Las dos caras de la moneda
Conciertos / Primal Scream

Las dos caras de la moneda

6 / 10
Lluís S. Ceprián — 12-06-2017
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Fecha — 11 junio, 2017
Sala — Razzmatazz 1, Barcelona
Fotografía — Kevin Zammit

Primal Scream no es una banda que se prodigue demasiado en estos lares más allá de los festivales. De hecho la única gira de presentación de disco en más de veinte años que ha pasado por nuestro país fue con motivo del 20º aniversario del álbum “Screamadelica” en 2010. La excusa, esta vez, fue la presentación de su último disco, “Chaosmosis” (First International, 2016), una vuelta premeditada a la época más bailonga de “Screamadelica” o “XTRMNTR”, pero todo quedo en un mero pretexto, ya que del último disco únicamente interpretaron dos temas. El resto fue un picoteo entre lo más granado de una discografía que se extiende a lo largo de más de tres décadas.

Lo cierto es que los escoceses se encontraron con una sala a medio gas. Quizá la proximidad en el calendario con otros festivales, no jugó a su favor. En todo caso Bobby Gillespie y compañía fueron a lo suyo, y se dedicaron a desgranar un breve set de tan solo once temas más un bis de dos más de propina. En total fue menos de una hora y media que sirvió para ver las dos caras del grupo. Por un lado la pésima, la de la desidia, la del piloto automático, la del mirar el reloj, que coincidió con el primer tramo del concierto. Gillespie tardó cinco temas en meterse en materia. Una lástima porque malgastó pelotazos de la talla de “Swastika Eyes”, con la que abrieron, “Slip Inside”, “Jailbird” y “Dolls”. Fue un inicio de concierto para olvidar, que les acercó más al concepto de pub band, y les alejó del de combo cósmico del rock, con integrantes procedentes de My Bloody Valentine (Kevin Shields) o The Stone Roses (Mani). Pero con “It’s alright, It’s OK” hubo una conexión con el público que ya no soltarían hasta el final. Enlazaron con la madchesteriana “Feeling Like a (Demon Again)” y dieron un descanso con “Star”, antes de encarar un tramo final en crescendo, protagonizado por “Loaded”, “Country Girl” –El mejor momento del concierto- y “Rocks”.

Primal Scream son capaces de esto, de presentarte su peor y su mejor cara en tan solo 50 minutos. Consiguieron lo que parecía imposible: levantar un concierto que olía a tufo de fracaso. Le dieron la vuelta, y cuando todo cogía un cuerpo óptimo, van y escatiman con un bis tacaño, con tan solo un par de temas. Vale que acabaron con “Moving on Up”, pero muchos pensarán que un bolo de apenas una hora y cuarto, se hace corto, muy corto, para una banda con su bagaje. En fin, no hay que olvidar que son Primal Scream, o lo que es lo mismo, la ruleta rusa del rock n’ roll. Son como Happy Mondays o The Stone Roses, pero con algún que otro momento bueno en la recámara.

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