Zahara reina entre los pueblos
Conciertos / Zahara

Zahara reina entre los pueblos

7 / 10
Alberto Bonilla — 29-04-2022
Fecha — 27 abril, 2022
Fotografía — Javier Escorzo

El miércoles fue día grande para la boina. Navarra acogió por primera vez en su historia unos premios musicales a nivel estatal, los Premios de la Música independiente, organizados por la Unión Fonográfica Independiente (UFI). Un evento de una magnitud a la que nos estamos demasiado acostumbrados por estos lares y que, probablemente, conjunción interplanetaria mediante, no vuelva a suceder en las próximas seis o siete décadas.

Conocedores de esta irrefutable realidad, la Comunidad Foral se engalanó en la noche del miércoles como en los tiempos del Rey Sancho Garcés III. El pabellón Navarra Arena, que congregó a más de un millar de personas entre invitados y público, extendió su alfombra roja para acoger a lo más granado de la música independiente española, pero no solo independiente.

Y es que, junto a la que fue la indiscutible triunfadora de la noche, una Zahara modo Zoom, las artistas más citadas y reivindicadas de la gala fueron las gallegas Tanxugueiras y la catalana Rigoberta Bandini, estrellas patrias tanto para indies como para radioformuleros después de su paso por el Benidorm Fest. Todas ellas además con el denominador común de ser mujeres, lo que demuestra el creciente poder femenino en la industria musical española; pero también coincidentes en su excusada pero triste ausencia física en la noche del miércoles (lista de los premiados).

Siendo Pamplona la ciudad de acogida del evento, a nadie resultó extraño que la gala diera comienzo con protagonismo local. El colectivo Chill Mafia, con tropocientas personas tanto en escenario como en las voces, dio inicio a la velada en un escenario paralelo con su ya éxito “Barkhatu” y con las mismas dosis de autotune que de autocensura, por motivos lógicos que a estas alturas quizás no haga falta desgranar. Un inicio en alto, capitaneado por unos potentes graves que hacían presagiar una noche explosiva, pero que no volvieron a hacer aparición en toda la gala.

No tardó la organización en conectarnos virtualmente con Zahara que pronto se alzó con el primero de los seis galardones que logró en la noche de ayer, entre ellos el de la novedosa categoría a mejor letra por “Merichane”. Los premios se fueron sucediendo por intercesión de Carolina Iglesias, acertada presentadora para una ceremonia en la que los nominados no mostraron demasiada implicación ni empatía ante los reiterados intentos de Iglesias por levantar el asunto. En este sentido, no ayudó a alzar el ánimo que Maria Arnal, sin Marcel Bagés por enfermedad, sonase algo difuminada en el apartado vocal a la hora de interpretar una delicada “Meteorit ferit”, que probablemente requiera de otro tipo de escenario y gentío.

Esta última fue una de las muestras del espíritu multicultural y multilingüe de los premios que reconocieron al proyecto gallego Baiuca con dos galardones, que fue el encargado de ponerle el broche a la ceremonia; pero también a la música en euskera, mediante una magnífica y emocionante actuación de Izaro junto a Eva Amaral, que se estrenaba en la lengua y que no titubeó ni un segundo en la interpretación de “Argia”.

Hicieron también lo propio el rock de Ilegales que cumple 40 años en los escenarios y Rosario La Tremendita, ganadora en la categoría de flamenco, que interpretó su “Tremenda Valeriana” con enorme pasión. Pero sin duda el momento musical de la gala no llegó hasta que Carolina Iglesias inició el canto del “Ay mamá” de Rigoberta Bandini, que a modo de karaoke en las pantallas fue coreado al estilo hooligan inglés por un público bastante reservado hasta ese momento a pesar del contexto festivo.

Otros momentos destacables de la velada estuvieron protagonizados por una Maika Makovski recibiendo su premio disfrazada de señora mayor, que nadie entendió demasiado bien más allá de, quizás, la alusión al rock como algo de puretas o como reivindicación de la tercera edad; el enésimo premio para Eduardo Paniagua, que es el máximo galardonado de la historia de los MIN; y el premio honorífico para Paco Clavel, que acabó cantando “El Morrongo” (“un tema indie de los años 20”) y confesando que el primer disco de la Movida fue editado en nada más y nada menos que en…Pamplona.

Pero nada de ello tuvo ni la mitad de impacto en la audiencia que el testimonio de la propia Zahara al recibir el premio a mejor álbum del año: “Ojalá cuando fui una niña no hubieran abusado de mí. Ojalá no me hubiera intentado suicidar a los doce años. Ojalá no hubieran abusado de mí. Ojalá no hubiera tenido un novio maltratador. Ojalá que discos como “PUTA” no tengan que hacerse nunca más”. Un resumen íntimo, desgarrador pero también certero del que ha sido el trabajo más reconocido por la industria y crítica musical patria en los últimos doce meses.

Kase.O, otro de los ausentes, se alzó con el premio en músicas urbanas y Maria Arnal se hizo con el de mejor directo. Pero no tuvo tanta suerte Alizzz, que después del viajecito a Navarra no logró llevarse ningún galardón de entre sus cinco nominaciones, ni los artistas navarros, que siendo anfitriones no consiguieron destacar en ninguna categoría. ¿No hubiera sido día ayer para reconocer un poquito más a la prolífica escena musical navarra? Por pedir que no quede.

En definitiva, una noche tan bien organizada como algo fría por parte del respetable, que a veces parece confundir lo underground con lo extremadamente inalterable. Pero nada de ello puede empañar la acertada apuesta por seguir expandiendo los MIN más allá de Madrid y con mayor protagonismo de todas las músicas, tanto en géneros como en lenguas. La gente de provincias lo agradecemos.

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