubiera calado al personal  y su propuesta no es de las de sacudirse el exceso de agua acumulado. Lo centró todo en su figura, su ensoñadora voz y una parca puesta en escena y, aunque imagino que convenció a los confesos y a los que disfrutan de su último disco The land is inhospitable and so are we que casí tocó en su totalidad, a mi el frio me fue llegando hasta los huesos de la indiferencia. D.D.

PJ Harvey

Quizás consciente que su último disco no ha sido acogido con el mismo entusiasmo que una obra tan rotunda como “Let England Shake” o incluso que el anterior, aunque alejado en el tiempo, “The Community Of Hope”, la inglesa casi lo ventiló a la primera de cambio en sus tres primeras canciones, para luego reivindicarse y darse un gran baño de fidelidad. Y digo lo baño porque durante su actuación cayó una buena y de allí no se movía ni el tato. Lluvia que en otras circunstancias hubiera arruinado el concierto, pero que con Pj Harvey y su banda en estado de gracia, convirtió su concierto en algo tan especial como épico. Además tuvo a bien acordarse de Steve Albini, al que le dedicó una acústica e íntima “The Desperate Kingdom of Love”, para despedirse por todo lo alto con “Dress”, “Down By The Water” y “To Bring You My Love”. ¿El mejor bolo del Primavera de esta año?. Casi, casi apostaría que sí, aunque verlos todos para comparar es imposible. D.D.

Romy 

A su manera, Romy –Romy Madley Croft para ser exactos– siempre ha sido una estrella. Modesta, pero estrella. Lo era cuando, enigmática, se situaba al frente de unos The xx lánguidos y brumosos. Y lo es todavía más ahora, cuando se deja lleva por el adictivo pop electrónico del que fue uno de mis discos favoritos del pasado año, Mid Air (23). Mientras las divas pop emplean horas y horas en perfeccionar su coreografías y su puesta en escena, Romy prefiere pasárselo en grande en el escenario y, de paso, contagiarnos con su frescura y su espontaneidad. Y puedo asegurarles –si no estuvieron allí– que lo consigue. Sobradamente. Con el respaldo de una compañera que se encarga de lanzar pistas, añadir percusiones y poco más, Romy canta como ella sabe, baila por el escenario como si estuviera en su fiesta de graduación y nos recuerda que, al margen de que el mundo esté patas arriba, tenemos que disfrutar de la vida a cada momento. Repasó “Mid Air” en profundidad, salpicó el concierto con una pizquita de The xx, recuperó la pistera “Lights Out” y se fue con “Strong”. Poco más podíamos pedirle a una artista que nos ha demostrado que, al final, lo importante son las canciones y que las sientas de verdad practiques el estilo que practiques. Joan S. Luna 

Steve Albini

El reciente fallecimiento de Steve Albini ha sido uno de los acontecimientos más tristes de los últimos años por lo que respecta a la escena musical independiente y alternativa. Obviamente, también fue un duro golpe para los aficionados acostumbrados a ver a Shellac año tras año en el festival, y para sus responsables, quienes le han dedicado el escenario en el que deberían haber actuado. De ahí que varios cientos de personas acudieran a la escucha-homenaje de “To All Trains” (24), el disco póstumo de la banda estadounidense. Alguien dejó un ramo de flores en su honor que lució colgado en la estructura del escenario durante todo el festival. Joan S. Luna

SZA

El escenario del Primavera Sound se convirtió de repente en un cuento en cuanto SZA apareció. Junto a un extenso catálogo, equilibrado entre “Ctrl” (17) y “SOS” (22), la norteamericana cantó y bailó a un público completamente entregado. Como en todo buen cuento, los sentimientos fueron cambiantes, ya que bailaron entre la euforia total, la seducción y la melancolía. Esta vez el cuento no terminó con un “The End”, ya que tras el final la artista regaló al público de Barcelona el tema “20 Something” mientras el público se transformaba en un emocionante mar de lágrimas. Àlex Ribera Nadales

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